Por Fernando Suarez.
-Havoc Unit “h.IV+ (Hoarse Industrial Viremia)” (2008)
Algunos sabrán (y los que no, se los comento) que Havoc Unit es, básicamente, ...And Oceans con otro nombre y un diferente approach musical, un tanto alejado del Black Metal de antaño y metido de cabeza en las elucubraciones Industriales con las que los finlandeses venían flirteando en sus últimos trabajos. Bien, debo aclarar en primera instancia que nunca me sentí muy atraído por la propuesta de ...And Oceans, por lo que prefiero evitar comparar a Havoc Unit con aquellos, a la hora de analizar este portentoso “h.IV+ (Hoarse Industrial Viremia)”. En todo caso, lo que cabe destacar es que, a pesar de dejar de lado el Black, se trata de un material bastante más extremo y corrosivo de lo que ...And Oceans entregó en toda su carrera. Por supuesto, la impronta negra no ha desaparecido del todo y, de hecho, las referencias más cercanas que se pueden mencionar son grupos de Metal Industrial con claras raíces o intenciones Blackmetaleras, como Red Harvest o Dodheimsgard. Pero eso es sólo una aproximación, lo expuesto en estos trece temas exhibe una personalidad y un grado de afiebrada inventiva imposibles de ignorar. El tono es futurista (un futuro poco alentador, claro está), caótico, abrasivo y estimula los sentidos hasta llevarlos a un paroxismo de visiones perturbadoras. Las bases suenan duras y mecánicas, por momentos acercándose a las irregularidades rítmicas de Meshuggah y al groove cibernético de Fear Factory, en otros rescatando las marchas hipnóticas de Godflesh e inclusive estallando en furibundas aceleradas que no hubieran desentonado en aquel glorioso “City” de Straspping Young Lad. La voz gruñe empapada de distorsión, con un tono rasposo y violento pero articulado y sin irse casi nunca a los extremos más podridos (incluso hay lugar para algún pasaje cantado de forma melódica), las guitarras dibujan riffs secos y cortantes como una navaja afiladísima y se permiten adornarlos con penetrantes texturas y disonancias que infectan el aire de masiva electricidad. Pero las palmas y el liderazgo creativo se lo lleva una labor de programación, teclados y samples que justifica su barroca omnipresencia con un grado de inventiva superlativo, manejando infinitas variantes sónicas (percusiones metálicas, colchones melódicos, secuencias enfermizas, parlamentos deformados, cavernosas ambientaciones, beats enmugrecidos, distorsiones subliminales y un sinfín de crujidos y erupciones que se introducen por los oídos hasta envenenar por completo la mente, destruyendo neuronas a su paso) y aportando un marco definitivo de locura digital al espeso entramado musical del cuarteto. El hecho de que, en más de un momento, parezcan colarse influencias de artistas netamente Electrónicos como Aphex Twin, Atari Teenage Riot o 2nd Gen (aunque siempre atravesados por el prisma de agresión metálica/industrial), nos habla a las claras del refrescante desprejuicio que domina la placa. En ese sentido, se requieren oídos acostumbrados a la hostilidad pero igualmente abiertos a nuevas experiencias para poder apreciar esta auténtica obra de arte siniestro en toda su tortuosa magnitud.
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