Por Fernando Suarez.
-Fifth Column "To sir with hate" (1986)
Con un nombre tomado de una maniobra militar utilizada por Franco durante la guerra civil española, Fifth Column fue, sin duda alguna, uno de los pilares del movimiento Queercore que se comenzó a gestar en Canadá a mediados de los ochentas. Basta mencionar que en sus filas encontramos a G.B. Jones, creadora (junto al afamado cineasta Bruce LaBruce, quien oficiara como Go-Go Dancer en los primeros shows del grupo) del fanzine J.D.s., probablemente el primero en concebir la idea misma de Queercore. En lo musical, lo que aquí tenemos es un Post-Punk oscuro, que no le temía a la experimentación ni a la melodía, por momentos acercándose a la No-Wave neoyorquina, en otros sonando casi como unos B-52's suicidas, para luego flirtear con el Kraut-Rock, la Psicodelia, el Dub e incluso el Jazz, todo en un marco de absoluta libertad creativa que nunca desatendía la intensidad ni el nervio Punk. Con largos intervalos, el grupo luego editaría dos discos más ("All time queen of the world" en 1990 y "36c" en 1994), que acentuarían su costado melódico y su gusto por el Pop sesentoso, sin por ello perder cualidades características. También vale mencionar que G.B. Jones continúa hasta el día de hoy con su carrera artística, aunque volcada principalmente a las artes plásticas (sus dibujos homenajeando a Tom de Finlandia en clave lésbica están para chuparse los dedos, si me entienden) y al cine.
-God Is My Co-Pilot "I am not this body" (1992)
Siempre bajo la tutela del matrimonio bisexual conformado por Sharon Topper (vocalista) y Craig Flanagin (guitarrista), God Is My Co-Pilot supo rodearse de infinidad de músicos (entre ellos, John Zorn, Elliott Sharp y demás luminarias del Avant-Garde neoyorquino) para llevar adelante su particular visión artística. Los treinta y cuatro (sí, leyeron bien) temas que componen este álbum debut ya daban cuenta del gusto de esta gente por la No-Wave, las guitarras disonantes, los ritmos epilépticos, la experimentación más salvaje y el más corrosivo sentido del humor, pautas que se mantendrían a lo largo de su extensa discografía.
-Mukilteo Fairies "Closet check" (1994)
Once temas en once minutos. Vértigo, rabia, demencia, frustración, un retorcido sentido del humor y un sonido parado a mitad de camino entre el Hardcore, el Punk y el Grindcore es lo que este cuarteto ofrecía con absoluta desenvoltura y una energía arrasadora. Sólo dos ep's (el que nos ocupa y "Special rites", editado el mismo año) bastaron para que Mukilteo Fairies lograra notoriedad en la escena Queercore (son mencionados por Limp Wrist en su tema "Ode", junto a otras luminarias del estilo), por no mencionar que de su seno saldrían músicos que luego formarían parte de grupos como Behead The Prophet N.L.S.L. y ...And You Will Know Us By The Trail Of Dead.
-Pansy Division "Deflowered" (1994)
En términos de sentido del humor, desparpajo, ingenio despojado de pretensiones y perfectas canciones Pop revestidas de puro y energizante Punk-Rock, podría decirse que Pansy Division son algo así como los Ramones del Queercore. Y, como sucede con los Fabulosos Cuatro neoyorquinos, es difícil señalar un único álbum en una discografía más bien abultada (je) y que mantiene un nivel parejo y pautas estilísticas bien definidas. En mi podio personal, este segundo disco se lleva el premio grande gracias a antídotos musicales contra el mal humor como "Reciprocate", "James Bondage", "Groovy underwear", "Fluffy city" o "Beercan boy" y, en especial, a esa gema de absoluta belleza melancólica (letra y música por igual) que es "Deep water".
-Behead The Prophet, No Lord Shall Live "I am that great and fiery force" (1996)
Con un nombre tomado de un tema de Deicide, este quinteto (a veces conocido como Behead The Prophet N.L.S.L.) oriundo de Olympia y fundado por ex integrantes de Mukilteo Fairies no tenía ningún complejo a la hora de manejarse dentro de los parámetros más extremos que el Hardcore tenía para ofrecer desde mediados de los noventas. Por ejemplo, este único larga duración apilaba veintidós temas en veinte minutos, plagados de alaridos desgarrados, vértigo, caos, guitarras descontroladas, instrumentos no convencionales (saxofón y violín, todo puesto al servicio de esta hermosa cacofonía) y mucho pero mucho ruido. Por momentos se acercaban a la intensidad del Powerviolence y, en otros, podían competir con el Noisecore más reventado y enfermo pero siempre exhibían una personalidad única e inconfundible. No por nada llegaron a compartir un split con Thrones, el delirante proyecto unipersonal del ex Melvins Joe Preston.
-Longstocking "Once upon a time called now" (1997)
Comandadas por el ENORME talento compositivo de Tamala Poljack (hasta ese entonces, integrante de grupos más volcados al Noise como Oiler y Fleabag), estas chicas (y un chico) se ganaron un lugar entre lo más destacado del sello Chainsaw (regenteado por Donna Dresch de Team Dresch) a pesar de su corta vida. "Once upon a time called now" sería su único larga duración y en él se dan cita diez canciones perfectas e infecciosas, que mostraban a un grupo capaz de balancear las más hermosas melodías Pop (mención aparte para la estupenda labor vocal) con un vigoroso empuje rítmico y un trabajo de guitarras disonantes que pondría verde de envidia a gente como Jawbox o Sonic Youth.
-Dominatrix "Self delight" (1998)
Brasil también tiene lo suyo, claro que sí. Cuatro chicas que, desde 1995 y a través de numerosos cambios de formación, han logrado trazar una especie de puente entre el Queercore y las Riot Grrrls, aunque ellas se definen, simplemente, como Hardcore feminista. Y, ciertamente, su sonido está plantado firmemente en el Hardcore y el Punk, más cerca de bandas como Tilt o Discount que de Bikini Kill o Sleater-Kinney, por poner un ejemplo. Pero, a pesar de la vigorosa energía que transmiten sus canciones, éstas nunca pierden de vista la melodía ni la emotividad (por momentos, se las podría describir como unas Bad Religion estrogenadas o algo así), como bien queda demostrado en este segundo disco.
-Tribe 8 "Role models for Amerika" (1998)
Con este tercer disco (editado, al igual que los previos "Fist city" y "Snarkism", por Alternative Tentacles) se despedían las tortilleras más salvajes y queribles de la historia del Punk-Rock. Y, si bien gran parte de su leyenda se construyó gracias a sus shows en vivo (donde, aparte de sus rabiosas proclamas y su actitud confrontativa, teníamos desnudismo, rituales de castración, dildos y una saludable reivindicación del sadomasoquismo lésbico), "Role models for Amerika" se presenta como su trabajo musical más acabado (je) y compacto. Siempre plantadas en terreno Hardcore/Punk (en algún lugar entre D.O.A., Dead Kennedys y M.D.C., por poner algunos ejemplos), las chicas aportaban variedad arrimándose a diversos géneros, como el Funk, Blues, Crossover/Thrash (referencia a Suicidal Tendencies incluida), Reggae y hasta algún jugueteo electrónico con frescura e insolencia envidiables. Ah, y como si eso fuera poco, nos regalaban una versión del himno "Rise above" de Black Flag que está para aplaudir de pie hasta que sangren las manos.
-The Butchies "Population 1975" (1999)
Tras la disolución de Team Dresch, Kaia Wilson (cantante y guitarrista del grupo) se llevó consigo a la baterista Melissa York y, junto a la bajista Alison Marlew, dieron vida a The Butchies. Sin perder de vista su linaje Punk y la emotividad ardiente que caracterizaba a Team Dresch, el trío ponía un evidente énfasis en la melodía, por momentos metiéndose de cabeza en el Power-Pop (y con unos coros absolutamente irresistibles) y, en otros, jugando con dinámicas propias del Post-Hardcore más refinado. Con cuatro disco en su haber (siendo el que nos ocupa el segundo de ellos), The Butchies nos legaron algunas de las canciones más hermosas en la historia del Queercore y del Punk en general.
-Hunx And His Punx "Street Punk" (2013)
Lo que comenzó como un proyecto paralelo para que Seth Bogart (miembro de los Electro-Pop Gravy Train!!!!, aquí rebautizado como Hunx) diera rienda suelta a su amor por el Bubblegum, el Punk Ramonero y las bandas de chicas, derivó, en este tercer disco (si contamos el compilado "Gay singles"), en un descontrolado torbellino de puro y crudo Punk-Rock. La diversión se mantiene intacta e inclusive algunas de las melodías chiclosas vuelven a decir presente (aunque aquí suenan más a Misfits que a Ramones) pero estos doce temas, comprimidos en poco más de veinte minutos, suben notablemente el nivel de agresión musical con respecto a las entregas previas e invitan inequívocamente a frotarse en un enérgico pogo. Y, como frutilla sobre la torta (je), tenemos una impresionante versión del inmortal "Egg raid on Mojo" de los Beastie Boys.
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