Por Fernando Suarez.
-Have Heart “Songs to scream at the sun” (2008)
El pecho abierto en dos y este corazón universal que sangra y se deshace con cada latido. Los espejos que nos devuelven fantasmas de aquello que nunca quisimos ser. Estas canciones que pavimentan caminos inciertos, guiados por un sol que ilumina hasta quemarnos la piel. Los lugares, las personas, los recuerdos, las palabras. Un único grito para liberarnos a todos, kilómetros de soledad sobre nuestros hombros. La poesía de las entrañas, aquella que nos hace humanos, nos hiere y nos fortalece. Las venas hinchadas, los ojos temblorosos, las manos inquietas en un silencio de versos que arden. Imágenes y preguntas gritadas al cielo. Hermanados por esta sangre que hierve y no por las pequeñas mezquindades, los gestos insulsos, los juicios de la soberbia y el miedo. Estas calles nocturnas que parecen eternas, estas jaulas dentro de jaulas, estas gotas de tiempo que se nos resbalan de los dedos. Somos más que esto, podríamos serlo. El dolor y el sosiego, la voluntad y las miradas nubladas. Los hombres, sus hijos, sus hermanos y hermanas. Esta sabiduría trascendental que raspa el fondo de nuestras almas. La hoja en blanco que amenaza y estas líneas que atraviesan las eras como afilados haces de luz. La historia de todas las vidas en una vida, todas las canciones en una canción (o diez), todos los gritos en un grito. Las visiones confusas, los pasos erráticos, los reproches egoístas y los brazos abiertos que esperan respuestas que ellos mismos temen escuchar. Este frágil dibujo de humanidad que se mutila en ilusiones y despierta liberado y reconstruido por sus propias fallas. Estas heridas que son nuestra marca de nacimiento, el diseño de esta belleza imperfecta. “Donde los ojos que ven se vuelven ciegos, donde los labios olvidan besar, donde todo es nada, levántate, mi alma, y canta”.
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