30 de marzo de 2012

Review: Engine Kid "Angel wings" (1994)



-Engine Kid “Angel wings” (1994)
Que Greg Anderson posee en su interior el atronador poder del RIFF es algo que ningún seguidor del Metal extremo de los últimos diez años debería ignorar. Su trabajo en grupos como Thorr’s Hammer, Goatsnake, Sunn 0))), Teeth Of Lion Rule The Divine o Ascend (entre tantos otros proyectos) lo certifica como un gran aprendiz de Tony Iommi y Dylan Carlson que, no obstante, es capaz de redescubrir virtudes e inesperadas profundidades en dichas enseñanzas. Como tal, es interesante viajar un poco (bastante, hablamos de fines de los ochentas) hacia atrás en el tiempo y descubrir a un joven Anderson serruchando acelerados riffs de pocas notas como marco para las frenéticas proclamas Straight Edge de los Hardcoreros Brotherhood, un nombre que suple su falta de sutileza con contundencia y honestidad abrumadoras. Resulta casi esperable, entonces (y siguiendo una suerte de progresión orgánica experimentada por más de un pope del Hardcore), que su segundo paso musical (conocido como Galleon’s Lap) estuviera alineado con la emoción primal y las melodías quebradas de grupos como Rites Of Spring, Current o The Hated, lo que se conoce, en ciertos círculos selectos, como la “primera Ola de Emo”. Así, llegamos a los noventas, donde esas iniciáticas armas se pulen hasta extremos insospechados para comenzar a exponer visiones artísticas mucho más dinámicas, intrincadas y pictóricas (por así llamarlas), sin por ello resignar el ímpetu visceral y la entrega descarnada absorbida en aquellos primeros años de desenfreno musical. Engine Kid fue el nombre elegido por el trío, y estaremos de acuerdo en que las primeras comparaciones hechas con los monumentales Slint (reforzadas por el hecho de que su álbum debut, “Bear catching fish”, fue grabado por el mismísimo Steve Albini) no eran gratuitas. En efecto, el manual de recorridos serpenteantes, guitarras voladoras y rasposas al mismo tiempo, atmósferas desasosegadas y magistrales subidas y bajadas de intensidad del legendario cuarteto oriundo de Chicago hizo fuerte mecha en el espíritu del grupo que, de todas formas, usó esas guías como referencia para llegar a la innegable identidad y el envolvente poderío emocional de este final “Angels wings”. No se trata sólo de la incorporación de nuevos actores (saxofón, trompeta, contrabajo, gaita) que enriquezcan el, ya de por así, cargado entramado sonoro del trío. Tampoco de lo anecdótico (o no tanto) del genial cover de “Olé”, de John Coltrane, que cierra la placa. Se trata de la forma en que estas canciones nos atrapan en sus zigzagueantes descargas emotivas, de las certeras visiones de desgarro surrealista que generan estos riffs (que parecen haber sumado bastante de la oscuridad Sabbathera y el hipnótico minimalismo que luego ocupara gran parte de la carrera de Anderson, así como de las disonancias cósmicas del mejor Voivod), del sufrimiento palpable (casi físico) que transmite la desesperada voz del mismo Anderson (aún en sus pasajes más melódicos, que también los hay), del clima general y espeso de pesadumbre que se respira aún sin necesidad de caer en manerismos exagerados o histrionismos que no se deciden entre la “cooleza” irónica y el supuesto extremismo. Lo que quiero decir, en última instancia, es que la música de Engine Kid vale por peso propio, antes que como un mero chequeo informativo del curriculum previo de un músico de culto, sea lo qué sea que eso signifique.

28 de marzo de 2012

Review: Nada Surf "The Stars Are Indifferent to Astronomy" (2012)



-Nada Surf “The Stars Are Indifferent to Astronomy” (2012)
Las estrellas son indiferentes hacia la astronomía, de la misma forma que las canciones de Nada Surf son indiferentes hacia cualquier intento de estudiarlas y compartimentarlas en rígidos conceptos académicos o casilleros de (dios me libre) enciclopedia rockera. Porque, lo cierto es que ninguna partitura, ninguna elaborada teoría, ni siquiera este pobre intento de review puede explicar y describir cabalmente el candor que estas melodías le aportan al corazón. Estas canciones, así como todas las grandes canciones en la historia de las canciones, están hechas para ser disfrutadas (sí, no todo se trata de opresión, violencia y dientes apretados en la vida. De hecho, centrarse sólo en esos aspectos resulta tan escapista y vacuo como su opuesto extremo), para recibirlas sin prejuicios y dejar que sus caricias, de tan bellas, nos causen tanto placer como dolor. Después podemos departir sobre estilos musicales (¿Indie?, ¿Power-Pop?, ¿simplemente Pop?), influencias (Teenage Fanclub parece reemplazar ahora al Weezer que dominaba sus primeras entregas discográficas pero, en definitiva, seguimos hablando de tradición Beatlesca atravesada por el prisma de los noventas y de una banda que se ha ganado su propia identidad a fuerza de trabajar su artesanía cancionera con alma y buen gusto) y detalles accesorios (interpretaciones sólidas y ubicadas, ausencia de excesos innecesarios, musicalidad pulcra y sensible al mismo tiempo) pero nada va a pesar tanto como el cosquilleo en la panza, el leve temblor detrás de los ojos, el calor reconfortante en el pecho o la refrescante luminosidad que se van alternando al desgranar estas diez piezas de hermosa sencillez y elegancia melódica sin acartonamientos ni falsas pretensiones.

27 de marzo de 2012

Festival Salgan al Sol! Vol. 2




Andá a Caracol Rojo o a Música Desmembrada para mas info y de paso, ¡bajate todo!

Review: Unsane "Wreck" (2012)



-Unsane “Wreck” (2012)
¿Tiene sentido, a esta altura, escribir otra review sobre Unsane? Bueno, seguramente sería sólo para despuntar el vicio pero de eso, justamente, se trata un grupo como el liderado por Chris Spencer. Estos neoyorquinos bien podrían ser considerados los Ramones o los Motörhead del Noise-Rock: uno ya sabe qué esperar de sus discos, no hay sorpresas ni sobresaltos y el nivel mínimo de efectividad (al menos, para los masoquistas que gozamos con semejante tortura auditiva) está asegurado. “Wreck”, séptima placa del trío (sin contar compilados, discos en vivo y etcéteras), no es la excepción. Diez nuevos mazazos sónicos que pintan con perturbadora exactitud los aspectos más sórdidos de su ciudad natal, bases repetitivas y asfixiantes, un bajo en perpetuo estado de pudrición, una guitarra (la Telecaster más lacerante del condado) que aúlla y corroe los sentidos a pura disonancia, una voz que se ahoga desesperada a grito pelado desde las más malolientes cloacas del East Village neoyorquino, un arte de tapa con mucha sangre, un cover de Flipper (claros referentes de este tipo de enfermedad anti-musical) y ya tenemos todo lo necesario para disfrutar de un buen disco de Unsane. En fin, puede que escribir esto tenga tan poco sentido como quejarse de que todos los discos de Unsane suenan iguales o de que se manejen siempre (bueno, aquí la anomalía sería esa suerte de balada Unsaneada que es “Stuck”) dentro de esquemas compositivos y sonoros bastante rígidos y limitados. Lo más práctico sería que pasen de largo este comentario y, simplemente, se sumerjan en otro festival de la incomodidad entregado por una de las bandas que más sabe del tema.

Review: Creation Is Crucifixion "In Silico" (1998)



-Creation Is Crucifixion “In silico” (1998)

En 1998 se estrenaba “Pi”, primer film del director norteamericano Darren Aronofsky. En dicho film, la trama se centraba en Max Cohen, un matemático ermitaño, paranoico y con desórdenes mentales bastante serios, el cual pasaba su vida buscando el modelo matemático perfecto para hacer predicciones en la bolsa de comercio.
Producto de estas investigaciones (y de ciertas influencias de tipo religiosas), se encuentra con algo aún mayor: la idea de descubrir una formula matemática que podría lograr responder a todas las cuestiones universales, tanto del plano físico como del metafísico.
En 1998 se edita “In Silico”, disco debut de Creation Is Crucifixion. Ahora bien, ¿cuál es la relación entre estos cinco nerds y el film de Aronofsky?
Es bastante probable que el director neoyorquino jamás haya escuchado a Human Remains, Discordance Axis, Today Is The Day y Man Is The Bastard (o Bastard Noise en este caso, para ser más precisos), sin embargo su debut cinematográfico coincide con el disco que nos ocupa en eso de generar una atmósfera sumamente opresiva detrás de un aura tan esotérica, extrema y revulsiva como compleja en su construcción.
Por otro lado, nos quedaríamos cortos si esas fueran las únicas referencias para hablar de la banda de Pensilvania.
“In Silico” transmite, a través de sus diecinueve temas (muchos de ellos cortinas de Noise/Ambient), un clima caótico, intrincado y asfixiante, a todas luces mamando, por un lado, del Hardcore metalizado de aquellos años (sobre todo de bandas como Starkweather o los primeros Converge, cuando todavía el término Mathcore no se ponía de moda) pero agregando a la ecuación el costado más técnico del Death Metal, la violencia y los blast beats del Grindcore y aquellas suculentas disonancias hoy tan en boga.
Un entendido de la casa dijo alguna vez que sonaban como “un Zao villero en pleno desahucio” y, sin duda (y lejos de acercarse a tierras santas), Creation Is Crucifixion desvalijaría todo, lo quemaría y, para el placer de los comelibros extremos del mundo, lo volvería parte de un manifiesto mayor.
“In Silico”, el renacer de los cuerpos en plena combustión o uno de los últimos y (lamentablemente) más ignorados capítulos dentro del panorama de cáustica violencia de los noventas. Ustedes entenderán.

Review escrita por Mariano Lastiri.

26 de marzo de 2012

Review: La Gran Pérdida de Energía "La gran pérdida de energía" (2011)



-La Gran Pérdida de Energía “La gran pérdida de energía” (2011)
No es por reivindicar nada ni para plantear aburridas discusiones sobre la originalidad en el Rock, pero todos sabemos que, al menos en escogidas oportunidades, los clichés son tales porque funcionan. Los de antaño y también los más recientes. La Gran Pérdida de Energía es un cuarteto oriundo de Villa La Angostura y practica lo que se conoce como Post-Rock, con todo lo que ello implica. Desde el nombre del grupo hasta su formación instrumental (con excepción de algún que otro breve pasaje cantado), pasando por las guitarras empapadas de delay y efectos varios, los climas de melancólica ensoñación psicodélica, las dinámicas cargadas de un dramatismo a la vez épico e íntimo, la delicada interacción de los instrumentos (por momentos bordeando las líneas estilizadas del Rock Progresivo más sutil y menos estridente) y los infaltables punteos (esos que hacen tiriririririririi) que se elevan hacia el firmamento como aves recortadas sobre un telón urbano, todo aquí apunta a rescatar las enseñanzas de popes como Mogwai, Godspeed! You Black Emperor, Leech, Mono o Explosions In The Sky, sin perder de vista ciertos trazos que pueden remitir al King Crimson más relajado de principios de los ochentas e inclusive a los paisajes más glaciales y pensativos del viejo The Cure. O sea, más allá de la clara voluntad exploradora del grupo (evidenciada en composiciones que plantean recorridos narrativos sinuosos antes que estructuras de canción tradicional), los seguidores del género no encontrarán aquí grandes sorpresas o timonazos inesperados. Pero sí encontrarán un trabajo realizado con gran nivel (tanto en el aspecto compositivo como en la interpretación y el impecable sonido), capaz de evocar imágenes y sensaciones con una intensidad que poco tiene que envidiarle a sus predecesores y pletórico de una musicalidad elaborada y sensible. Fans de las bandas mencionadas y de la música para viajar (en cualquiera de sus formas), no lo pueden dejar pasar. Pueden bajar este disco al precio que ustedes prefieran en http://lagranperdidadeenergia.bandcamp.com/

20 de marzo de 2012

Gran Cuervo vuelve en forma de sillones




Ultimo momento: se pasa el show al Pasillo de las artes, 6 entre 62 y 63, en La Plata, mismo día. Empieza a las 22. Sevemo!

19 de marzo de 2012

El fantasma de mi día más largo: Valina en vivo, 18 de Marzo, sitio Plasma, Bs As



Valina en plena acción. Foto tomada por Pezzy Unterweger


El fantasma de mi día más largo, terminó siendo el fantasma de un fin de semana más que interesante. Con poco sueño, luego de borracheras y viajes, el domingo a la noche estaba listo para un reconfortante y necesario sueño… que tuvo que retrasarse. Es que el combo post-hardcore austríaco Valina tocaba esa noche, y ¿quién era yo para perdérmelo? No señor, definitivamente no soy yo quien deba dejar pasar la oportunidad de ver un power trío que puede combinar la emotividad y la melancolía de Slint con la fuerza de Fugazi, todo esto mechado con angulares y disonantes riffs que bien podrían haber salido de la guitarra de Steve Albini o Thruston Moore. Por lo que activando la reserva del tanque de gasolina tomé lo que quedaba de mis restos mortales y moví mi peludo trasero a San Telmo para algunas horas más de música. No puedo decir que me haya arrepentido: el sitio Plasma resultó ser un excelente escenario para el despliegue de energía y melodías emotivas de los austríacos. El trío comenzó su set con el octanaje en su nivel más alto, apoyando las extrañas melodías de sus canciones en el poderoso trabajo de percusión del baterista Anselm Duerrschmid, quien dicho sea de paso, hace que el sonido del trío parezca el de una orquesta y bien podría llevar las riendas de las canciones de la misma forma que Anatol Bogendorfer las lleva con su guitarra y voz. Es que convengamos que lo que primero llama la atención de Valina es la contundencia y complejidad del trabajo del baterista, y cómo el muchacho puede mantener la intensidad sin perder precisión en ningún momento. Como lo es Abe Cunningham en Deftones, como lo es Tomas Haake en Meshuggah (y aclaremos que Valina tiene muy poco en común con estas bandas, excepto tal vez lo que trato de mostrar con estas torpes palabras: el tipo de baterista), Anselm tiene resto no solo de sostener las canciones, sino también para mejorarlas. Juro que por momentos temblaba el escenario en el calor de la performance.

Pero nada de esto importa. La técnica de Valina es impecable, los riffs disonantes y el contrapunto entre bajo y guitarra están a la orden del día, las canciones fluctuantes que rara vez siguen el formato verso-estribillo-verso, los ritmos complejos y los arreglos de batería con todo el gancho del mundo quedan siempre opacados por la increíble belleza de la música en si. Una belleza que me resulta difícil de describir: no es revulsiva, pero si movilizante. No se podría decir que las canciones son hits, pero si que se quedan adheridas al cerebro. La melancolía mezclada con la rabia suena a una mezcla de emociones imposible de lograr, y en Valina ambas parecieran fluir de los dedos de sus músicos. La voz correcta y siempre a tono pero llena de emotividad de Anatol podría calzar muy bien en cualquier banda de hardcore melódico, y en Valina complementa la disonancia de forma armoniosa... dije que iba a ser difícil de describir. Si vamos a evaluar una banda por sus aspectos técnicos, bien podríamos estar ante una banda de post-hardcore, math-rock o noise-rock con momentos progresivos de la más alta calidad, pero por suerte lo que el trío austríaco propone va mucho más allá de la destreza técnica. Lo que Valina transmite es simplemente belleza, elegante y cruda a la vez, llena de emoción, plasmada por melodías que en su constante pulular llegan a escribirse en el recuerdo sin esfuerzo. Es así de efectiva la forma de transmitir el mensaje de Valina.



Gran parte de lo que tocaron en vivo puede escucharse en su último disco "A Tempo! A tempo!" (que dicho sea de paso fue grabado por el mencionado Albini... y el círculo se cierra). Si no has podido verlos en vivo, recomiendo seguirles el rastro, en su gira autogestionada por Sudamérica. Han pasado ya por Brasil y planean ir a Chile, pasando en Argentina por lugares como La Plata, Campana (donde tocaron el viernes y sábado anteriores a este show), Rafaela, Rosario y Córdoba.


Tocando "Dogged". Video tomado de The Faktory



14 de marzo de 2012

Human Bait - Sludge





Como cataratas de ácido sulfúrico vertidas en tus oídos, la descomposición orgánica convertida sonido es lo que nos plantea Human Bait en su segundo disco Sludge. Por supuesto, citando como referencias a bandas como Swans y Godflesh, sabemos que el paseo va a ser uno muy complicado. Sí, claro, esto sigue siendo black metal, de la vena industrial y los sonidos saturados, tal y como Axis of Perdition, Blut aus Nord y Wold plantearon las reglas para una nueva forma de terrorismo sonoro (disculpen que use esta palabra, yo sé que ahora el ambiente artístico está lleno de "terroristas", que aspiran a ser transgresores sin ser mas que unos nenes de pecho con tatuajes, equipos y guitarras pagados por sus padres), Human Bait nos presenta seis nuevas canciones de pura tortura sónica e ideológica, para el deleite de el pequeño Marqués de Sade que todos llevamos dentro.



Descargar aquí

13 de marzo de 2012

Review: Greylines "Somewhere behind" (2012)



-Greylines “Somewhere Behind” (2012)

Emociones que no existen. Imágenes de pasados que inventamos. Lágrimas artificiales. Vivir en una sana tristeza que no es. Poner una foto ajena en la pared. El mundo hecho jirones de papel.
Cómo será que las canciones tienen ese poder. O más bien esa maldición. Imágenes de postales otoñales en tonalidades sepias. Rollos de película deshechos por el paso del tiempo.
¿Es malo sentirse triste o tener una emoción de nostalgia? Sin duda que Greylines no lo cree así. Se nota que aprendieron del costado más emocional de aquel genero que algunos osan llamar Emo, tomando nombres como Elliott, Sunny Day Real Estate o Mineral y esa necesaria pizca de melancolía Indie que nos supieron regalar bandas como Red House Painters, muchas veces sin más aditamentos que una guitarra acústica para contarnos tan dulces como tristes relatos que nos hacen pintar murales sobre lamentos pasados y amores que pudieron serlo, y otras más generando explosiones de distorsión catártica que no necesitan de demasiada pirotecnia o acrobacias para convencer más que a nuestros corazones.
Está claro, que a los que consideran que estos elementos casi como una blasfemia a su imagen del rockero arruinado, hedonista y superfluo, esto les resultará tal vez demasiado meloso y pondrán al rato un tema de Cannibal Corpse. Para quienes aman las canciones, de manufactura artesanal, tan simples como hermosas en su forma, aquí tienen ocho himnos a la más cálida convalecencia amorosa.

Review escrita por Mariano Lastiri.

12 de marzo de 2012

Review: Rise And Fall "Faith" (2012)



-Rise And Fall “Faith” (2012)
Desde sus comienzos, Rise And Fall demostraron una gran devoción hacia las enseñanzas del buen Dwid Hellion y su Hardcore esotérico de impronta metálica, como también a la (a esta altura, no tan) nueva escuela del Crust (Tragedy y From Ashes Rise sobre todo).
Discos como “Hellmouth” (2004) e “Into Oblivion” (2005) daban total cuenta de dicha amalgama sonora.
Con “Our Circle is Vicious” (2009), los belgas desarrollan aún más la propuesta, agregando algo de Converge a la ecuación (sobre todo en el lado de las disonancias) y opresión Neurosiesca (sobre todo en los medios tiempos), sin olvidar sus raíces, oscuras raíces.
“Faith” pareciera aceitar aún más dichas influencias, generando un disco más brutal y directo en el proceso. En ese sentido, debemos destacar que no se da tanta importancia al costado más Sludge de la cuestión (sin perderlo, claro) y el costado más Crustero toma un mayor protagonismo, sumado al papel de las disonancias y un sonido más sucio que nos remitiría a la (a esta altura, no tan) actual tendencia de mezclar el legado más brutal de Discharge con el groove de Entombed, que bandas como Cursed, All Pigs Must Die y Nails nos enseñaron tan bien.
Claro, estos muchachos no se olvidaron de Integrity, no sólo manteniendo la estética ocultista, sino mostrando un sonido que, por momentos, no hubiese desentonado en un disco como “Seasons in the Size of Days”.
Sin duda, “Faith” se erige como uno de los más interesantes discos de la banda de Ghent y una buena muestra de un buen comienzo de año en materia de Hardcore. Brutalidad que se siente.

Review escrita por Mariano Lastiri.

Review: Aborted "Global flatline" (2012)



-Aborted “Global Flatline” (2012)

La situación de los belgas no era para nada favorable. Quedando como único miembro fundador el vocalista Svencho, y con la adhesión de músicos provenientes de bandas tan alejadas (en principio) de la propuesta de Aborted, como Leaves' Eyes o Abigail Williams, se veía un panorama un tanto negro para uno de los aprendices más aventajados de las enseñanzas de Bill Steer y compañía.
Afortunadamente, con “Coronary Reconstruction” (aquel ep adelanto sacado en 2010), la banda no sólo demostraba que seguía manteniendo el fuego interno, sino también una suerte de vuelta a aquel sonido que ayudaron a crear en “The Archaic Abattoir”, en vez de continuar el camino de sus dos anteriores discos, más inclinados a la melodía y a la veta modernizadora (¿?) del mencionado disco.
“Global Flatline”, en ese sentido, suena en cierto modo a un disco que no abusa de las guitarras de resabios melódicos, sino que le da más ímpetu a los riffs quirúrgicos y técnicos que alguna vez escuchamos en “Necroticism”, con alguna melodía que no hubiese desentonado en los últimos años de Carcass.
También tenemos a Svencho y su gran habilidad para pasar de gruñidos salvajes a voces cascadas, y algunos riffs e ideas que los acercan al dichoso Metalcore, aunque sin breakdowns.
Claro, podemos mencionar la participación de vocalistas invitados de la talla Keijo Niimaa (Rotten Sound), Jason Netherton (Misery Index), Julien Truchan (Benighted), y Trevor Strnad (The Black Dahlia Murder), pero el peso de las composiciones logra opacar esto y nos salpica con la más purulenta y hedionda experiencia. Los detractores seguirán en la suya, los que se sintieron defraudados por sus trabajos previos dibujarán una sonrisa en sus rostros, y los fans incondicionales, obviamente, disfrutarán este disco como si fueran un grupo de sádicos deshuesando a su onceava víctima. No hay más qué decir.

Review escrita por Mariano Lastiri.

Review: Dodecahedron "Dodecahedron" (2012)



-Dodecahedron “Dodecahedron” (2012)

Ni Varg Vikernes prendiendo fuego una capilla, ni Abbath corriendo por los bosques noruegos con un sombrero de bruja Cachavacha, ni la banda con el mayor sonido a tubería podrían acercarse a la negatividad corrosiva que despliega Dodecahedron con este debut.
Claro, algunos de sus miembros pertenecen a Exivious, por lo que se presume (acertadamente) que no están para seguir simplemente los planteos más minimalistas y primitivos del Black Metal.
Y estamos totalmente en lo correcto. Aquí se respira un aire asfixiante y brutal sin ningún desafortunado tropiezo a los estereotipos más sensacionalistas del género, todo empaquetado en una gran calidad de sonido.
En ese sentido, dos nombres inevitablemente se me vienen a la cabeza a la hora de hablar de estos residentes de Países Bajos: Deathspell Omega y Ulcerate.
Sí, Black Metal disonante, carente de algún tufillo melódico o reducido este factor considerablemente en pos de llevarnos por tormentas de azufre encendido y que le debe la vida al legado de los canadienses Gorguts, con aquella gema revolucionaria para el metal extremo en general como lo fue su disco “Obscura”, de 1998.
Pero, desde ya, no podemos olvidar que, a pesar de estas referencias explicitas, la banda logra condicionar dicho sonido a sus influencias generando un pulso casi jazzero gracias al increíble despliegue del baterista Jasper Barendregt y el bajista Ype Terwisscha, que demuestran resultados apabullantes, generando climas entre violentos y puramente lisérgicos (escuchar “Vanitas” para entender a fondo). A esto, deberíamos sumar el ocasional uso de Vocoder, que los emparenta con el último Blut Aus Nord, banda que demostró un acercamiento a este tipo de opresivas sonoridades.
No es un disco para nada fácil, pero en eso esta su encanto. En elevarnos por las tinieblas, en un ámbito que (afortunadamente) todavía no se encuentra abusando de este tipo de esquemas, lejos de la evidente habilidad de los implicados. Esperemos que Dodecahedron siga demostrando que el talento no solo termina en esta oscura gema de blasfemo porte.

Review escrita por Mariano Lastiri.

4 de marzo de 2012

Review: Wulfshon - Prinnit Mittilagart (2011)




Wulfshon son de Buenos Aires y han mamado durante los años (al menos desde su concepción en el 2004) los afluentes provenientes de aquellas regiones escandinavas del norte de Europa, no sólo musicalmente sino líricamente. Si vamos a trazar paralelos, y si es que eso podría hacerse entre una banda sudamericana como Wulfshon y bandas escandinavas como Enslaved, At the Gates y Dark Tranquillity (digamos que una mala lectura de frases como "Against the weak kind!!" y "Ignite the white-hot flame" en el tema "The calling of the ancestral blood" podrían tomarse de maneras ideológicamente nefastas si no se pone en el contexto de la mitología escandinava, lo cual vayamos al caso, también pasaba en las bandas a las que estamos haciendo referencia), podríamos decir que estamos frente un trabajo que reúne todas las características de aquel metal vikingo que creara Enslaved en sus primeros discos. Bueno, no es necesario retrotraerse tan lejos en el tiempo, ya que las melodías épicas tomadas directamente de aquellos gloriosos duetos de guitarras de Dave Murray y Adrian Smith tienen tanta cabida en este disco como lo serían los riffs progresivos y emotivos que hoy en día se encargan de escupir nuestros parlantes cada vez que escuchamos un disco de los mencionados noruegos blackmetaleros.

Pero seamos justos, esto no es un trabajo que caiga en el mero pastiche de historias vikingas y riffs death/black/maidenezcos, el trabajo de Wulfshon logra recrear una cohesión a lo largo del disco que si bien, no nos deja con una canción en particular rondando en nuestras cabezas como generalmente lo harían aquellos discos de At the Gates y Dark Tranquillity, la música y la lírica logran fluir durante los casi 40 minutos que dura este disco de forma progresiva sin que uno tenga que esforzar la atención para no decaer en tedio y el aburrimiento al que se había convertido el género del death melódico luego del 2000. Un buenísimo trabajo de voces, junto con emotivas melodías y duetos de guitarras armonizadas sacadas de las épocas de Blood, Fire and Death o Hammerheart de Bathrory (aunque aquí las voces limpias están afinadas, a diferencia de las de Quorthon) se entrelazan con pasajes mosheros al mejor estilo Entombed de la vieja escuela, tan balanceado que uno bien puede olvidarse si está cabeceando, moviendo la patita o coreando algún épico estribillo. Si señores, esto es metal, ni más ni menos, como el que escuchábamos cuando éramos adolescentes, cuando salíamos de trabajar de la oficina o cuando viajábamos por los campos de la provincia de Buenos Aires o las montañas de Mendoza, imaginando que volábamos del Ragnarök siguiendo una valquiria que nos guíe al Valhalla luego de la batalla en el infierno diario de la vida (?). Y todo para escuchar en el bandcamp de la banda. A no perdérselo.

2 de marzo de 2012

Asilo y Cuco en vivo