Por Manuel Platino
-Fugazi "Steady Diet of Nothing" (1991)
Tenés tres minutos, hacé la pregunta.
Estas son nuestras demandas: Queremos el control de nuestros cuerpos, las decisiones serán nuestras. Podés seguir con tus nobles acciones, nosotros seguiremos cargando nuestras nobles cicatrices. Vos podés pretender decidir sobre mi destino, pero yo no te debo nada, vos no tenés el control. Nadie aquí te está preguntando.
Hay sangre en tu boca, pero no en la mía.
Escuchar a Fugazi es una experiencia complicada, porque es una banda complicada. Desde todo punto de vista, ya sea el extraño sentido del ritmo de Canty y Lally quienes, si bien dejan entrever su costado funky, tienen un groove que siempre suena nuevo y refrescante, como el de ningún otro músico que haya escuchado antes. Y si bien la música no es la más técnica de todas, ni la producción la más merqueada de todas (aunque siempre pensé que les vendría bien un poco más de energía a los dos primeros discos de Fugazi en ese aspecto, no mucho), las ideas fluyen todo el tiempo en cada una de las canciones, siempre cambiantes pero pegadizas a la vez, en dinámicas contradictorias, como parte del inconformismo típico de los cuatro de Washington DC. Cuando se espera que la canción explote, la intensidad baja, cuando las guitarras hacen acordes, suenan disonantes, difusas, y dentro de ese remolino la consistencia siempre se preserva, como si todo esto fuera lo más normal del mundo.
Y si de términos emotivos hay que hablar, solo basta escuchar las letras de Ian MacKaye (las de Picciotto son un poco mas crípticas en general) y sentir como el pecho se nos infla de orgullo, por cómo tanta sabiduría poética pueda salir desparramada de los parlantes. "Long Division" en particular es una canción donde todo pareciera confluir en armonía cósmica: el juego entre guitarras y bajo, el ritmo cadencioso y la voz siempre desafinada pero llena de emoción del bueno de MacKaye.
Muchas cosas pueden estar pasando en tu cabeza cuando escuchás a Fugazi, pero en algún momento tu mente hará click y todo entrará en sintonía. Lo bueno y lo malo de tu vida se entremezcla con esas geniales melodías de bajo y todo adquiere una perspectiva diferente. Un tercer punto de vista. Emocional o racional son dos cualidades que dejan de ser excluyentes y pasan a ser parte de un todo, la música abraza tu experiencia cotidiana y se transforma en parte de ella. Vida y muerte, felicidad y tristeza, el caos y el orden forman parte de ese todo y ya no importa lo que es justo y lo que no, sólo importa la música. Es lo único que importa.
1 invocaciones del cosmos:
Me hice pis encima
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