Por Fernando Suarez.
-Los Galgos “En el corazón sucede lo que sucede” (2011)
A veces (demasiadas veces, más de las que quisiéramos admitir) las palabras sobran. “En el corazón sucede lo que sucede”, ¿qué puedo agregar yo que no haya quedado bien claro en esa frase? Si el mismo grupo se define como una “banda que escribe sobre la vida privada de sus integrantes para ver si de una vez le vuelve a pasar algo a la gente”, ¿qué me queda a mí por desmenuzar? Claro, puedo hablar de Indie-Rock, de canciones que juegan en constante tensión con la dulzura emotiva del Pop, la árida sinceridad del Folk y un crudo desparpajo que sólo podríamos llamar Punk. Puedo resaltar el carácter confesional de las letras (todas ellas en castellano y enunciadas con dolorosa claridad), señalar la ubicuidad de una base rítmica y unas guitarras (eléctricas y acústicas, con predominio de éstas últimas y alejadas de cualquier tipo de excesos) que se ponen al servicio del desarrollo melódico de las composiciones o esos extraños arreglos que bordean la experimentación más disonante. Desde ya, no estaría de más mencionar nombres como Pavement, The Velvet Underground o Galaxie 500, al menos como referencias más o menos aproximadas, pero algo me dice que Helena Pérez Bellas (cantante, guitarrista, compositora y líder indiscutida del trío) preferiría centrarse en artistas de habla hispana como Los Planetas, Don Cornelio y La Zona o La Buena Vida. Bueno, no siempre se puede tener lo que se quiere y, en última instancia, la artesanía de las buenas canciones melódicas trasciende límites geográficos. La cálida intimidad que de aquí se desprende puede ser comprendida en cualquier idioma, sólo hace falta un corazón abierto (pues allí, como ya dijimos, sucede lo que aquí sucede) y un par de oídos dispuestos a entender el Rock con una sensibilidad vulnerable y, al mismo tiempo, hiriente.
0 invocaciones del cosmos:
Publicar un comentario