Por Fernando Suarez.
-Origin “Entity” (2011)
El tema con cada nuevo disco de Origin es que, si bien uno sabe que la cosa vendrá por los carriles del Death Metal más técnico, intrincado y brutal, nunca se está del todo preparado para el inhumano despliegue de instrumentaciones enrevesadas y la fértil imaginación que exponen como compositores. En ese sentido, “Entity” (quinto larga duración de estos oriundos de Kansas) sería más de lo mismo, lo que significa someter al cerebro a la ardua tarea de no entrar en cortocircuito tratando de seguir cada uno de estos laberínticos riffs, tratando de comprender las estructuras kafkianas (sí, soy un pretencioso de mierda, ¿y qué?) de las canciones y el frenético pulso rítmico que las sostiene. Desde ya, uno no busca aquí la mugre y el gancho inmediato de un Autopsy o un Bolt Thrower pero tampoco la pulcritud cristalina de un Cynic o un Atheist. En cierto aspecto, Origin podría estar más cerca de una suerte de Cephalic Carnage controlado y medicado, reemplazando el humor y los delirios marihuaneros por una violenta sobriedad y hasta ciertas escapadas de tinte espacial. Inclusive, el hecho de que alternen entre temas de duración extensa y tono casi épico (“Saliga”, “Consequence of solution”), breves estallidos de blast-beats taladrantes y dedos que se sacan chispas sobre el diapasón (“Purgatory”, “Banishing illusion”) y hasta algún climático instrumental (“The descent”), ayuda a mantener una cierta fluidez dinámica no muy común en este tipo de trabajos. Por lo demás, esto sigue siendo un desparramo de sádica inteligencia puesta al servicio de destruir sistemas nerviosos, el sonido es claro y potente (como era de esperar), los músicos demuestran a cada segundo su virulento virtuosismo (especial atención a guitarra y batería, innegables protagonistas de la placa) y las voces aportan el necesario toque de agresión moviéndose entre profundos gruñidos y desgarrados alaridos sin bajar ni por un segundo el nivel de intensidad. En fin, “Entity” es otra buena prueba de por qué Origin, en un mundo plagado de Deathmetaleros con mucho dedo y poca creatividad, es de las pocas bandas de esta índole que todavía vale la pena escuchar.
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