Por Fernando Suarez.
-Alloy “Alloy” (1993)
Si tenemos en cuenta que, durante los ochentas y al frente de Articles Of Faith, Vic Bondi (tantos chistes que se pueden hacer con ese apellido...) ya se había adelantado a mucho de lo que luego se conocería como Post-Hardcore (mayor apertura compositiva, melodías emotivas, variantes rítmicas y armónicas inesperadas), no es de extrañar que una de sus aventuras musicales en los noventas (entre 1989 y 1992 lideró Jones Very, otro grupo extremadamente recomendable) suene como una especie de Fugazi con guitarras más duras y un mayor cuidado en las melodías vocales. Todo con la inconfundible impronta del buen Bondi, claro que sí.
-Guzzard “Quick, fast, in a hurry” (1995)
Un trío oriundo del medioeste norteamericano y editado, entre principios y mediados de los noventas, por el sello Amphetamine Reptile. No es ninguna sorpresa que remitan a un punto intermedio entre los momentos más sueltos de Helmet, los más accesibles de Unsane (si es que eso tiene algún sentido) y los más quilomberos de Nirvana.
-Whirlpool “Whirlpool” (1995)
Proyecto conformado por miembros de Final Conflict, Outspoken, Mean Season, Reason To Believe y Sense Field. No, nada de Hardcore por aquí. En todo caso, esto es lo que sucede cuando un grupo de chicos Hardcore pasa demasiado tiempo escuchando a los Pixies.
-Chavez “Ride the fader” (1996)
A veces me da la sensación de que Chavez es una banda más conocida por rebote (por sus conexiones con gente como Billy Corgan, Dave Grohl, Will Oldham o Johnny Cash, entre otros) que por sus propios méritos. Méritos, por cierto, que se hacen evidentes al escuchar este genial segundo disco. Para los amantes de grupos como Failure, Hum, Shiner o Castor (ya saben, esa especie de Post-Hardcore que flirtea con elaboraciones casi Progresivas al tiempo que se eleva en preciosas melodías de corazón Pop y sabor cósmico), esta es una imprescindible adición.
-New Sweet Breath “Demolition theater” (1996)
¿Una banda de Seattle, de los noventas, que no hacía Grunge (y al que se le ocurra mencionar a Sanctuary, por favor, que salga de mi vista)? Bueno, tampoco estaban tan alejados. Digamos que estos muchachos pasaron más tiempo escuchando el “New day rising” de Hüsker Dü que el “My war” de Black Flag. Catorce temas en menos de media hora de pura dicha Punk-Popera desgarrada y efervescente.
-Dead Fucking Last “Grateful” (1997)
Dieron sus primeros pasos discográficos de la mano de Grand Royal (el sello de los Beastie Boys), tuvieron a Adam Horovitz (a.k.a. Ad-Rock) en sus filas como bajista y él mismo les produjo su segundo disco (“Proud to be”, editado por Epitaph en 1995) aún cuando ya no formaba parte del grupo. Cono todo esto, no es de extrañar que el sonido de estos oriundos de Los Angeles remita inevitablemente al costado Hardcore/Punk de los Beasties, con esa frescura excitante, juvenil y despreocupada, ideal para imaginarse surcando la ciudad a toda velocidad sobre una tabla de skate.
-Flux “Protoplasmic” (1997)
James Plotkin es generalmente reconocido como uno de los nombres más influyentes y personales dentro de la música extrema en general, en especial gracias a su labor en grupos como O.L.D., Khanate, Phantomsmasher, Khlyst o Jodis, así como en sus aventuras solistas siempre cercanas a la experimentación más ruidosa y abstracta. Bien, aquí se juntaba con la vocalista/letrista Ruth Collins y (con Mick “Human Tornado” Harris oficiando de productor) se metía de cabeza en un extraño viaje musical, donde duras (pero no rígidas) bases programadas convivían con bajos profundos, guitarras voladoras (con el espíritu de Robert Fripp sobrevolando en más de una ocasión), complejos contrapuntos y texturas, y melodías Pop de sabor agridulce. Lejos del ruido pero con la inventiva de siempre, Plotkin lograba uno de esos trabajos que (aún hoy en día) cuentan con el privilegio de sonar absolutamente originales.
-The Letter E “No. 5ive longplayer” (2000)
Si menciono a Sean Meadows (miembro de luminarias como Lungfish, June Of 44 y The Sonora Pine, entre otras) como parte fundamental de este cuarteto radicado en Brooklyn, no sería extraño que términos como Post-Rock, Math-Rock o Post-Hardcore se hagan presentes de inmediato. Más allá de rótulos y pergaminos, lo que aquí tenemos es un discazo de Rock instrumental, tremendamente cerebral e intrincado sin por ello perder de vista la emoción melódica, variado en su elección de formas y texturas pero provisto de una identidad innegable y una embriagadora profundidad musical.
-Eldopa “The complete recordings” (2006)
Oakland debe (o debía) ser un lugar jodido. Como si Neurosis y Buzzov-En no fueran suficiente, ahí teníamos (a mediados de los noventas) a Eldopa para profundizar en las zonas más sórdidas del espíritu humano a puro acople, riff mugriento y grito pelado. Como su título así lo indica, aquí tenemos todo registro discográfico del cuarteto, una auténtica panzada de Sludge, Crust y Hardcore desesperado, violento y nihilista.
-No Joy “Ghost blonde” (2010)
Una bola de ruido de belleza cegadora. Ok, se aprendieron de memoria el buen manual de My Bloody Valentine, The Jesus & Mary Chain, Sonic Youth, The Cure, Teenage Fanclub, Slowdive, Codeine y Low, pero lo reinterpretaron en canciones tan redondas, adorables (bueno, a veces se ponen inquietantes pero de una forma más sensual que ominosa o agresiva) e infecciosas que no queda otra más que darles la derecha, la izquierda y todas las que encuentren.