30 de junio de 2011

Review: Anchor "Recovery" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Anchor “Recovery” (2011)
Con sólo cuatro años de existencia, un larga duración (“The quiet dance”, de 2008) y algunos ep’s y compilados, estos suecos se vienen perfilando como una de las propuestas más interesantes e intensas del Hardcore actual. “Recovery” los encuentra furiosos y pasionales como siempre y con la creatividad en un estado de ardiente maduración. El sonido de Anchor se caracteriza por tener sus cimientos en los noventas pero, al mismo tiempo, utiliza sus influencias no como mero ejercicio de nostalgia, sino como punto de partida para desplegar una identidad musical marcada y vibrante. Así, podemos encontrarnos con un filo metálico afín a grupos como Earth Crisis, Strain o Downcast, la inventiva y la profundidad intelectual y emocional de otros como Snapcase, Unbroken, Outspoken o sus compatriotas Abhinanda y Refused, y una impronta contemporánea que los puede acercar a nombres como Verse (cuyo vocalista, Sean Murphy, aparece aquí como invitado, poniendo sus alaridos en “No love”), Have Heart o Killing The Dream. Por supuesto, todas esas no son más que referencias para que se hagan una idea. Si algo innegable hay a lo largo de estas once canciones es que el quinteto maneja pautas personales, jugando con ritmos y dinámicas variadas (aceleradas, rebajes grooveros, pasajes de extrema tensión), poniendo al frente el trabajo de dos guitarras afiladísimas y creativas, que van desde portentosos machaques a punzantes disonancias y acoples, pasando por extrañas armonías, arreglos melódicos y una colección de riffs que no paran ni por un segundo de patear culos, y coronando todo eso con la entrega furibunda y adrenalínica de un vocalista que, a pesar de todo, maneja con suma inteligencia las limitaciones típicas del género. Los músicos suenan ajustadísimos e imaginativos pero nunca acartonados, poniendo siempre al frente la intensidad, la liberadora descarga de energía. Es que aquí la cosa no pasa por jugar a ver quién es más rudo, sino por expresar, de forma urgente y visceral, todo el fuego que arde en las entrañas. Como nota al margen, cabe mencionar que el sello Vegan Records se ha encargado de la edición en nuestro país de este álbum, con resultados excepcionales, un cuidadísimo arte de tapa y un booklet rellenito, con fotos y todas las letras en inglés y en castellano. En fin, un paquete completo que ningún amante del buen Hardcore que se precie de tal debería dejar pasar.

Review: Throwing Muses “The season sessions: Summer” (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Throwing Muses “The season sessions: Summer” (2011)
Hace unos pocos meses nos habíamos ocupados de “Spring”, la tercera parte de estas “Season sessions” que Throwing Muses viene lanzando desde mediados de 2010 y que se cierran con este flamante “Summer”. Aquí tenemos otros seis temas, todos ellos reversiones actuales de viejas composiciones del grupo y con la magia intacta. Por supuesto, esto puede ser visto como material sólo para fans pero, aún sin negar dicha afirmación, también sirve como prueba del poderío emocional imperecedero que cargan estas maravillosas piezas de artesanía cancionera. Y es que las melodías que Kristin Hersh desgrana con su personal y vigorosa voz son capaces de transportarnos a vastos paisajes de ensoñación surrealista al tiempo que se clavan en lo más profundo de la sensibilidad, describiendo estados de ánimo con una exactitud y una naturalidad pasmosas. Nunca es fácil describir o encasillar el sonido de Throwing Muses, con sus raíces plantadas en el Punk (o el Post-Punk, si prefieren) más retorcido, una delicadeza melódica más afín al Pop y el Folk, y un vuelo creativo que desafía cualquier tipo de regla o limitación genérica. En última instancia, estamos hablando de grandes canciones, con el necesario nervio Rockero pero nunca burdas o predecibles, tremendamente emotivas pero alejadas de cualquier atisbo de teatralidad innecesaria, intensas hasta el desgarro pero siempre atentas a la belleza musical en su estado más puro y cristalino, plagadas de sutilezas e intrincadas elaboraciones pero nunca excesivamente crípticas o inaccesibles. En fin, los entendidos en la materia ya sabrán qué esperar y el resto puede (y debe) empezar a descubrir a una de las bandas más destacadas del Rock americano de las últimas tres décadas.

29 de junio de 2011

Review: Gripe "The future doesn't need you" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Gripe “The future doesn’t need you” (2011)
Ah, los placeres simples de la vida. Diez temas en poco más de doce minutos, un arte de tapa en blanco y negro, un baterista nervioso, una guitarra mugrienta, un vocalista que grita hasta sentir la sangre en la garganta y el sello de calidad de Grindcore Karaoke detrás de este debut de Gripe. ¿Se imaginan por dónde vienen los tiros? Sin ser una oda a la originalidad ni reinventar la rueda, estos oriundos de Athens, Georgia (hogar de R.E.M.), se las arreglan para presentar una interesante cruza de Grindcore, Powerviolence, Hardcore y Crust que toma los elementos más rabiosos y primitivos de dichos estilos y los funde en vertiginosas bolas de puro odio sin adulterar. Resuenan ciertos ecos del glorioso “Scum” pero también las estructuras caóticas y los ocasionales rebajes del Poderviolencia más cavernario (Infest, No Comment), un nada despreciable saborcito al Hardcore acelerado y salvaje de clásicos bostonianos como Siege o Deep Wound, la típica suciedad y las visiones apocalípticas del viejo Crust británico y hasta algunos riffs disonantes que no desentonarían en propuestas extremas más actuales. Todo envuelto en un sonido crudo, áspero pero con la suficiente claridad como para no perder energía, y expresado con una potencia imparable, una sensación constante de histeria descontrolada que hace hervir la sangre y castiga la mente con pinturas de un futuro negro, violento y opresivo. En fin, material extremo, que rescata glorias del pasado y las pone al día con una naturalidad y una intensidad que barren con la mera idea de revival. Amantes de la velocidad, la roña, la agresión, el frenetismo y los futuros distópicos, a por esta belleza.

Review: Abril "Ep" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Abril “Ep” (2011)
Ellos llaman a este ep más un experimento que un disco propiamente dicho, y el carácter improvisado, espontáneo y claramente explorativo de las tres piezas musicales que lo componen (simplemente tituladas “Uno”, “Dos” y “Tres”) podría darles la razón. Aunque tal vez se esconda algo de modestia detrás de semejante afirmación. Al fin y al cabo, a esta altura ya sabemos que un disco basado íntegramente en la improvisación puede llegar a ser una auténtica obra maestra. Ok, este joven trío autóctono todavía está lejos de obras maestras pero muestran la suficiente soltura e imaginación como para llamar la atención de oídos inquietos. Parten de una base Rockera tradicional (guitarra, bajo y batería) y a ella le suman extrañas voces, samples, theremin y melódica, como para dejar en claro que se trata de un viaje movidito e impredecible. Otro punto importante es el trabajo de edición, ya que el material está tomado de diversas improvisaciones, realizadas en diferentes ámbitos y con variadas calidades sonoras, y luego fundido en los tres tracks definitivos, casi a la manera de los primeros Tortoise, aunque aquí el tono es mucho menos cerebral y no hay tanta presencia de elementos electrónicos y elegancia Jazzera/Progresiva. En líneas generales, el punto más cercano de comparación que se me viene a la mente son los trabajos más experimentales (justamente, aquellos más volcados a la improvisación) de Sonic Youth, atravesados por cierta demencia Mikepattonesca o Johnzornesca y hasta condimentados por cierto aire lejano al Math-Rock irreverente y desprejuiciado de bandas como Tera Melos o By The End Of Tonight. En fin, material exigente (aunque lo pueden descargar de forma gratuita vistando www.abrilmusica.blogspot.com), desde ya, pero bien hecho y pletórico de buenas ideas y frescura. Yo que ustedes los seguiría bien de cerca.

28 de junio de 2011

Review: Startoday "Another chance" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Startoday “Another chance” (2011)
“Illusion”, el ep con que debutaron en 2009, ya mostraba a Startoday como una brisa bastante refrescante y una atendible promesa dentro del panorama del Hardcore melódico actual. “Another chance” los ve debutar en el formato de larga duración (bueno, para el estilo, estos diez temas en veinticuatro minutos es larga duración) y confirmar todas las expectativas que el mencionado ep pudo generar. Dije Hardcore melódico y el nombre del grupo (clara referencia a Gorilla Biscuits) tira alguna pista. En efecto, aquí tenemos canciones montadas sobre ritmos vertiginosos, plagadas de cortes, marchas y contramarchas, con dos guitarras que se sacan chispas entre riffs energéticos, emotivas armonías y arreglos varios interpretados con una precisión quirúrgica, y una voz que pone el equilibrio justo entre la crudeza de la vieja escuela y melodías donde prima la emoción y el buen gusto. Por supuesto, por momentos pueden surgir comparaciones con nombres como Strike Anywhere o Comeback Kid pero, en los papeles, el producto final exhibe una fuerte personalidad y una potencia que barre con cualquier tipo de objeción. Es que estos italianos balancean sus composiciones de forma inteligente y certera, subiendo las revoluciones y la agresión cuando es necesario y replegándose en bellos respiros melódicos sin perder nunca de vista la intensidad dinámica y ese nerviosismo urgente que suele caracterizar al mejor Hardcore, melódico o no. Por otro lado, también es destacable la virtuosa labor instrumental de los músicos, ajustadísima y creativa pero siempre ubicada dentro de lo que las canciones necesitan y eludiendo con gracia y clase los lugares comunes más incómodos del estilo. En fin, tal vez resulte demasiado duro para los skaters fans de NOFX y demasiado sensible para los mosheros con equis en los puños pero, si pueden apreciar un camino intermedio recorrido con vigor y buenas ideas musicales, he aquí una opción más que saludable.

Review: Samiyam "Sam Baker's album" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Samiyam “Sam Baker’s album” (2011)
Por lo general conocido por su trabajo junto a Flying Lotus, Sam Baker (tal el hombre detrás de Samiyam) se ganó un lugar de privilegio en el mundo del Hip-Hop experimental de los últimos años por peso e ideas propias. Sólo un larga duración (el caótico “Rap beats Vol. 1”, editado en 2008) y algunos ep’s le bastaron para exponer una locura sumamente original a la hora de construir sus intrincadas arquitecturas sonoras y ahora este “Sam Baker’s album” viene a confirmar dicho talento y, de paso, subir la apuesta. A diferencia de esa impronta más bien épica (casi sinfónica) y espacial de Flying Lotus, lo de Baker pasa por miniaturas compositivas (ningún tema llega a los cuatro minutos de duración y la mayoría no pasa de los dos) instrumentales sostenidas en ritmos irregulares e hipnóticos y adornadas por arreglos de tono entre lúdico y enfermizo. En ese sentido, se puede comparar a Samiyam con otro artesano de la demencia Hip-hopera como Odd Nosdam (colaborador de Mike Patton, como para que se hagan una idea), en especial en lo que hace a esa suerte de A.D.D. desprejuiciado y desencajado, esa excitante sensación de sorpresa que transmiten sus trabajos. Aquí tenemos diecisiete canciones (bueno, por así llamarlas) en cuarenta minutos y les puedo asegurar que el resultado final es tan estimulante como colorido y absolutamente personal. La parte rítmica es una oda a la minuciosidad y la contractura, sin necesidad de levantar demasiado las revoluciones (de hecho, por lo general la cosa viene a un tempo más bien aletargado) se las arregla para eludir con suma frescura los lugares comunes del género y la música bailable/electrónica en general. Por el lado del relleno instrumental, el asunto se pone aún más impredecible y variado, jugando con infinidad de sonidos, texturas, melodías, ruidos y arreglos que se deforman en un flujo constante de imágenes lisérgicas que atacan la mente y dan vuelta las percepciones. Desde emotivos colchones de teclados a punzantes chirridos y crepitantes secuencias, pasando por armonías al borde de la disonancia, samples mutilados y un sinfín de recursos que dan buena prueba de la febril imaginación de Baker. Desde ya, no es material de escucha fácil (hace falta un oído amigo de los sonidos y tratamientos electrónicos y una apertura mental dispuesta a todo) pero allí reside gran parte de su retorcido encanto. Si nada de eso les produce prejuicios, aquí encontrarán un bocado de difícil digestión pero que les dejará un más que gratificante sabor de boca.

27 de junio de 2011

Review: Sourvein "Black fangs" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Sourvein “Black fangs” (2011)
A principios de este año tuvimos una nueva entrega discográfica de Weedeater (“Jason...the dragon”) y la que es casi su banda hermana no podía quedarse atrás. Lo de la hermandad entre ambos grupos tiene que ver con su origen en común (North Carolina), con el hecho de que hayan compartido integrantes (que también pasaron por otras bandas como Bongzilla y los legendarios Buzzov-En) y, por supuesto, porque se trata de destacados exponentes del Sludge más arquetípico. Mientras lo de Weedeater es más afín a la densidad marihuanera de Bongzilla, Sourvein se mantiene en el lado oscuro, con mucha de la carga aplastante del viejo Doom (Saint Vitus a la cabeza) pero también con los acoples y el corazón Hardcore de Eyehategod y, obviamente, Buzzov-En. En ese aspecto, “Black fangs” no trae sorpresas, diez temas de pura adoración Sabbáthica empujada a su expresión más virulenta, con riffs gordísimos y arrastrados, ritmos moribundos que, sólo ocasionalmente, levantan la marcha, quebrados alaridos de desesperación, perturbadoras atmósferas de enfermedad y toda esa negrura empantanada que el género exige. No lo hacen mal, desde ya, se trata de una de las agrupaciones más sólidas en este campo y el hecho de que existan desde principios de los noventas les da una experiencia y un notable conocimiento del terreno en el que se mueven. Tienen en Troy Medlin (también conocido como T-Roy y único miembro fundador que todavía se mantiene en el grupo) un furioso vocalista (que suple sus limitaciones técnicas a puro grito pelado) y un eximio creador de riffs y composiciones que transmiten una palpable sensación de lúgubre asfixia, por momentos hasta acercándose a esos climas de sordidez casi Blackmetalera que un grupo como Unearthly Trance incorporara al estilo en su momento. O sea, los tipos se las arreglan para no aburrir nunca, dentro de un esquema sin demasiado espacio para variantes, lo cual no es poco hoy en día. Amantes de la incomodidad sureña, a por él.

Review: Sunflare "Young love" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Sunflare “Young love” (2011)
“Young love” es lo que pasa cuando a tres muchachos portugueses se los encierra durante un tiempo en un sótano, se los provee de instrumentos rockeros, sustancias alteradoras de la consciencia y mucho volumen, y se los deja expresar sus pulsiones más básicas a puro riff distorsionado. Y, cuando digo distorsionado más bien estoy diciendo saturado, enterrado en un magma de mugre eléctrica que derrite neuronas a su paso. Bien, de cierta forma esto es Rock Psicodélico de pura cepa pero no me imagino al público de Woodstock haciendo sus apacibles danzas junto a estos cuatro temas que componen la placa. Es que todo suena tan sucio que el viaje lisérgico parece ser forzado a través de nuestros oídos, empujado con afiladas agujas. Y no me refiero sólo a la guitarra, aunque, claro, ella es la principal generadora de ruido aquí. Pero la base rítmica no se queda atrás, con un bajo que suena como un Geezer Butler enloquecido y estrangulado y un baterista que descarga toda su saña sobre sus pobres parches y platillos. Antes hablé de Psicodelia y tal vez deba agregar que esto está más cerca de la demencia achicharrada de Butthole Surfers que del colorido cósmico del primer Pink Floyd. De todas formas, el resultado final es bastante personal. Por momentos suenan como si tomaran el Rock más tradicional de los sesentas y los setentas (con esa clara raíz bluesera y todo) y se dedicaran sistemática y psicóticamente a patearlo en la entrepierna, con un gesto desencajado, mezcla de reverencia y absoluta dicha homicida. Claro, estamos hablando de una energía salvaje y descontrolada, de ese frenetismo visceral que se suponía era marca registrada de aquel viejo Rock N’ Roll y que aquí reaparece mutilado y, al mismo tiempo, re-energizado por un trío de cavernícolas con los amplificadores en once y los ojos desorbitados. Si Marty McFly al viajar al pasado e, involuntariamente, inspirar a Chuck Berry, hubiera tenido en sus gustos más Sonic Youth que Van Halen, el subsiguiente Rock hubiera sonado como este enquilombado “Young love”.

25 de junio de 2011

Review: Selfmindead "At the barricades we fall" (2000)

 Por Fernando Suarez.

-Selfmindead “At the barricades we fall” (2000)
Ok, ya se ha dicho varias veces lo importante que fue Refused (en especial su monumental “The shape of Punk to come”, pero sin olvidar nunca el cercano “Songs to fan the flames of discontent”) para el Hardcore en general y la escena sueca en particular. A pesar de formar parte de las filas de Solid State (un sello dedicado casi exclusivamente a la rama cristiana del género, algo que los colocaría, en principio, en las antípodas ideológicas de Refused), Selfmindead, y este segundo álbum en especial, es uno de los mejores ejemplos (si no el mejor) de cómo la influencia de los oriundos de Umeå ayudó a forjar una forma diferente de entender al Hardcore, manteniendo la rabia y la pasión necesarias pero sumando una intrincada musicalidad que antes parecía reservada sólo al Post-Hardcore (Bien vale aclarar que, en esos años en Estados Unidos, grupos como Snapcase, Cast Iron Hike o Guilt, entre otros, ya mostraban inquietudes similares). Comenzando con esa patada inicial que es “Liar”, el quinteto deja bien en claro que estudiaron a la perfección las innovaciones incorporadas por sus mencionados compatriotas, desde el empleo de rítmicas irregulares que, no obstante, en todo momento mantienen un contagioso sentido del groove, a esas guitarras que se expanden en texturas, riffs y arreglos de una riqueza armónica inédita sin por ello resignar el filo agresivo ni el empuje visceral, pasando por un trabajo compositivo sumamente inteligente, dinámico y provisto de una intensidad (los alaridos, casi idénticos a los de Dennis Lyxzén, de Ilkka Viitasalo y el sonido masivo que logran los instrumentos ponen su importante granito de arena en ese terreno) que se siente como martillazos en los huesos. Siguiendo con el hilo de las comparaciones, podríamos decir que “At the barricades we fall” hubiera sido casi un puente perfecto entre “Songs to fan the flames of discontent” y “The shape of Punk to come”, equilibrando la potencia feroz pero controlada del primero y las excentricidades compositivas del segundo sin salirse nunca del formato tradicional de guitarra, bajo, batería y voz. A su vez, es posible hallar aquí una labor de guitarras que profundiza el juego con disonancias y hasta se anima con alguna que otra melodía de tono emotivo que calza a la perfección con la entrega desgarrada de cada una de estas once bombas musicales que componen la placa. O sea, en cierto aspecto esto puede sonar a una copia de Refused pero, por otro lado, sería una copia hecha con tal nivel compositivo, tal vuelo creativo (insisto con esas guitarras, un auténtico manjar) y tal palpable excitación que podría colocarse sin problemas junto a sus referentes y presentarles batalla. Es una pena que se separaran en 2003, cuando comenzaban a preparar su tercer disco, pero para cualquiera que aprecie la adrenalina y la urgencia del Hardcore reinterpretada por una mirada casi intelectual y una innegable profundidad musical, “At the barricades we fall” debería bastar para hacerlos felices.

24 de junio de 2011

Review: Ed Gein "Bad luck" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Ed Gein “Bad luck” (2011)
Mala suerte, en efecto. Seis años tuvieron que pasar desde aquella aplanadora que fuera “Judas goats and dieseleaters” (sucesora de otra aplanadora conocida como “It's a shame that a family can be torn apart by something as simple as a pack of wild dogs” y editada en 2003) para que nuestros oídos pudieran recibir otra buena paliza por parte de estos nerviosos neoyorquinos que toman su nombre de uno de los asesinos seriales más tristemente célebres de la historia norteamericana. Pero basta de quejas, lo que aquí tenemos son once nuevos estallidos de pura furia desquiciada, con esa particular cruza de Grind, Mathcore, Crust y hasta cierto lejano gustito Sludge que el trío tan bien maneja, condensados en poco más de veintidós minutos y capaces de enervar al monje Zen más centrado. Sí, dije trío aunque esto suene como una estampida de mamuts merqueados avanzando a toda velocidad y arrasando con todo a su paso. Y es que una de las mayores virtudes de Ed Gein es esa capacidad para construir canciones bien extremas y frenéticas, donde la depurada técnica instrumental (presten atención a esos riffs asesinos y a los golpes maniáticos de la batería) y la más retorcida inventiva conviven sin problemas con una energía física urgente, una entrega rabiosa y salvaje que expone un inquebrantable corazón Hardcore. En ese aspecto, se nota, especialmente en las voces (pero también en ciertos riffs y estructuras rítmicas), un mayor acercamiento al Core, dejando un tanto de lado los alaridos más podridos y aportando un cierto saborcito (nada despreciable, por cierto) a Pig Destroyer o lo hecho por Drugs Of Faith en su genial “Corroded”. De todas formas, no es que hayan perdido su impronta personal, esa potencia viciosa y desquiciada que hace hervir la sangre, esos martillazos rítmicos que trituran los huesos, esa angularidad casi oculta que perturba las neuronas, ese sonido áspero y claro al mismo tiempo. Es más, me atrevo a decir que “Bad luck” termina por exponer un nuevo estadío en la identidad del grupo, sin perder las virtudes de antaño pero dándoles una nueva (y siempre brutal) forma. Lo único que me faltó es la tradición que venían cumpliendo de meter un cover oculto de Nirvana al final del disco pero, bueno, ante semejante patada en los dientes se los dejo pasar.

Review: Raein "Sulla linea d'orizzonte tra questa mia vita e quella di tutti" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Raein “Sulla linea d'orizzonte tra questa mia vita e quella di tutti” (2011)
Debo confesar que, por motivos que no comprendo del todo (el prejuicio obra de formas misteriosas), le tenía cierta idea a Raein. Esto es, hasta que alguien que sabe bastante del tema (de varios temas en realidad pero eso no viene al caso) me los recomendó especialmente y tuvo el buen tino de mencionar conexiones con La Quiete, una de las bandas más interesantes surgidas de la ebulliciente escena Screamo europea. En efecto, lo de este sexteto italiano va por el lado del Screamo y tiene algún que otro parecido musical con La Quiete pero se planta con una personalidad bien definida. Digamos que, si hoy en día gran parte del género se debate entre exponentes bien extremos y corrosivos (Ampere, Ostende, Bears!, Fitful) y aquellos que experimentan con la delicadeza épica del Post-Rock (Envy, Isaïah, The Black Heart Rebellion), Raein recorre una suerte de camino intermedio que, en última instancia, rescata los vínculos iniciales del estilo con el Post-Hardcore más crudo de grupos como Amber Inn, Four Hundred Years o Torches To Rome, dando a luz un resultado final donde las buenas canciones conviven con la emotividad más visceral y desgarrada, la inteligente elaboración instrumental y un potente empuje rítmico de clara raíz Hardcore. Por momentos pueden llegar a sentirse descolocados al notar que las letras son cantadas en italiano (bah, al menos yo suelo tener problemas para adaptar el oído a idiomas que no sean el inglés) pero es un detalle que queda en notable segundo plano a medida que avanzan los temas y la energía emocional que despliegan se va clavando con fuerza en el corazón. Por otro lado, es muy destacable la labor de las guitarras (tenemos tres de ellas), que llevan las riendas de las composiciones con intrincados entramados armónicos pletóricos de imaginación y buen gusto, manteniendo siempre el hilo melódico y embelleciéndolo aún más con una vasta gama de arreglos tan certeros como elegantes. Otro punto a rescatar, es el hecho de que el grupo mismo entrega, de forma gratuita, la versión digital de esta placa, la cual pueden bajar visitando www.raein.eu. ¿Música que equilibra casi a la perfección inteligencia, fuerza y sentimiento, y encima gratis? Yo que ustedes no me lo perdería.

23 de junio de 2011

Review: Moonlit Sailor "Colors in stereo" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Moonlit Sailor “Colors in stereo” (2011)
Si grupos como Explosions In The Sky, Mono e inclusive Mogwai (en ciertos momentos de su discografía) pueden ser vistos como las caras más amables, melódicas y azucaradamente emotivas del Post-Rock, entonces deberíamos buscar una nueva denominación para lo hecho por Moonlit Sailor en este tercer álbum. Post-Pop sería un término más adecuado pero tengo miedo de que alguien se lo tome en serio. Ok, tampoco es que estos suecos estén reinventando la pólvora ni nada por el estilo, es sólo que se las arreglaron para darle una vuelta de tuerca bastante personal a las enseñanzas de los mencionados grupos, partiendo de premisas similares pero llevando esos delicados desarrollos instrumentales a terrenos claramente cancioneros y alejados de cualquier tipo de exabrupto o exageración autoindulgente. De cierta forma, si tenemos en cuenta que, hasta ahora, han editado sus trabajos a través de Deep Elm (uno de los sellos discográficos más representativos del Emo de mediados de los noventas), podríamos trazar algún paralelo con bandas como American Football o The Appleseed Cast que, en su momento, ensayaron un acercamiento entre el complejo vuelo instrumental del Post-Rock y la sensibilidad melódica del Emo más Popero. Pero más allá de innegables puntos de referencia, el fuerte del cuarteto está, claro, en las canciones. Porque queda bien en claro que Moonlit Sailor no compone meros recorridos dinámicos de menor a mayor, sino que centra su trabajo en la estructura tradicional de canción, sin olvidar las variantes de intensidad pero manejándolas siempre a partir de una fuerte coherencia melódica y hasta proponiendo estribillos memorables, algo poco común para un grupo cien por ciento instrumental. En ese punto, también es admirable como, simplemente con el elegante despliegue de sus dos guitarras (mención especial para los entrañables juegos entre rasgueos acústicos y punteos eléctricos), se bastan para que en ningún momento se extrañe la participación de algún cantante. Desde ya, no faltan tampoco los estallidos distorsionados (aunque bastante controlados y siempre acompañados de alguna pegadiza línea melódica), los intrincados entramados de arpegios soñadores ni los climas de melodramatismo casi telenovelesco que suelen caracterizar a esta variante de Post-Rock. De todas formas, yo diría que “Colors in stereo” es un álbum recomendable para los amantes de las bellas y emotivas canciones melódicas, antes que para oídos restringidos a géneros musicales específicos.

Review: ID:Vision "Destination cybermind" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-ID:Vision “Destination cybermind” (2011)
Para algunos puede representar un signo de falta de imaginación pero a mí, personalmente, me gusta que el título de un disco me anticipe, de alguna forma, lo que encontraremos al escucharlo. En el caso de estos oriundos de Minsk, sólo basta una ojeada a sus artes de tapas, a la estética que manejan sus integrantes y, claro, a los títulos de sus trabajos discográficos, como para adivinar por dónde vienen los tiros. Sí, esto es Metal extremo de clara extracción Industrial/Cibernética, especialmente diseñado para pintar opresivas visiones de un futuro inevitablemente apocalíptico y violento. Y hay que decir que no lo hacen nada mal. “Destination cybermind” es su segunda placa y en ella el cuarteto (más algunos músicos invitados) expande aún más la vasta paleta sónica que expusieran en su debut, el corrosivo (y muy recomendable) “Plazmadkaos” de 2007. Aquí conviven influencias de diversos artistas con un espíritu similar, desde los machaques mecánicos de Meshuggah a los delirios surrealistas de Dodheimsgard, pasando por la sobrecarga sensorial de Strapping Young Lad, la filosa densidad de Red Harvest, la combinación de melodía y agresión de Fear Factory, el cuidadoso y sádico trabajo de laboratorio electrónico de Havoc Unit y un cierto núcleo Deathmetalero a la Morbid Angel. Inclusive hay lugar para mugrientos beats de tono casi bailable, infinidad de teclados de toda índole que rellenan cada mínimo espacio sonoro y hasta una elaboración melódica (inclusive en el terreno vocal) que no hubiera desentonado en los momentos más épicos y progresivos de Emperor. O sea, esta gente no se anda con timidez a la hora de expresarse y ponen toda la carne al asador, aún a riesgo de sonar, por momentos, demasiado pretensiosos. También hay que mencionar que el disco cuenta con un sonido excepcional y una labor de producción detallista al extremo que conjuga con maestría y buen gusto elementos digitales y orgánicos, siempre con el foco puesto en estimular los recovecos más oscuros y desesperanzadores de la imaginación. Se trata también de intérpretes claramente virtuosos, precisos hasta la exasperación, con un vuelo creativo innegable y un grado de concentración casi inhumano. En fin, si están pensando en algo así como una banda sonora metálica para alguna novela especialmente jodida de Cyberpunk, no estarán tan mal rumbeados.

Las Luces Blancas Ediciones



Si sres. la familia se agranda, con nueva sangre joven:
Las Luces Blancas es un sello discográfico de los pibes de Murallas, que acaban de incorporar a sus filas a nada menos que Rhetoric Disguise.

Asilo y Desidia Live





Mandar emilio el que esté interesado en ir a: estoesasilo at gmail dot com

22 de junio de 2011

CUCO en vivo en La Plata






:: c i c l o NO margen ::
otra música, otra búsqueda


Armamos este ciclo con el objetivo claro de poder mostrar algunas de las tantas
y diversas propuestas de la música experimental, noise, no clasificable,
poco cancionera o mejor aun, llamémosle "musica no margen" que hay en nuestro territorio.
Algunas de larga data y abultado prontuario, otras más nuevas y recientes,
pero todas a nuestro parecer con un ensañamiento en la búsqueda constante
de nuevas formas de la música.


Domingos 3 y 10 de julio | 2011
en el Auditorio del C. Cultural Islas Malvinas
:: 19 y 51 | 18hs | La Plata
entrada 15$



Domingo 3

CUCO

HONDURAS

LAS COSAS


Domingo 10

HONGO

FALSOS CONEJOS

ÜL



Organizan: Cuco y Colectivo Caracol Rojo

Review: The Book Of Knots "Garden of fainting stars" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-The Book Of Knots “Garden of fainting stars” (2011)
El núcleo de The Book Of Knots está compuesto por gente que, en diferentes instancias y grados de intensidad, ha colaborado con artistas como Frank Black, Sleepytime Gorilla Museum, They Might Be Giants, Skeleton Key, Bob Mould, Shiner, Battle Of Mice, Elvis Costello, Unsane, Pere Ubu y Glazed Baby, entre otros. “Garden of fainting stars” es el disco que cierra la trilogía comenzada por “The book of knots” (2004) y “Traineater” (2007) y cuenta con músicos invitados como Blixa Bargeld, Mike Watt y Mike Patton, este último también encargado de editar la placa en su propio sello, Ipecac Recordings. Si esa catarata de nombres no es suficiente para generarles curiosidad, puedo señalar que la mencionada trilogía es algo así como un recorrido por la historia norteamericana a través de sus medios de transporte, la primera parte dedicada a los viajes navales (por agua), la segunda al entramado ferroviario (por tierra) y esta tercera planteada como un requiem para la era espacial (por aire), y que en las dos iniciales también tuvimos participaciones estelares de gente como Tom Waits, Norman Westberg, Zeena Parkins y Trey Spruance, por sólo citar a algunos. Claro, todo esto no sería más que información estéril si no hubiera música para sostenerla, pero el punto es que Matthias Bossi, Joel Hamilton, Carla Kihlstedt y Tony Maimone (tal el cuarteto fundacional que lleva las riendas creativas del conjunto) tienen ideas para tirar al techo y el suficiente talento como para llevarlas a la práctica de forma impecable. El problema llega a la hora de describir dicha música, porque les aseguro que no hay (ni hubo) nada que suene ni remotamente similar a esto. Podríamos colocarlos en cierta confluencia espiritual con gente como Einstürzende Neubauten, Runhild Gammelsæter, el Mr. Bungle más serio, los Swans más experimentales, los momentos más coherentes (por así llamarlos) de John Zorn o grupos más oscuros de vanguardia rockera como Time Of Orchids, Kayo Dot o Extra Life. Podríamos explayarnos en eternas disecciones, notar los juegos con diversos géneros (Electrónica, Industrial, Folk, Post-Punk, música de Cabaret, Jazz, Ambient, música concreta, Noise, Metal y otros que ni siquiera sé cómo llamar), la vasta gama de instrumentaciones y la profundidad entre cinematográfica y sinfónica con que están orquestadas las composiciones, la habilidad para lograr que todos esos elementos dispares confluyan en un resultado final homogéneo, conciso y sumamente intenso, el envolvente clima de amenazante oscuridad cósmica y la constante sensación de sorpresa y aventura musical que dominan estos cuarenta minutos. Podría lanzarme a intentar describir las visiones surrealistas que estas canciones generan en mi mente o seguir de cerca el argumento de este viaje agitado e hipnótico al mismo tiempo, pero ante semejante pieza musical, pletórica de estimulante imaginación y áspera emotividad, concebida con detallismo enfermizo e interpretada con visceral elegancia, sólo me resta sacarme el sombrero, disfrutar y esperar que ustedes hagan lo mismo.

Review: Failed "A series of setbacks" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Failed “A series of setbacks” (2011)
No sé de dónde salieron, la única información que tengo de ellos es que se trata de un trío y que éste es su álbum debut, precedido por un demo editado en 2005. Puedo inferir, por los ocho tracks que componen la placa, que han absorbido su buena dosis de Godflesh, Unsane, Melvins, Today Is The Day, el primer Helmet, Training For Utopia, Fudge Tunnel y demás desequilibrados representantes del terrorismo auditivo de los noventas, pero lo cierto es que el material aquí presentado resulta tan personal que esos nombres sólo sirven como marco de referencia. Tenemos ritmos densos y aplastantes, otros más mecánicos y trabados, un swing entre tribal y jazzero y hasta ocasionales aceleradas bordeando el Hardcore. Tenemos una guitarra que lleva las riendas de las composiciones, infectando el aire con cortante electricidad, escupiendo riffs retorcidos, gordos, disonantes, a veces taladrando las neuronas con obsesivas repeticiones, a veces quitando el aire entre espesas texturas distorsionadas, a veces generando cortocircuitos sinápticos con sus angulares elucubraciones, y desplegando en todo momento una imaginación sádica y adictivamente hostil a los sentidos. Tenemos también un trabajo vocal extremo y enfermizo pero igualmente variado, que maneja desde esos agónicos gruñidos a la Justin Broadrick hasta alaridos casi Blackmetaleros e inclusive se permite juegos de intensidad y texturas que no hacen más que incrementar el aire de asfixiante y violenta demencia que recorre estos cuarenta y tres minutos y monedas de catártica tortura sonora. A todo eso se suma el ocasional empleo de samples que terminan de apuntalar dichos climas y se encargan de pisotear lo poco que pueda quedar de materia gris intacta. Desde ya, no hay clasificación específica para esta gente, y eso siempre es bueno. Demasiado frenéticos para el Sludge, demasiado contundentes para el Noise-Rock, demasiado orgánicos para ser tildados de Industriales, demasiado variados para el Hardcore y así podríamos seguir por horas. Entonces, si los nombres más arriba mencionados se cuentan entre sus preferencias pero no tienen ganas de escuchar clones de nadie, sino más bien una reinterpretación actual y personal de dichas influencias, he aquí un bocado que los dejará más que satisfechos.

20 de junio de 2011

Review: Devin Townsend Project "Deconstruction" / "Ghost" (2011)

 Por Fernando Suarez.



-Devin Townsend Project “Deconstruction” / “Ghost” (2011)
El introspectivo y genial “Ki” dio el primer paso, luego vino el más luminoso “Addicted” y ahora, dos años después, la tetralogía ideada por el prodigio del Metal canadiense se cierra con estas nuevas dos entregas discográficas, que también presentan aspectos antagónicos de la personalidad musical del inquieto Devin. En primer lugar, tenemos a “Deconstruction”, que ya viene anunciado como un disco conceptual que relata la historia de un hombre que viaja al infierno a encontrarse con el Diablo, quien le presenta la promesa de revelar los secretos del universo ofreciéndole una hamburguesa con queso. Siendo el hombre vegetariano y, por ende, reclinando la oferta, su viaje es, finalmente, inútil. Bien, con eso ya tenemos una pauta del humor que encontraremos aquí y, en efecto, estamos hablando de un trabajo sumamente delirante y caótico, probablemente el disco más intrincado que Townsend jamás haya garbado, lo cual no es poco decir. De cierta forma, “Deconstruction” recupera ese amor de Devy por los grandes musicales (siempre fue un fan confeso de Andrew Lloyd Weber y un disco como “Ziltoid the Omniscient”, 2007, es buena prueba de ello) pero trasladado a un contexto claramente metálico, extremo y progresivo al mismo tiempo. Como para que se hagan una idea, el tipo invitó a una legión de invitados (la mayoría de ellos cantantes), entre los que se cuentan miembros de grupos como Soilwork, Opeth, Emperor, The Dillinger Escape Plan, Meshuggah, Between The Buried And Me, Gojira, Cynic y Gwar. Con semejante personal no es de extrañar que estos nueve temas (que abarcan un rango de los tres a los dieciséis minutos de duración) nos propongan mil y una locuras, combinaciones improbables de estilos (¿alguna vez imaginaron una especie de Morbid Angel adornado por grandes coros y enmarcado por psicótica música de circo? ¿Y un Meshuggah cubierto de teclados y orquestaciones grandilocuentes? ¿Y qué me dicen de un Mr. Bungle metalizado y recubierto de ampuloso histrionismo operístico?), curvas inesperadas, coloridas instrumentaciones y un trabajo compositivo tan minucioso (tanto en lo que hace a estructuras como al detallismo orquestal) que bordea lo enfermizo. Y sí, el buen Devin da rienda suelta a su virtuosa garganta y la explota al máximo, pudriéndola cuando es necesario o explayándose en juegos corales que harían resucitar al mismísimo Freddie Mercury, pero siempre demostrando que, más allá de sus innegables dotes técnicas, su fuerte es la capacidad que tiene para expresar emociones y encarnar diversos personajes y situaciones sin caer nunca en lugares poco elegantes ni perder su retorcido sentido del humor. En última instancia, “Deconstruction” prueba que se puede ser metalero, progresivo, virtuoso y tremendamente ambicioso en lo artístico y, aún así, mantener una impronta divertida, desfachatada y alejada de cualquier atisbo de acartonamiento o solemnidad. Bueno, y que Devin sigue siendo uno de los artistas más completos y talentosos de los últimos años, por supuesto. Como para balancear tanta locura, llega “Ghost”, el cierre de la tetralogía y un disco claramente dominado por climas reposados y paisajes reflexivos. No esperen aquí estallidos metálicos, estructuras demenciales ni ningún otro tipo de exceso musical. Lo que aquí tenemos son doce temas parados en algún lugar entre el Ambient, el Pop, el Folk, el Rock Progresivo más amable y la música New Age. Guitarras acústicas, dulces notas de piano, envolventes colchones de teclados, pastorales flautas y coros femeninos, mandolinas, banjos y demás instrumentos exóticos se suman a un Devin que desgrana melodías celestiales y cristalinas entre climas de ensoñación y calma espiritual. Por supuesto, comparado con la exhuberancia de “Deconstruction”, este “Ghost” puede sonar bastante lineal y falto de variantes pero es obvio que las intenciones pasan aquí por otro lado. O sea, sí, el álbum sigue una línea definida y clara y en ningún momento se aparta de ella. También es cierto que el andar lento y suave de las melodías les da a las composiciones una cualidad casi de arrullo pero, en el estado de ánimo y concentración indicados, es posible contemplar un despliegue musical de arrebatadora belleza y una musicalidad sutil, una profunda complejidad encarada de forma más modesta y controlada. En última instancia, lo más notable es cómo Devin se las arregla para exponer extremos casi contrapuestos de su identidad musical manteniendo siempre una impronta personal e inconfundible, casi como ayudándonos a vislumbrar un rompecabezas de su propia alma con cada disco. Desde ya, como corresponde a un músico tan prolífico y versátil, no todo su material mantendrá un mismo nivel y ese veredicto, en todo caso, estará dictado por los gustos personales de cada oyente. Lo que es innegable es que siempre vale la pena, como mínimo, darle una oportunidad a todo lo que haga este señor. Nunca se sabe con qué tipo de sorpresas podremos encontrarnos.

18 de junio de 2011

Review: Superdrag "Regretfully yours" (1996)

 Por Fernando Suarez.

-Superdrag “Regretfully yours” (1996)
Podrá ser didáctico (y hasta entretenido) en muchos casos pero, en última instancia, hablar de géneros musicales (en especial de sub-géneros Rockeros) es un ejercicio absolutamente inconducente y estéril. Podemos trazar claras distinciones entre términos como Power-Pop, Grunge, Indie-Rock, Shoegaze y vaya uno a saber cuántas barbaridades más pero nada de eso nos va a ayudar a apreciar la música con mayor intensidad. ¿Acaso hace falta algún tipo de manual (académico o de esos ideados por la, casi siempre inservible, elite periodística) para entender el atemporal poderío emocional de un puñado de grandes canciones? Claro, si no fueran por esas enormes guitarras distorsionadas, por el pulso energético de sus ritmos y por las ocasionales quebradas de garganta de John Davis (no, no tiene nada que ver con el muchacho de dreadlocks que trataba de exorcizar sus traumas al frente de Korn), estaríamos hablando, simplemente, de trece perfectas gemas de artesanía Popera y nos olvidaríamos por completo de cualquier otro tipo de elucubración que no tenga que ver con disfrutar de estas preciosas melodías. Y es que, por más amor que pueda profesar por los gritos y el ruido en general (y cualquiera que lea estos divagues que suelo escribir sabe que lo hago a menudo), pocas cosas hay que me hablen más de la vida misma que un conjunto de buenas melodías entregadas con el corazón en la mano. Y no hay nada de superficial aquí, esto no es un mero escapismo ni una vacación para la mente y el espíritu. Esto es poder afrontar tanto el dolor como la alegría, es dejar caer alguna que otra lágrima y apretar los dientes con bronca, es bailar despreocupados y sumirnos en densas reflexiones, es entregarnos sin condicionamientos y aceptar las consecuencias, es amar con las entrañas en llamas y sin temor a quemarnos, es ganar tiempo haciendo nada y encontrarnos a nosotros mismos (y a quienes nos rodean) de la forma más honesta y sencilla posible. Se trata de sentir, de estar vivos y apreciar cada segundo, sin importar cuán duro pueda parecer. Se trata de romper nuestras propias corazas y asumir también nuestras bajezas y conductas absurdas. Todo ello puede estar contenido en estas bellísimas piezas, en su candoroso y, al mismo tiempo, visceral empuje, en sus líneas vocales agridulces y hasta en ese corazón que late sincero, centrado (a pesar de todo) e inclusive con algo de malicia. Entonces, no importa en qué categoría quieran colocar a estas canciones, no importa lo que digan los críticos, la industria discográfica ni sus propios amigos. Ni siquiera importa lo que yo tenga para decir al respecto. Las canciones están ahí para ser disfrutadas sin intermediarios ni guías, para que cada uno les encuentre su propio significado y las adapte a su manera al entramado de sus propias vidas.

17 de junio de 2011

Review: Pala "We don't exist" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Pala “We don’t exist” (2011)
Las bandas inclasificables no existen pero que las hay, las hay. Pala comenzó como un proyecto paralelo de Chris Kuhns (bajista de Pulling Teeth) y fue ganando peso y entidad propia a través de un ep homónimo (editado en 2009) y, especialmente, con este álbum debut. Usé la palabra inclasificable y, ciertamente, no hay forma fácil de describir lo expuesto por el cuarteto en estos ocho temas. No es que se trate de un sonido tremendamente original o innovador pero se las arreglan para condensar influencias variadas de forma muy personal y sin caer en pastiches poco elegantes. Imaginen algo así como una cruza entre la intrincada densidad de Kylesa, la emotividad desgarrada de Toché Amoré, la inteligencia dinámica de Isis y el nerviosismo rítmico de Converge, todo eso adornado por evocadores punteos de tono Post-Rockero, riffs tan gordos como enroscados y un cuidadísimo, y aún así intenso, trabajo vocal que va desde los esperables alaridos a delicados juegos corales a tres voces, pasando por modismos afines al Post-Hardcore y el Screamo y hermosas melodías capaces de conmover al más rudo de los oyentes. Las composiciones mismas varían entre breves erupciones de epilepsia y complejas estructuraciones de tono casi Progresivo, desplegando a cada paso una imaginación superlativa que, no obstante, no pierde nunca de vista el fuerte hilo de tensión emocional. A los cuatro músicos se los nota afiladísimos en sus tareas, haciendo gala de interpretaciones virtuosas y urgentes al mismo tiempo, explayándose en arquitecturas musicales de una riquísima profundidad, plagadas de detalles, arreglos y contrapuntos interesantísimos que no hacen más que embellecer y aportarle nuevas dimensiones a la entrega visceral del grupo. El resultado final es un manjar, tanto para los nerds musicales (la batería, las voces y las guitarras son dignas de minuciosos análisis y capaces de poner en ridículo a tanto virtuoso sin alma) como para aquellos que busquen emociones fuertes y potencia física y, especialmente, para quienes aprecien la música con (muchas y buenas) ideas y personalidad propia.

Review: Wừu "888" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Wừu “888” (2011)
No todos los días se escucha un grupo de Grindcore vietnamita, claro que no. Nunca deja de maravillarme esa capacidad del Metal extremo de surgir de los lugares más insospechados. En ese sentido, la gente del sello Grindcore Karaoke (que edita esta placa en formato digital, por lo que la pueden descargar de forma gratuita en www.grindcorekaraoke.com), parece estar conformando una especie de Internacional del Blast-Beat y W?u es una excelente adición a la misma. Si, como decían los Pixies, el hombre es cinco, el diablo es seis y dios es siete, entonces el ocho al que hace alusión el título de esta placa debut debe ser algo muy terrible. Lo que aquí encontramos son treinta y tres temas especialmente diseñados para pulverizar huesos con sus vertiginosos ritmos, rasgar la carne con un inagotable arsenal de riffs putrefactos y pervertir las neuronas con una imaginación sádica y demente, forzando los sentidos a través de un viaje frenético, impredecible y psicótico. Por supuesto, tenemos blast-beats a todo trapo, tenemos un bajo podrido y gruñón, tenemos una guitarra maciza y mugrienta, y tenemos un salvaje despliegue de gruñidos y alaridos varios a cargo de dos cantantes. Pero eso no es todo. Tenemos también abruptos cambios de ritmo, estructuras caóticas, rebajes grooveros, riffs intrincados (por momentos más cercanos al Death Metal, en otros más Hardcorosos y sin olvidar nunca las enseñanzas de Discordance Axis), samples juguetones, desencajadas curvas estilísticas, instrumentaciones exóticas (pianos, guitarras acústicas, teclados ambientales, cuerdas, beats electrónicos), extraños juegos vocales y una constante sensación de delirio violento y sentido del humor homicida que parece equilibrar la brutalidad lisérgica de Cephalic Carnage con la agresión descerebrada de Birdflesh. O sea, si bien este trabajo es una auténtica patada en los dientes, se trata más bien de un Grindcore para mentes aventureras y desprejuiciadas, divertido pero sin perder de vista la música (un error demasiado común en los grupos que tratan de ser graciosos), variado y alocado pero siempre atento al certero golpe en el estómago que el buen Grindcore debe propinar. Amantes del género y la tortura auditiva en general, a por él.

16 de junio de 2011

Review: Morne "Asylum" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Morne “Asylum” (2011)
Pesados, épicos, monolíticos, mugrientos. Con corazón Hardcore/Crust pero sumergido en gruesas capas de alquitrán sonoro y embellecido por dinámicas, texturas y profundidad armónica que pueden remitir tanto al Post-Punk más opresivo como al Rock Progresivo más oscuro. Nada nuevo bajo el sol (que nunca se pone), por cierto, a esta altura ya hemos escuchado toneladas de grupos siguiendo las enseñanzas de Neurosis, la mayoría comprendiendo mejor las formas que el contenido. Con su álbum debut (“Untold wait”, editado en 2009), Morne lograba mantener un nivel alto de intensidad dentro de un contexto musical aún derivativo, supliendo con indomable fuego interno lo que pudiera faltarles en personalidad propia. “Asylum” es su lógica continuación, un disco más elaborado, más variado, más envolvente, más abierto a sonoridades limpias y aún así más denso y aplastante. Con temas que van de los cinco a los diecisiete minutos de duración, el quinteto se explaya en ominosos desarrollos a paso de tortuga, moviéndose entre embotadores entramados de arpegios y teclados, masivos estallidos rifferos, marchas de hipnótica asfixia y liberadoras catarsis sostenidas por golpes moribundos y gordas distorsiones. Se hacen lugar para desoladoras melodías, tanto en las guitarras como en ocasionales notas de piano, que podrían colarse tanto en un disco como “Pornography” (de The Cure) como en “Powerslave” (de Iron Maiden) y hasta juegan con teclas de ennegrecido tono espacial, casi como unos Hawkwind cubiertos de óxido y desesperanza nihilista. Por supuesto, todo esto contribuye a darle mayor versatilidad y tridimensionalidad al sonido del grupo pero no aporta demasiado en lo que hace a originalidad o ideas propias y, lamentablemente, les resta algo de esa energía más urgente que exponían en su anterior disco. Siendo cruel, podría decir que, si antes me hacían pensar en una versión actualizada del Amebix más pesado, ahora me remiten a un Isis con dos o tres neuronas menos...y bastante más aburrido. Es una pena, porque el potencial está allí y tenía mis fichas puestas en que lograran sacudir, aunque sea un poco, la modorra que está afligiendo a este género en los últimos tiempos. Todavía tienen sus momentos de interés y queda claro que saben cómo sonar ampulosos, cinemáticos y tremendamente contundentes, es sólo que hacia la mitad de la placa ya me estoy preguntando cuánto falta para que termine. Como siempre, sólo es una apreciación personal y tal vez ustedes encuentren aquí los valores musicales o la fuerza que yo no.

Review: In Flames "Sounds of a playground fading" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-In Flames “Sounds of a playground fading” (2011)
“Sounds of a playground fading” no es sólo el décimo disco de estudio de In Flames, es también el primero en contar con la ausencia del guitarrista Jesper Strömblad, el último de los miembros fundadores que todavía seguía en el grupo. Esto presupone algunos cambios, sobre todo si tenemos en cuenta que la totalidad de la música de este álbum fue compuesta por el guitarrista restante, Björn Gelotte. Lo curioso con In Flames es que sus fans suelen ser demasiado desmedidos en sus apreciaciones, lo cual termina por enviar mensajes un tanto confusos. Me explico, cuando los suecos ensayan alguna que otra variación en su sonido, inmediatamente se escuchan las voces indignadas y los degradantes epítetos de Nü-Metaleros vendidos. Cuando se mantienen dentro de su estilo de siempre, se los acusa de haberse quedado sin ideas y repetirse hasta el hartazgo o, peor aún, de querer subirse al tren del Metalcore. Y lo cierto es que ambos aspectos (la incorporación de nuevos elementos y el respeto por sus propias tradiciones musicales) conviven en prácticamente todos los discos del grupo. Inclusive los cambios nunca son tan abruptos como para ofenderse. O sea, ¿qué tiene de extraño, para un grupo melódico como In Flames, el hecho de sumar teclados y voces limpias? ¿Acaso alguien se quejaría porque Iron Maiden use dichos elementos? Porque, en última instancia, In Flames siempre estuvo más cerca de Maiden que de Carcass o Morbid Angel. En fin, en ese sentido puedo imaginar que más de uno pondrá el grito en el cielo ante la abundancia de teclados y la notable domesticación de las cuerdas vocales de Anders Fridén. En efecto, aún reteniendo cierta rasposidad, el cantante ha abandonado casi (ojo que dije casi) por completo su habitual alarido y se adentra en terrenos de mayor versatilidad, finalmente logando que sus incursiones melódicas cobren gran preponderancia y presencia. Es interesante notar, de todas formas, que su tono de voz se hace claramente reconocible aún en estos modismos más controlados y que, insisto con esto, estamos hablando de una banda que siempre basó sus composiciones en la melodía, con lo que poner voces acordes no es ninguna locura. Por lo demás, se podría ver a este trabajo como una clara continuación del aquel polarizante “Reroute to remain”, con una clara predominancia de tempos grooveros, dinámicas más abiertas y reposadas, profuso empleo de samples y teclados, climas casi Industriales, y una producción cuidadísima que permite apreciar cada mínimo detalle del espeso entramado sonoro que envuelve a las composiciones. En el fondo, esto sigue siendo In Flames al cien por ciento. Cada canción, cada riff, cada una de sus melodías, toda esa impronta épica/emotiva/metálica sigue siendo inconfundible y absolutamente propia, y ese es el núcleo del grupo, no la velocidad, los gritos o el extremismo en general.

15 de junio de 2011

Review: Jello Biafra & The Guantanamo School Of Medicine "Enhanced methods of questioning" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Jello Biafra & The Guantanamo School Of Medicine “Enhanced methods of questioning” (2011)
Oh sí, oh sí, oh sí. Ni siquiera debería molestarme en escribir esto, todo aquel que haya disfrutado de “The audacity of hype” (el disco con el que Jello y su Guantanamo School Of Medicine debutaron en 2009) y, especialmente, de los shows que el legendario vocalista/activista y su nueva banda dieron en nuestro país, ya debería saber que aquí no hay falla, como dijera Rafa Gorgory. En rigor, este “Enhanced methods of questioning” (presten atención al sutil humor del arte de tapa que, por cierto, fue diseñado por Michel Langevin de Voivod) vendría a ser un ep, con cinco nuevas composiciones y un extenso (dieciocho minutos y pico) cover de “Metamorphosis exploration on deviation street” de The Deviants pero, como siempre, los fríos datos no son suficientes para describir lo que este señor es capaz de transmitir. Desde ya, por el lado de los temas propios tenemos esa suerte de puesta al día del viejo y querido sonido de los Dead Kennedys, esa impronta de Surf-Punk delirado y frenético, adornado por toques de puro Rock Detroitero a la Stooges, alocados pasajes Jazzeros, ocasionales percusiones metálicas y escapadas casi psicodélicas, sostenido por una base rítmica excepcional (de esas que obligan a mover la patita constantemente, cuando no a lanzarnos en salvajes danzas epilépticas) y dos guitarras que se sacan chispas entre riffs carniceros y arreglos volados, y coronado por la inconfundible, inmortal y eternamente excitante voz del gran Biafra. Sólo con eso ya basta para salir llenos de dicha y confirmar, una vez más, que estamos en presencia de un artista excepcional e increíblemente lúcido (como siempre, conviene prestar especial atención a las letras) que, encima, se ha sabido rodear de músicos sin fisuras y con un entendimiento elevado del Punk y el Rock en general. Como broche, los mencionados dieciocho minutos del mencionado cover nos sumergen en un hipnótico letargo Funk cargado de ruiditos y arreglos dementes y encendido por otro de esos geniales recitados del buen Jello, como para bajar las revoluciones pero aumentar el tono inquietante. En fin, no hay mucho más que agregar, sólo esperar más entregas discográficas y (por favor, por favor, por favor) más visitas a nuestras tierras.

Review: The Ghost Of Otis "Hopes and denials" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-The Ghost Of Otis “Hopes and denials” (2011)
El sello Deep Elm (que edita este álbum debut de The Ghost Of Otis) probablemente sea conocido por sus compilados “The Emo diaries” que, desde 1997, vienen presentando material inédito tanto de bandas ignotas como de luminarias del género de todo el mundo, como Samiam, Jimmy Eat World, Planes Mistaken For Stars, Camber, Cross My Heart, Schema, Last Days Of April, Further Seems Forever, Aina, Spy Vs. Spy, The Appleseed Cast, Benton Falls, Logh y hasta nuestros argentinos Late Night Condition. Bien, olvídense de todo eso, porque lo de este cuarteto oriundo de Rhode Island pasa por otro lado. De hecho, ni siquiera tengo muy en claro por dónde es que pasa. Partamos por decir que ya la formación del grupo (batería, voz hablada, dos voces cantantes, una masculina y una femenina, que también se encargan de guitarra, bajo y saxofón barítono) escapa a las convenciones Rockeras en general. Y las trece canciones que componen este atrapante “Hopes and denials” no hacen más que confirmar esa extrañeza. Veamos, tenemos evocadores arpegios y sutiles arreglos empapados de delay que no desentonarían en el Post-Rock más lacrimógeno, tenemos voces que se trenzan en complejos arreglos corales y arrebatadoras melodías, tenemos estallidos de distorsión y alaridos que ponen la piel de gallina, tenemos estructuras sinuosas e impredecibles, tenemos un saxofón omnipresente que propone tanto extrañas armonías como cierto nervio Free-jazzero, tenemos un variadísimo trabajo compositivo que recorre diversos géneros e influencias (desde Pink Floyd a Cursive, de Slint a Frank Zappa, de Thursday a Talking Heads, de Tool a Mogwai, y así podríamos seguir por un buen rato) manteniendo siempre el tono más bien tenso y emotivo del disco, tenemos histriónicos recitados, una cuidadosa labor de dinámicas y texturas, y la clara voluntad de no quedar atrapados en ningún esquema trillado. Lo interesante es que The Ghost Of Otis logra desplegar esa impronta experimental y ese desprejuiciado y, al mismo tiempo, elegante eclecticismo en canciones que mantienen un sólido hilo argumental a lo largo de toda la placa, exponiendo una identidad musical poco habitual en un grupo tan joven. Entonces, estamos hablando de un grupo que debuta con ideas bien claras y propias, imaginación desbordante, intensidad emocional y un sonido imposible de encasillar, ¿qué más le pueden pedir a la vida?

14 de junio de 2011

Review: Gigan "Quasi-hallucinogenic sonic landscapes" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Gigan “Quasi-hallucinogenic sonic landscapes” (2011)
En este excelente año para el Death Metal (la vuelta triunfal de Autopsy, los geniales trabajos de Hate Eternal, Ulcerate y Motochondrion...de Morbid Angel mejor no hablemos), no podía faltar un disco nuevo de una de las bandas más personales y dementes surgidas del género en los últimos años. El título de esta segunda entrega discográfica (sucesora del genial “The order of the false eye”, editado en 2008) ya debería ponerlos en situación y queda claro que un grupo que suma a la típica instrumentación rockera (ya saben, guitarra, bajo y batería) cosas como theremines, sintetizadores, percusiones, xilófonos y “sonidos abstractos” (según sus propias palabras) no es, precisamente, algo de lo más convencional. Hay que decir que lo del trío (sí, son tres pero suenan como quinientos) va por los carriles más técnicos e intrincados del género, con un constante despliegue de brutal virtuosismo que deja sin aliento pero en ningún momento pierde de vista la intensidad y el demencial vuelo creativo. Por un lado, tenemos un baterista que debe haber sido fruto de alguna relación furtiva entre el pulpo Manotas y Vishnu (la diosa hindú de cuatro brazos), y parece haber descubierto la fórmula del movimiento perpetuo, multiplicando sus extremidades (¿todas ellas? Mmmm) en un torbellino de golpes frenéticos que prueban que el Metal extremo y el Jazz pueden ser excelentes aliados. Por el otro, tenemos un guitarrista (también encargado del bajo y los instrumentos “exóticos”) que se explaya en visiones inverosímiles, rescatando las enseñanzas más rebuscadas de gente como Voivod, Atheist, The Dillinger Escape Plan, Gorguts, Cephalic Carnage y hasta los misteriosos Portal y llevándolas a terrenos de pura locura surrealista, creando laberínticas arquitecturas musicales que servirían como perfecta banda sonora para algún capítulo especialmente delirante de Ren & Stimpy. Pero el punto es que todo ese talento (sumado a los gruñidos y alaridos varios del vocalista John Collett, también integrante de Success Will Write Apocalypse Across the Sky) no se presenta como una mera exhibición masturbatoria, sino que está puesto al servicio de apabullar al oyente con unas composiciones pletóricas de imaginación psicótica, agitados viajes que sacuden los huesos y derriten las neuronas con un flujo constante de ideas retorcidas e imágenes lisérgicas de otros mundos. En fin, no es material fácil pero allí reside gran parte de su encanto. Si todavía no están convencidos del todo y piensan que ya no hay lugar para propuestas originales, creativas y refrescantes dentro del Death Metal, comprueben su error sumergiéndose de cabeza en estos maravillosos desvaríos. Les juro que vale la pena.

Review: The Men "Leave home" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-The Men “Leave home” (2011)
Sin ser un dechado de originalidad, The Men se las arregla para poner su impronta personal y destacarse dentro de las numerosas agrupaciones que se dedican en la actualidad a rescatar el viejo y querido Noise-Rock de fines de los ochentas y principios de los noventas. El punto principal es que estos neoyorquinos, en lugar de repetir una fórmula estricta, toman influencias variadas y entienden al género como la posibilidad de hacer un Rock potente y crudo pero libre de limitaciones sonoras, casi retomando la inocencia del descubrimiento de nuevos ruidos y estructuras antes que emulando y siguiendo al pie de la letra los manuales escritos por sus referentes. Por supuesto, las influencias están ahí y es imposible no escuchar algo del Sonic Youth más abrasivo, ciertas excentricidades a la Mission Of Burma, un pulso nervioso y violento que remite a un Big Black más orgánico, ataques sensoriales afines a los primeros Butthole Surfers, pasajes de asfixiante densidad que pondrían orgullosos a un joven Michael Gira (de Swans, claro), ocasionales percusiones metálicas a la Pussy Galore, voces dementes y desesperadas (casi como un David Yow con una cuota extra de agresión), algo del minimalismo hipnótico de The Fall, y hasta flirteos melódicos ahogados en espesas capas de feedback a la manera de los mejores My Bloody Valentine o The Jesus And Mary Chain pero despojados de cualquier atisbo de languidez. Todo ello aumentado con un sonido masivo, envolvente y sumamente corrosivo, con una batería que golpea durísimo en la boca del estómago, un bajo que gruñe y retumba en putrefactas erupciones sónicas, unas guitarras que rellenan cada mínimo resquicio sonoro a pura saturación entre riffs carniceros, solos desquiciados, arreglos intrincados e impenetrables estratos de puro ruido, y una voz que se retuerce en enfermizas elucubraciones que van desde gancheras melodías a los más rabiosos alaridos. Claro, el núcleo de todo esto sigue siendo el más salvaje y urgente Punk-Rock y, más allá de la versatilidad y los rebusques experimentales de las canciones, es esa energía primaria y frenética la que prima aquí. Y esa energía es también la que ayuda a que las numerosas influencias del grupo se vean condensadas en un resultado final sumamente personal e intenso. Ah, y encima homenajean a mi disco preferido de Ramones con el título de esta segunda placa, con lo cual ya me tenían comprado de entrada.

13 de junio de 2011

Review: 31 Knots "Trump harm" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-31 Knots “Trump harm” (2011)
A esta altura, luego de más de diez años de inquieta carrera, 31 Knots es un grupo que desafía cualquier tipo de categorización facilista. Hace tiempo que términos como Math-Rock, Indie-Rock o Post-Hardcore ya no son suficientes para describir lo hecho por este demente trío de Oregon. Y no me refiero solamente a la incorporación de diversos elementos electrónicos que hace unos años vienen sumando a su orgánico fluir de trío Rockero, hablo de un vuelo compositivo que escapa a las convenciones y, sin embargo, mantiene un fuerte respeto por la canción misma. “Trump harm” es su séptimo álbum (sin contar ep’s varios) y en él siguen avanzando hacia lugares musicales inéditos, desplegando un vasto arsenal de recursos e ideas que siempre se cristalizan en canciones redondas y memorables. Y es que, detrás de estos intrincados y a la vez elegantes entramados sónicos, siempre aparecen líneas vocales sumamente melódicas, adornadas por cuidadísimos coros e interpretadas con un buen gusto que jamás resigna la intensidad emocional. Claro, de cierta forma y más allá del alto grado de complejidad que exponen los músicos y sus composiciones, un descarnado corazoncito Punk todavía late aquí. Para algunos podrá resultar difícil reconciliar la idea de Punk con juegos armónicos y excentricidades rítmicas de tono jazzero, delicadas texturas psicodélicas/electrónicas, sutiles trucos de producción, dinámicas sofisticadas, refinado melodicismo Pop y alturas de imaginación compositiva que balancean la locura más absoluta con un gancho eminentemente emotivo y una certera atención al detalle, pero eso es problema de ellos, no de 31 Knots. Las referencias más cercanas que se me vienen a la mente son nombres como Minus The Bear o Battles, y aún así no alcanzan para comprender del todo lo hecho por estos tres auténticos artesanos musicales, más si tenemos en cuenta que se trata de grupos que nacieron con posterioridad y, seguramente, fueron influidos por 31 Knots. Sea como sea, lo que aquí tenemos son diez canciones pletóricas de una creatividad soberbia, entregadas con inteligencia y corazón por un grupo con inagotable apetito artístico que se caga con absoluta elegancia y naturalidad en los lugares comunes y las supuestas limitaciones estilísticas. No son cualidades para andar despreciando.

Review: Wiccans "Skullduggery" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Wiccans “Skullduggery” (2011)
Nunca pretendí que estas reseñas de discos fueran demasiado objetivas ni nada por el estilo pero nunca está de más apuntar las propias contradicciones. Es que, seguramente yo sea de los primeros en sostener que cualquier tipo de revival no es más que una excusa para la nostalgia y la falta de ideas y, por lo general, prefiero rescatar a aquellos artistas que miran hacia adelante y no a los que se regodean en un pasado que ni siquiera vivieron. Y aquí está mi contradicción, porque un grupo como Wiccans, claramente anclado en aquellos años iniciativos del Hardcore/Punk norteamericano, logra, de todas formas, conmoverme profundamente y excitarme como si todavía fuera un adolescente alienado y enojado con el mundo. Desde ya, no voy a hacer ningún tipo de psicoanálisis público aquí, prefiero pensar que, simplemente, el poderío de tres o cuatro acordes mugrientos, unas bases cavernícolas y unos gritos bien pegados todavía no envejece y sigue siendo capaz de despertar voluntades adormecidas y enfervorizar ánimos aletargados. Por otro lado, y a favor de Wiccans, hay que decir que, más allá de las innegables influencias (Black Flag, Negative Approach, Circle Jerks, Void, Minor Threat, Bl’ast, el primer Agnostic Front), el resultado final no suena a copia de nadie y el quinteto se las arregla para imprimir una personalidad distintiva, con canciones sencillas y tremendamente energéticas, sostenidas por un trabajo de guitarras que logra sobreponerse a sus limitaciones técnicas a fuerza de buenas ideas (riffs más que interesantes y gancheros, catarsis ruidosas e inclusive algo de melodía) e intensidad, y arropadas en un sonido crudo y urgente que contagia una constante adrenalina, un empuje salvaje y espontáneo que no sabe de poses artificiales o meros gestos para entendidos. En última instancia, estas doce canciones (escupidas con vehemencia en poco menos de veintisiete minutos) nos hablan de una frustración y un fuego interno que no está confinado a una única época y eso, por un lado, es prueba de que aquellos sonidos arquetípicos del Hardcore/Punk de los ochentas tienen hoy en día la misma relevancia de siempre, pero también de que estos texanos han logrado comprender y expresar la esencia de ese fuego antes que quedarse solamente en las formas. Y eso sólo ya debería ser motivo suficiente para darles, al menos, una oportunidad.

12 de junio de 2011

Gran Cuervo live in La Plata & San Miguel





11 de junio de 2011

Review: Quixote "Protests of the weak" (2000)

 Por Fernando Suarez.

-Quixote “Protests of the weak” (2000)
Jihad fue una más que interesante banda de mediados de los noventas que logró cierta notoriedad (en círculos subterráneos, desde ya) con un sonido oscuro y emotivo de Hardcore metalizado que, hablando mal y pronto, podríamos definir casi como una versión Screamo (en su acepción más caótica y violenta, claro está) de Earth Crisis con un cierto toque de suciedad Crust a la His Hero Is Gone. Tras su disolución (en 1995), el bajista Joel Wick formó un trío bautizado como Quixote, con el que editó (a través de su propio sello, Makoto Recordings) dos discos, un ep y un split en el espacio de cinco años. “Protests of the weak” fue la despedida del grupo y no podrían haberlo hecho en una nota más alta. Ah, sí, olvídense de cualquier parecido con su banda previa porque esta es una historia completamente distinta. Ok, todavía latía un pasional corazón Hardcore en esos pechos pero el resultado final de estas punzantes nueve composiciones ciertamente tenía poco que ver con riffs pesados, ritmos mosheros y alaridos violentos. Sí, adivinaron, estoy hablando de Post-Hardcore una vez más. Pero nada de copias genéricas ni meras repeticiones de esquemas sin ideas propias. Digamos que Quixote aprendió a la perfección tanto las lecciones melódicas de Quicksand como las intrincadas geometrías del Math-Rock y los aspectos más Progresivos (por así llamarlos) de Shellac y el Fugazi post-“Red medicine”, y decidió conjugar esas enseñanzas en canciones tan inteligentes como musculares y emotivas, manteniendo un perfecto balance entre esos elementos. Por momentos las canciones golpean duro en el estómago, con grooves trabados, disonantes riffs angulares y voces crudas y declamativas, en otros dibujan hermosas melodías que se clavan en el corazón arropadas, alternativamente, por intrincadas capas de distorsión o delicadas y limpias armonías, y empujadas por una sensibilidad frágil y sincera, luego se extienden en extensos pasajes instrumentales plagados de detalles y arreglos de una profundidad musical arrebatadora, con un cuidadísimo manejo dinámico, siempre manteniendo la impronta de trío potente y rockero, con un sonido ajustadísimo y claro pero nunca artificial y un instinto compositivo elevado y certero al mismo tiempo. El gran Bob Mould dijo alguna vez que el Rock de los noventas estaba definido por tres elementos fundamentales: ruido, melodía e inteligencia. En ese sentido, “Protests of the weak” logra el tan deseado equilibrio entre dichos factores, aún cuando viera la luz a un soplo del final de aquella década.

10 de junio de 2011

Review: Cloud Rat "Cloud rat" (2010)

 Por Fernando Suarez.

-Cloud Rat “Cloud rat” (2010)
Once temas en casi dieciocho minutos nos anticipan un viaje agitado. El hecho de que este debut homónimo haya sido relanzado este año en formato digital y gratuito por la amable gente de Grindcore Karaoke ya nos da otra pista. Y sí, esto es Grindcore, aunque de cierta forma no lo es. Es que si la referencia más cercana al género que se puede percibir aquí es la de Pig Destroyer, entonces también sabemos que las cosas no vendrán por los carriles más tradicionales y ortodoxos. Tenemos blast-beats, claro, pero también tenemos rebajes Hardcorosos, tensos medios tiempos, ritmos trabados y hasta densas letanías que rozan el Sludge, tenemos guitarras como motosierras (con un sonido áspero y crudo) pero que no se conforman con repetir los mismos riffs Napalmdeatheros de siempre e incursionan en múltiples disonancias y hasta algún que otro flirteo con emotivas melodías, y tenemos una chica que se destroza la garganta a grito pelado, transmitiendo una intensidad que pone la piel de gallina. Tenemos, entonces, algo de esos climas enfermizos y esos riffs casi lisérgicos de los mencionados Pig Destroyer, pero también tenemos bastante de esa catártica histeria del Converge más agresivo y acelerado, un clarísimo corazón Hardcore (que puede tocarse con el Crust o el Powerviolence, según se lo requiera), pasajes de perturbadora calma instrumental adornados por recitados no menos inquietantes, un particular y casi esquizofrénico manejo de la dinámica e inclusive aires afines al Screamo más violento, corrosivo y caótico de grupos como Orchid, Reversal Of Man o In/Humanity. En fin, una suma de elementos extremos que dan como resultado un sonido sumamente personal y refrescante, al tiempo que representan una impiadosa patada en las encías. Todo envuelto en un sonido tremendamente orgánico y natural, que logra, al mismo tiempo, transmitir una fuerte energía física y estimular los recovecos más oscuros de la imaginación. Imprescindible para todo aquel que ande en busca de emociones fuertes.

Review: Khann "Erode" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Khann “Erode” (2011)
“Tofutopia”, el disco debut de Khann editado en 2007, había resultado una sorprendente y excitante combinación de vértigo Grindcore, demencia Math/Noisecore, densidad Sludge y hasta cierta sensibilidad Screamo, desplegada en diecinueve estallidos musicales que demostraban que todavía había tela para cortar en términos de Metal y Hardcore extremo. Cuatro años y algunos cambios de formación después, llega este “Erode” para probar que estos floridanos no están dispuestos a tomar prisioneros. Sin salirse del sonido expuesto en aquel debut, es imposible no notar ciertas diferencias. En primer lugar, ahora tenemos menos canciones (nueve, en este caso) y de mayor duración, algo que resta en histeria pero suma en lo que hace a solidez e ideas desarrolladas con mayor atención. Por supuesto, la cosa sigue siendo compleja y caótica, las estructuras va y vienen en abruptos cambios de ritmo, climas variados y dinámicas enfermizas, la base rítmica se dispara hacia todas las direcciones con potencia inhumana y un frenético despliegue de golpes que pondrían verde de envidia al más avezado aspirante a Neil Peart, las guitarras se expanden en intrincados entramados de riffs angulares, contrapuntos, armonías, texturas, arreglos, disonancias y extrañas progresiones de acordes, jugando con diferentes niveles de intensidad con una soltura envidiable y un virtuosismo siempre puesto al servicio de patear encías, y hasta las voces se han permitido adquirir una inédita versatilidad y bajar la pudrición sin por ello resignar el nervio frenético de siempre. El resultado final sigue siendo tan intenso y musicalmente imaginativo como difícil de encasillar. En sus pasajes más épicos pueden sonar como una improbable cruza entre el Mastodon de “Remission” y los momentos más histéricos de These Arms Are Snakes, luego puede aparecer algo así como un Dillinger Escape Plan versionando a Fugazi con Tony Iommi de guitarrista invitado, más adelante asoma cierta mugrienta oscuridad a la Trap Them pero revestida de arreglos que no desentonarían en el Converge más volado o un Robert Fripp de anfetaminas zapando con la base rítmica de Unsane, y así podríamos seguir tratando de descifrar esto con referencias que, en definitiva, nos dicen que estamos en presencia de material sumamente personal y de una inestimable riqueza musical. Ideal para taparle la boca a los que creen que ya no hay bandas jóvenes con talento e ideas propias.