Por Fernando Suarez.
-Dayspring “Dreamstate” (1994)
Con una corta existencia (1994 a 1995, si no contamos que desde 1992 a 1994 fueron conocidos como Grip, nombre bajo el cual editaron un ep en 1993, “Friction burn fatal”) y un único disco, Dayspring se las arregló para erigirse como una de esas gemas injustamente ignoradas de los noventas, gracias a un sonido sumamente personal y difícil de meter en una categoría específica. Para empezar, hay que decir que estos muchachos de Richmond tenían sus claras raíces en el Hardcore y compartían un cierto espíritu introspectivo y levemente metalizado con bandas contemporáneas (y varias de ellas compañeras en el sello New Age Records) como Temperance, Eleven Thirty-Four, Outspoken o Mean Season. Pero eso no era todo. El cuarteto se desmarcaba de gran parte de sus colegas con una impronta fuertemente melódica, que tomaba nota de diversas influencias y las fundía en un entramado tan propio como intenso. Así, podemos hallar en estos ocho temas algo de Fugazi (en especial en lo que hace al manejo de tensiones y dinámicas, ciertas robustas líneas de bajo y a letras que examinan cuestiones políticas y sociales desde un punto de vista más bien emocional), ciertos ecos lejanos de la pesadez melancólica de Life Of Agony y una evidente afinidad con el Post-Hardcore neoyorquino de grupos como Burn, Supertouch o Into Another. Hasta puede resultar curiosa la similitud de algunos pasajes de la placa con lo hecho por nuestros No Demuestra Interés en sus horas menos desenfrenadas y cabe mencionar una cercana relación con los Washingtonianos Post-Hardcoreros de Ashes (banda donde tocaba el inquieto Brian McTernan, otro ícono del Hardcore noventoso), con quienes compartieron numerosas fechas y cuya vocalista Elena Ritchie pone su dulce voz en un par de canciones. Pero, por supuesto, todos estos no son más que puntos de referencia como para que se hagan una idea, lo cierto es que el resultado final exhibía una fuerte identidad y una calidad compositiva que iba más allá de la suma de influencias. De hecho, tampoco es de extrañar percibir algo de este sonido en lo que luego harían bandas como Deftones o Thursday, aunque aquí todavía se respiraba un fuerte aire a crudeza Core que se conjugaba a la perfección con las sentidas y vulnerables (a pesar del tono rasposo del vocalista/guitarrista Cen Penn) líneas vocales y los cuidados juegos de riffs y armonías de las guitarras. En fin, emoción, potencia, inventiva y lucidez es lo que encontrarán aquí, expuestas con el nervio del Hardcore y esa amplitud de miras musicales tan típica de los noventas. No se le puede pedir más a la vida.
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