Por Fernando Suarez.
-Zombi “Escape velocity” (2011)
El arte de tapa (con esos dos culitos y el inmortal De Lorean de “Volver al futuro”) ya nos habla de cierta intención retro-futurista, por así llamarla. Claro, esto no es ninguna novedad para un grupo como Zombi que, desde principios de la década pasada, viene exponiendo su amor por los más ampulosos teclados setentosos y las más delirantes elucubraciones de gente como Vangelis, Goblin, Rick Wakeman y demás exponentes que mis casi nulos conocimientos en ese terreno musical me impiden mencionar sin meter la pata. Dejando de lado los climas más bien oscuros (claramente inspirados en el trabajo de mediados y fines de los setentas de los mencionados Goblin) que dominaban su anterior “Spirit animal” (2009), aquí el dúo comprendido por el baterista/tecladista Anthony Paterra y el bajista/tecladista Steve Moore (quien formara parte en algún momento de los muy recomendables Noise-rockers Microwaves) se aboca sin complejos a generar visiones pintadas con aerógrafo, paisajes cósmicos retratados con absoluto detallismo por teclas de sabor añejo y melodías que evocan una entrañable épica espacial de tono entre sinfónico y cinematográfico. Otro punto que debe mencionarse con respecto a “Escape velocity” es la incorporación de ritmos sintéticos, casi bailables, que, por momentos, dan la sensación de una suerte de Disco del futuro ideada treinta o cuarenta años atrás. Ojo, esto no significa que toda la placa vaya por esos carriles, Paterra todavía expone su empuje sanguíneo y sus vastas habilidades percusivas en más de un pasaje, ayudando a que la innegable impronta retro del grupo mantenga cierto grado de contemporaneidad y energía física. También, con cinco temas en poco más de media hora, podríamos decir que se trata del trabajo más accesible en la discografía de Zombi, una impresión también reforzada por el cuidadoso trabajo melódico de las composiciones y la fluidez orgánica de las mismas. En fin, esto no es para cualquiera, yo mismo me asombro al gozar de un grupo de estas características (tan alejado de mis gustos habituales) pero, ante el inapelable argumento de las cosas bien hechas, no me queda más que sacarme el sombrero y disfrutar sin complejos ni prejuicios de este auténtico viaje por el tiempo/espacio.
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