Por Fernando Suarez.
-Rogue State “Statues that fall” (2006)
A puro caos y frenetismo, emociones desgarradas a flor de piel y movimientos espásticos tratando de exorcizarlas. Media hora de estallidos, proclamas y sensaciones extremas. Podemos hablar de Screamo, del vértigo y la histeria de Orchid, de las melodías más épicas de Circle Takes The Square o la intrincada sobrecarga sensorial de Pg. 99. Podríamos también hacer referencia a los años formativos del Emo, a la crudeza de bandas como Rites Of Spring, Heroin o Indian Summer. Podríamos, inclusive, detectar breves retazos de otros géneros, si nos ponemos insistentes. Alguna acelerada con sabor a Hardcore tradicional, algún punteo que bordea el Metal clásico, contrapuntos y excentricidades rítmicas de aires entre Jazzeros y Progresivos. Y, como suele suceder, eso sería quedarse sólo en la superficie. Porque el núcleo de todo esto son las emociones que desbordan frenéticamente en cada canción, la entrega pasional y el abandono con el que Rogue State fluye a cada segundo. Y es que, a pesar de tratarse de composiciones sumamente intrincadas y complejas, plagadas de cambios de ritmo, estructuras caóticas y despliegues instrumentales a puro virtuosismo, el combustible de esa febril imaginación viene de las entrañas, es ese fuego necesario que raspa el alma, despierta las neuronas y obliga al cuerpo a moverse. Por supuesto, el hecho de que los músicos sean capaces de llevar a la práctica dichas ideas en forma impecable y sin por ello asfixiar el alma misma de las canciones es lo que hace que las buenas intenciones se corporicen con mayor intensidad. Entonces, si buscan refinamiento y elaboración musical, aquí la tienen. Si prefieren la urgencia expresiva más descarnada y visceral, también tenemos. Si todo eso lo quieren con una espontaneidad explosiva y hasta con compromiso político (en las letras, claro), entonces he aquí una pieza musical que no pueden dejar pasar.
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