Por Fernando Suarez.
-Kid606 “Down with the scene” (2000)
“Abajo con la escena” no sólo es un buen título, es casi una declaración de principios perfecta para Kid606. En su caso, hablamos de la escena que corresponde a los estratos más “cool” de la Música Electrónica pero el espíritu agitado, irreverente y subversivo de Miguel Trost De Pedro (tal el verdadero nombre detrás de la bestia) se la agarra con quién se le cruce sin ningún tipo de contemplaciones. No ha de ser casual que Mike Patton ponga su voz en un tema y edite esta placa por su sello discográfico, Ipecac Records. Tampoco que Kevin Martin (mano derecha de Justin Broadrick en proyectos como Techno Animal, God, The Sidewinder, Curse Of The Golden Vampire o Ice) colabore con su demente saxofón y que Dave Astor (de The Locust, grupo que Kid606 se encargara de remixar oportunamente) aporte algunos de sus frenéticos golpes de batería. Claro, hay que decir que, más allá de las habituales (y no del todo desacertadas) comparaciones con bandas electrónicas como Autechre o Atari Teenage Riot, este venezolano criado en los Estados Unidos viene de un background más corrosivo (cita a Godflesh y Napalm Death como principales influencias) y parece querer conjugar esa esencia extrema, revulsiva y violenta con las infinitas posibilidades sónicas y compositivas que permite su vasto arsenal digital. Por momentos arroja con saña sus ritmos más vertiginosos, caóticos y agresivos (de esos que hacen que un blast-beat parezca un juego de niños), luego se tensa en golpes más espaciados pero igualmente trabados y siempre adornados de un sinfín de chirridos, ruiditos y arreglos que infectan cada mínimo resquicio sonoro, más adelante amaga con algo de tranquilidad Ambient pero dibuja por debajo un entramado de melodías siniestras y crepitantes texturas que contradicen esa primera intención, y así sigue, sorprendiendo a cada segundo con un incesante fluir de ideas que atacan los sentidos de forma presurosa y sacuden las percepciones hasta dejarnos exhaustos y satisfechos en nuestro costado más masoquista. Insisto con la asociación Mikepattoniana, el caos controlado (cada mínimo detalle parece estar pensado de forma certera para perturbar y generar cortocircuitos en la mente), las estructuras mutantes y esa especie de eclecticismo desmedido y excesivo puesto en función de la psicosis más penetrante parecen hermanar a estos tipos. Ni hace falta que aclare que no se trata de material de fácil escucha (en términos de virulencia, esto no tiene nada que envidiarle al Grindcore más podrido, y encima cuenta con la ventaja de no estar atado a ningún tipo de convención genérica) pero ese sadismo, esa creatividad febril y llevada al límite de la tolerancia sensorial es lo que hace de este “Down with the scene” un disco tan atractivo. Imprescindible para oídos inquietos y espíritus valerosos y viceversa.
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