Por Fernando Suarez.
-31 Knots “Trump harm” (2011)
A esta altura, luego de más de diez años de inquieta carrera, 31 Knots es un grupo que desafía cualquier tipo de categorización facilista. Hace tiempo que términos como Math-Rock, Indie-Rock o Post-Hardcore ya no son suficientes para describir lo hecho por este demente trío de Oregon. Y no me refiero solamente a la incorporación de diversos elementos electrónicos que hace unos años vienen sumando a su orgánico fluir de trío Rockero, hablo de un vuelo compositivo que escapa a las convenciones y, sin embargo, mantiene un fuerte respeto por la canción misma. “Trump harm” es su séptimo álbum (sin contar ep’s varios) y en él siguen avanzando hacia lugares musicales inéditos, desplegando un vasto arsenal de recursos e ideas que siempre se cristalizan en canciones redondas y memorables. Y es que, detrás de estos intrincados y a la vez elegantes entramados sónicos, siempre aparecen líneas vocales sumamente melódicas, adornadas por cuidadísimos coros e interpretadas con un buen gusto que jamás resigna la intensidad emocional. Claro, de cierta forma y más allá del alto grado de complejidad que exponen los músicos y sus composiciones, un descarnado corazoncito Punk todavía late aquí. Para algunos podrá resultar difícil reconciliar la idea de Punk con juegos armónicos y excentricidades rítmicas de tono jazzero, delicadas texturas psicodélicas/electrónicas, sutiles trucos de producción, dinámicas sofisticadas, refinado melodicismo Pop y alturas de imaginación compositiva que balancean la locura más absoluta con un gancho eminentemente emotivo y una certera atención al detalle, pero eso es problema de ellos, no de 31 Knots. Las referencias más cercanas que se me vienen a la mente son nombres como Minus The Bear o Battles, y aún así no alcanzan para comprender del todo lo hecho por estos tres auténticos artesanos musicales, más si tenemos en cuenta que se trata de grupos que nacieron con posterioridad y, seguramente, fueron influidos por 31 Knots. Sea como sea, lo que aquí tenemos son diez canciones pletóricas de una creatividad soberbia, entregadas con inteligencia y corazón por un grupo con inagotable apetito artístico que se caga con absoluta elegancia y naturalidad en los lugares comunes y las supuestas limitaciones estilísticas. No son cualidades para andar despreciando.
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