Por Fernando Suarez.
-Title Tracks “In blank” (2011)
A diferencia de “It was easy” (álbum debut de Title Tracks, editado en 2010), donde John Davis (líder indiscutido del grupo y ex miembro de los geniales Q And Not U) se había encargado de grabar todos los instrumentos y las voces (con excepción de un par de invitados), “In blank” fue registrado casi como un disco en vivo en el estudio, con Davis acompañado por la base rítmica de Michael Cotterman (bajo) y Andrew Black (batería). El resultado de ello es, obviamente, un sonido más crudo y natural, una energía más urgente que le calza a la perfección a estas once (bueno, son diez más “I can’t hide”, un cover de The Flamin’ Groovies) gemas Poperas concebidas por Davis. Es más, el disco fue mezclado en mono, como para acercarse aún más a ese viejo sonido Power-Pop de los setentas, con los legendarios Big Star como ineludible referente. La placa arranca con una seguidilla de temas bien energéticos, con ritmos nerviosos y efervescentes, guitarras rasposas pero nunca excedidas en suciedad y unas líneas vocales (la voz de Davis tiene un cierto aire al viejo Elvis Costello y los coros son un auténtico manjar) francamente perfectas, capaces de emocionar profundamente con su sencillez o de iluminar el espíritu a pura frescura, provistas de un gancho inmediato e irresistible y construidas con entrañable cuidado artesanal. A partir de la segunda mitad comienzan a aparecer canciones un tanto más reposadas y dulces, que nos confirman que la variedad de “It was easy” no se ha perdido, sino que el trío maneja ahora esas variantes de forma mucho más compacta y certera. Pero, como corresponde a este tipo de trabajos, el punto está en las canciones mismas. Y allí el nivel se ha incrementado notablemente, cada tema podría ser un hit obligatorio en algún universo paralelo, cada melodía se adhiere a la memoria y se clava en el corazón con una soltura pasmosa y un brillo superlativo. E insisto con el empuje orgánico que aporta la formación de trío, un claro ejemplo de que la intensidad no tiene nada que ver con los decibeles o los trucos sonoros, sino con la energía que surge de las entrañas. Y el que crea que las palabras Pop e intensidad no deberían ocupar una misma oración, haría bien en comprobar su error y disfrutar de la poco más de media hora de pura dicha melódica que nos entrega este maravilloso “In blank”.
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