Por Fernando Suarez.
-Pulling Teeth “Funerary” (2011)
Oh sí, cómo esperaba esto. Es que, luego de aquel monumental trabajo que fuera “Paranoid delusions/Paradise illusions”, mis ansías por ver con qué salían estos discípulos destacados de Integrity fueron en aumento gradual. Bien, aquí está “Funerary” y la primera sorpresa (luego de la breve introducción instrumental) es una seguidilla de seis temas que representan una auténtica patada en la mandíbula sin por ello caer en el burdo argumento de la “vuelta a las raíces”. Sí, son canciones aceleradas, pletóricas de esa habitual impronta Slayer-Core pero, aún así, se permiten jugar con rebajes aplastantes, riffs, solos y armonías de guitarra más intrincadas (a veces, rozando el Death Metal), cambios de ritmo, arreglos de tono casi psicodélico (samples y extraños trucos de producción incluidos) y hasta una saludable variedad en el departamento vocal, en parte gracias a los numerosos cantantes invitados. O sea, es como si hubieran tomado la profundidad musical y la amplitud de miras de su álbum previo y la hubieran aplicado a un contexto compositivo más rabioso, urgente y adrenalínico. Y, como si esto fuera poco, toda esa inventiva se ve expresada con una potencia que se siente como martillazos en el estómago, una intensidad que deja atrás la mera pose ruda para plantarse en un terreno donde la palabra superficialidad ni siquiera existe. Hasta ahí la primera mitad del disco, luego llega el tema que da título a la placa y, con sus diez minutos de alucinógena marcha fúnebre (claro), da un nuevo cimbronazo estilístico y nos sumerge en el más espeso viaje apocalíptico que puedan imaginar. Aquí aparecen los ritmos arrastrados, los riffs graves y monolíticos, los arpegios hipnóticos, las envolventes texturas que generan sórdidas visiones en la mente, las voces melódicas (sí, y están muy bien puestas y trabajadas), la versatilidad instrumental, las perturbadoras ambientaciones (insisto con el empleo de samples y rudines varios que aportan una sensación de tridimensionalidad casi cinematográfica al sonido), los desarrollos dinámicos más espaciados, los climas de absoluta desesperación lisérgica y una imaginación desbocada y salvaje puesta al servicio de las sensaciones más lúgubres del alma humana. Lo mejor, es que semejante despliegue de épica densidad está elaborado de tal forma que en ningún momento cae en los clichés del Sludge y el Post-Metal que tanto abundan hoy en día, haciendo de este “Funerary” una experiencia sumamente intensa y personal. Una vez más, estos muchachos de Baltimore nos han entregado una obra musical de colosal magnitud, de esas que requieren concentración extrema pero que, a cambio, nos recompensan con abundante alimento para el alma y la mente. Sencillamente imprescindible.
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