Por Fernando Suarez.
-Moonlit Sailor “Colors in stereo” (2011)
Si grupos como Explosions In The Sky, Mono e inclusive Mogwai (en ciertos momentos de su discografía) pueden ser vistos como las caras más amables, melódicas y azucaradamente emotivas del Post-Rock, entonces deberíamos buscar una nueva denominación para lo hecho por Moonlit Sailor en este tercer álbum. Post-Pop sería un término más adecuado pero tengo miedo de que alguien se lo tome en serio. Ok, tampoco es que estos suecos estén reinventando la pólvora ni nada por el estilo, es sólo que se las arreglaron para darle una vuelta de tuerca bastante personal a las enseñanzas de los mencionados grupos, partiendo de premisas similares pero llevando esos delicados desarrollos instrumentales a terrenos claramente cancioneros y alejados de cualquier tipo de exabrupto o exageración autoindulgente. De cierta forma, si tenemos en cuenta que, hasta ahora, han editado sus trabajos a través de Deep Elm (uno de los sellos discográficos más representativos del Emo de mediados de los noventas), podríamos trazar algún paralelo con bandas como American Football o The Appleseed Cast que, en su momento, ensayaron un acercamiento entre el complejo vuelo instrumental del Post-Rock y la sensibilidad melódica del Emo más Popero. Pero más allá de innegables puntos de referencia, el fuerte del cuarteto está, claro, en las canciones. Porque queda bien en claro que Moonlit Sailor no compone meros recorridos dinámicos de menor a mayor, sino que centra su trabajo en la estructura tradicional de canción, sin olvidar las variantes de intensidad pero manejándolas siempre a partir de una fuerte coherencia melódica y hasta proponiendo estribillos memorables, algo poco común para un grupo cien por ciento instrumental. En ese punto, también es admirable como, simplemente con el elegante despliegue de sus dos guitarras (mención especial para los entrañables juegos entre rasgueos acústicos y punteos eléctricos), se bastan para que en ningún momento se extrañe la participación de algún cantante. Desde ya, no faltan tampoco los estallidos distorsionados (aunque bastante controlados y siempre acompañados de alguna pegadiza línea melódica), los intrincados entramados de arpegios soñadores ni los climas de melodramatismo casi telenovelesco que suelen caracterizar a esta variante de Post-Rock. De todas formas, yo diría que “Colors in stereo” es un álbum recomendable para los amantes de las bellas y emotivas canciones melódicas, antes que para oídos restringidos a géneros musicales específicos.
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