Por Fernando Suarez.
-Steps “Idle” (2011)
En la mayoría de los casos, hablar de originalidad en el Rock en general es un tanto complicado y suele ser una búsqueda, cuando menos, estéril y forzada. Soy de la opinión que la identidad musical no es algo que se busca, sino algo que sale de las entrañas y se plasma en la obra sin siquiera esperar la aprobación del ejecutante o el ser creador. Y, si hablamos de personalidad propia y entrañas, entonces tenemos un buen punto de partida para entender lo que expone Steps en este álbum debut. Tenemos que habar de Hardcore pero debemos entender el término en sus acepciones más amplias, las que van de Black Flag a Botch, pasando por Refused, Neurosis, Dead Kennedys, Converge, Fugazi, Defeater, Snapcase, His Hero Is Gone, Blacklisted o Catharsis, las que dejan de lado las poses acartonadas y los manuales de estilo y abrazan una real libertad creativa, las que abrazan tanto la intensidad descarnada como la inteligencia musical, las que hacen hervir la sangre con cada alarido al tiempo que estimulan la imaginación al máximo con deliciosos torrentes de inventiva. Claro, las bandas mencionadas pueden servir (en mayor o menor medida) como referentes aproximados, pero les puedo asegurar que el resultado final no suena como nada que hayan escuchado antes. Estos colombianos se las arreglan para sonar versátiles y sorpresivos sin perder nunca el eje pasional y rabioso de las composiciones, para golpear durísimo en los huesos sin olvidar que las buenas ideas no hacen más que incrementar la potencia y dotarla de necesaria profundidad, para confundirnos con sádicas disonancias y enrosques sin pasarse nunca de listos ni esconder sus emociones detrás de una muralla de sarcasmo o exageraciones poco naturales. No faltará quien note importantes cuotas de Noise-Rock en ciertos riffs, ciertos ritmos, ciertos climas y hasta en la putrefacta distorsión del bajo. No faltará quien prefiera utilizar el término Post-Hardcore, aún cuando las voces gritadas y los momentos más acelerados tal vez no calcen del todo en dicha categoría. El hecho de que en estos nueve temas puedan convivir sin problemas elementos de sub-géneros diferentes, siempre puestos en función de realzar la energía de las canciones y su poderío emocional (y hablo de una vasta gama de emociones), y ayudando a conformar el estilo propio del cuarteto, nos habla de una calidad que no merece quedar restringida dentro de ningún ghetto estilístico. Si bien me resulta frustrante sentir que mis palabras no son suficientes para describir las sensaciones y los estímulos que este maravilloso “Idle” genera dentro mío, no puedo más que insistir para que le den (al menos) una oportunidad. Una de las más gratas revelaciones del año.
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