Por Fernando Suarez.
-Fire! With Jim O’Rourke “Unreleased?” (2011)
Fire! es un trío sueco conformado por Andreas Werliin (batería y percusión), Johan Berthling (bajo) y el inquieto Mats Gustafsson (saxofón, Fender Rhodes y electrónica), todos ellos nombres destacados en el terreno de la experimentación más vanguardista y libre de formas. En 2009 editaron un magnífico álbum debut (“You liked me five minutes ago”) y ahora vuelven para seguir plantando semillas de inquietud en nuestras mentes con su deforme música, esta vez con la ayuda de otro prócer de la vanguardia, el multifacético (su paso por bandas como Gastr Del Sol, Sonic Youth, Loose Fur, Brise-Glace o Yona-Kit, sus infinitas colaboraciones con artistas que van de Wilco a K.K. Null y su ecléctica y prolífica carrera solista son motivos suficientes para calzarle dicho adjetivo) Jim O’Rourke. Hasta ahí las presentaciones de rigor, lo que sigue es un viaje musical tan denso como atrapante, dividido en cuatro piezas absolutamente sorprendentes, donde los músicos improvisan con una soltura y una amplitud de miras apabullante, al tiempo que se las arreglan para dar a luz resultados concretos y de una inusitada solidez. Podríamos hablar de Free-Jazz en sus formas más retorcidas y hostiles, podríamos mencionar esos climas de hipnótica oscuridad con cierto aire a Kraut-Rock ennegrecido y perverso, podríamos trazar ciertos paralelos con el Einstürzende Neubauten más refinado, podríamos destacar la cuidadosa, casi telepática, interacción entre cada uno de los instrumentos y las envolventes murallas sónicas que estos generan. Podríamos maravillarnos con el tenso pulso rítmico que Werliin y Berthling sostienen sin fisuras, por el dinamismo con el que los golpes de la batería invitan a sinuosas danzas y la profundidad grave y robusta de las líneas del bajo. Podríamos, simplemente, quedar boquiabiertos por el infinito despliegue de inventiva que Gustafsson y O’Rourke (que ya habían colaborado en proyectos musicales previos) exponen a cada segundo, por la vasta gama de recursos con las que adornan estos punzantes recorridos musicales, por la intensidad que transmiten en los pasajes más álgidos y la impresionante habilidad con la que generan los más densos, perturbadores e inverosímiles paisajes sonoros y armónicos. Podría hacer todo eso y más pero lo único que cuenta es cerrar los ojos, poner play y dejarse llevar por este flujo maravilloso de pura música en constante ebullición.
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