Por Fernando Suarez.
-U.S. Christmas “The valley path” (2011)
Ya llevan casi diez años desparramando su espesa y ominosa Psicodelia Rockera sobre nuestras mentes y, para un grupo que cuenta con el aval de Neurot Recordings (el sello discográfico regenteado por Neurosis), no lo hacen nada mal. El año pasado nos propusieron uno de los viajes más densos de la mano de “Run thick in the night” y ahora nos entregan la que, probablemente, sea su obra más ambiciosa. En palabras de Nate Hall (cantante, guitarrista y líder espiritual del grupo), “una canción no tiene por qué ser parte de una colección. Es más importante que la música misma tome el camino que ella ha elegido y un artista debe estar dispuesto a dejar que esto suceda. “The valley path” es una canción. Y una canción es una cosa que cambia”. Ok, para algunos sonara demasiado críptico y pretensioso, otros le recomendarán que afloje con el porro pero, en cualquier caso, las pautas musicales y artísticas de U.S. Christmas siempre estuvieron claras de entrada. Entonces, “The valley path” es una canción de casi cuarenta minutos de duración, una especie de entidad musical orgánica que va fluctuando entre hipnóticos arpegios, siseantes teclados y efectos sonoros, ritmos lúgubres, áridos rasgueos rurales, monolíticas murallas de distorsión, melodías de sobria profundidad espiritual, arreglos de violín que desgarran el corazón y una vasta gama de recursos musicales puestos al servicio de envolventes visiones de melancolía lisérgica. Bien vale aclarar que no se trata de una zapada, como el mismo Hall se encargó de aclarar, esto es una canción. Aún con sus secciones divididas por remansos ambientales casi abstractos, el hilo conductor se percibe a lo largo de todo el recorrido y cada mínimo detalle parece estar colocado de forma cuidadosa, natural pero no al azar. Aún sin perder ninguna de sus cualidades y respetando sus influencias de siempre, el sexteto expone su costado más compacto, guiado más por la sensibilidad melódica que por los caprichos sónicos y acercándose cada vez más a un espíritu de Folk introspectivo y cavernoso (aunque atravesado por rugientes mareas de distorsión y atronadores golpes de batería) afín a artistas como Johnny Cash, 16 Horsepower, Murder By Death, Mark Lanegan, Levellers (aunque sin el costado Pop) o las aventuras solistas de Scott Kelly y Steve Von Till de Neurosis. Y les puedo asegurar que la intensidad que alcanzan en los puntos más álgidos de su desarrollo no tiene nada que ver con esa languidez decadente que tantas veces se percibe en gran parte del Rock Psicodélico en general. Aquí hay fuego, señores, y eso es algo que demanda atención y respeto.
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