Por Fernando Suarez.
-Sunflare “Young love” (2011)
“Young love” es lo que pasa cuando a tres muchachos portugueses se los encierra durante un tiempo en un sótano, se los provee de instrumentos rockeros, sustancias alteradoras de la consciencia y mucho volumen, y se los deja expresar sus pulsiones más básicas a puro riff distorsionado. Y, cuando digo distorsionado más bien estoy diciendo saturado, enterrado en un magma de mugre eléctrica que derrite neuronas a su paso. Bien, de cierta forma esto es Rock Psicodélico de pura cepa pero no me imagino al público de Woodstock haciendo sus apacibles danzas junto a estos cuatro temas que componen la placa. Es que todo suena tan sucio que el viaje lisérgico parece ser forzado a través de nuestros oídos, empujado con afiladas agujas. Y no me refiero sólo a la guitarra, aunque, claro, ella es la principal generadora de ruido aquí. Pero la base rítmica no se queda atrás, con un bajo que suena como un Geezer Butler enloquecido y estrangulado y un baterista que descarga toda su saña sobre sus pobres parches y platillos. Antes hablé de Psicodelia y tal vez deba agregar que esto está más cerca de la demencia achicharrada de Butthole Surfers que del colorido cósmico del primer Pink Floyd. De todas formas, el resultado final es bastante personal. Por momentos suenan como si tomaran el Rock más tradicional de los sesentas y los setentas (con esa clara raíz bluesera y todo) y se dedicaran sistemática y psicóticamente a patearlo en la entrepierna, con un gesto desencajado, mezcla de reverencia y absoluta dicha homicida. Claro, estamos hablando de una energía salvaje y descontrolada, de ese frenetismo visceral que se suponía era marca registrada de aquel viejo Rock N’ Roll y que aquí reaparece mutilado y, al mismo tiempo, re-energizado por un trío de cavernícolas con los amplificadores en once y los ojos desorbitados. Si Marty McFly al viajar al pasado e, involuntariamente, inspirar a Chuck Berry, hubiera tenido en sus gustos más Sonic Youth que Van Halen, el subsiguiente Rock hubiera sonado como este enquilombado “Young love”.
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