Por Fernando Suarez.
-Crush My Calm “Lies make life easier” (2003)
Es curioso, por lo general (aunque, claro, no se trate de ninguna regla inquebrantable) el caso más común es el de músicos Hardcore que evolucionan hacia el Post-Hardcore y no a la inversa. Pero vamos por partes, como diría Jack el Destripador. Algunos memoriosos tal vez recuerden a Blue Water Boy, un quinteto suizo enrolado en lo que podríamos llamar Post-Hardcore o Emo de la vieja escuela (ya saben, bandas como Rites Of Spring, Moss Icon, Current o Still Life, entre otras), que tuvo su muy recomendable debut discográfico homónimo editado en nuestro país a través del ya difunto sello independiente Sniffing Recording Industries. Otros tal vez los tengan presentes por el hecho de que su baterista, Alfredo Meyer, luego se incorporaría a los destacados Krishna-Core vernáculos de Enquirer, puesto que sigue ocupando en la actualidad. Bien, el punto es que, un par de años luego de la edición de aquel disco, Blue Water Boy deciden rebautizarse como Crush My Calm (¿un guiño al “Cassavetes” de Fugazi?) y, con ese cambio de nombre, también sobrevino uno musical. Atrás quedaron los climas intimistas que estallaban en desgarradoras catarsis emocionales, reemplazados por un sonido y una actitud mucho más agresivos, y una impronta más rabiosa y visceral. En efecto, lo que aquí encontraremos es Hardcore, ya sin el Post, pero aún así con una mirada que no se queda en la mera repetición de clichés. Los puntos de comparación más notables que se pueden trazar son con bandas como American Nightmare, Count Me Out o Bane, es decir, una reinterpretación del Hardcore tradicional que respeta las premisas básicas del género al tiempo que las embellece con una musicalidad más elaborada, ubicadas cuotas de melodía e interpretaciones ajustadísimas. El resultado final no sólo es sumamente intenso y contagioso, sino que también justifica plenamente el cambio de piel del grupo. Es que, en definitiva, tanto Blue Water Boy como Crush My Calm apuntaban (aún con métodos diferentes) a una misma cosa: transmitir emociones fuertes de forma urgente y honesta. Eso, en mi opinión, ya debería ser motivo suficiente para prestarles atención.
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