Por Fer Suarez
Cuando el frío es tan intenso que hace arder la piel. Contra una voluntad hecha añicos, los huesos se sacuden en rítmicos espasmos de violenta sensualidad. La mirada se expande hasta parajes inhumanos y recupera su sensibilidad en profundos tonos de gris. Pasado, presente y futuro se confunden en estas lúgubres danzas. La crueldad y la dulzura, el frágil corazón latiendo a través de pulsos sintéticos y el estómago que pide más tiernos castigos. Nítidas visiones de arquitecturas brutalistas borroneadas por un filtro de tibias lágrimas y dientes rechinando. Y si, en última instancia, los sentimientos no son más que impulsos eléctricos atravesando las neuronas, entonces nada mejor que estas melodías mecánicas para traducirlos.
Dedicado a Duck Malatesta, musa inspiradora y gestora de la idea para este disco.
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