Por Fernando Suarez.
-Abruptum “Potestates apocalypsis” (2011)
A pesar de haber cesado de existir como grupo (por así llamarlo) en 2005, Abruptum sigue entregando material inédito. En este caso, se trata de un disco grabado hace varios años (aunque, haciendo gala del aura misteriosa que siempre caracterizó a esta gente, no se especifica exactamente en qué año), que recrea musicalmente el Apocalipsis a través de sus cuatro jinetes: Peste, Guerra, Hambre y Muerte. Hasta ahí un concepto que sigue, más o menos, los lineamientos esperables dentro del Black Metal en general. Pero, claro, cualquiera que esté mínimamente familiarizado con la enfermedad que Abruptum viene esparciendo sobre la tierra desde principios de los noventas (cuando el mismo Euronymous se interesó en ellos y los acogió en su propio sello, Deathlike Silence Productions), sabrá que esperar material convencional de ellos sería un grave error. En efecto, su sonido siempre estuvo más cerca de las cavernosas ambientaciones Industriales, el Drone y las más tortuosas experimentaciones sonoras, que de los blast-beats, los riffs metálicos y los teclados épicos, aunque siempre con el foco puesto en las sensaciones más pérfidas y siniestras que puedan imaginar. La cosa no cambia en este “Potestates apocalypsis”, conformado por cuatro extensos temas (cada uno dedicado a uno de los mencionados Jinetes del Apocalipsis) que nos sumergen en un espeso viaje sónico de absoluta oscuridad lisérgica y formas poco definidas. Lo curioso es que, a pesar de tratarse de música eminentemente abstracta y netamente experimental, cada una de las composiciones transmite certeras visiones relacionadas con sus respectivos protagonistas. Así, “Pestilencia” propone un paisaje intensamente desolador, donde los sonidos resuenan como los ecos fantasmales de millones de infectados en sus últimos estertores agónicos, “Bellum” trae al frente un clima más agresivo (inclusive incorporando ritmos marciales), debajo del cual estallan crujidos y retazos de melodías de guerra achicharradas por bombas de puro ruido, “Fames” nos asfixia con un impenetrable entramado de texturas (enterrado bajo capas de mugre digital se puede escuchar un lúgubre coro gregoriano) atravesado por punzantes sacudidas ruidosas que replican con apabullante exactitud los espasmos que se sienten en las entrañas cuando éstas comienzan a consumirse, y “Mort” cierra el sórdido recorrido con gruesas resonancias que se mueven en círculos hasta envolver los sentidos y sumirlos en el más absoluto de los vacíos, mientras las visiones finales de un mundo que ya no es se marcan a fuego en nuestros espíritus y les anticipan lo que les espera por el resto de la eternidad. En fin, los seguidores más ortodoxos y conservadores todavía estarán lamentándose por la partida de It (miembro fundador de la banda) en 1996 y vapuleando a Evil (el único integrante desde ese entonces) por seguir adelante con este proyecto. Si no tienen ese tipo de problemas (y espero que no los tengan), he aquí otra de esas magníficas obras de pura maldad sónica a las que Abruptum nos tiene acostumbrados.
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