Por Fernando Suarez.
-Face To Face “Laugh now, laugh later” (2011)
Nueve años después del aceptable pero no muy brillante “How to ruin everything”, Face To Face vuelve al ruedo con “Laugh now, laugh later” y da la sensación de que el tiempo no ha pasado para ellos. Desde que obtuvieran cierto éxito comercial a mediados de los noventas con el hit “Disconnected” (un tema que apareció en, por lo menos, tres discos del grupo. Y no estoy contando los compilados), los liderados por el cantante y guitarrista Trever Keith tuvieron que cargar con las consabidas acusaciones de vendidos (en especial apuntadas al pasado metalero de sus músicos) y demás lindezas que el mundillo Punk (bueno, de alguna forma hay que llamarlo) les echó en cara durante prácticamente toda su carrera. El punto es que, aún dentro de los márgenes bien específicos del Punk melódico californiano (con Bad Religion y Descendents como clarísimos referentes) y con ciertos altibajos, Face To Face siempre tuvo a mano las buenas canciones, la frescura y la personalidad propia para cerrarle la boca a sus detractores. Este séptimo disco de estudio (otra vez, no estoy contando compilados, ep’s, discos de covers y rarezas por el estilo) tiene todo lo que cabe esperar de esta gente, ni más ni menos. Tenemos los temas acelerados con Keith apilando sus melodías a toda velocidad casi como un Greg Graffin más sensible que politizado, tenemos también los medios tiempos de gancho Popero que se adhieren inmediatamente a la memoria, tenemos los certeros punteítos de guitarra, los riffs sencillos pero robustos, la base rítmica ajustadísima y efervescente, las líneas vocales emotivas y soleadas al mismo tiempo, y toda esa impronta típicamente californiana que invita a recorrer la ciudad montados en una tabla de skate mientras tarareamos estas canciones con fuego en el estómago, un nudo en la garganta y una sonrisa en el rostro. Sí, es más de lo mismo y si nunca se sintieron atraídos por la propuesta del cuarteto, “Laugh now, laugh later” no hará nada por hacerlos cambiar de parecer. Ni siquiera se puede decir que alcance el nivel de trabajos clásicos “Don’t turn away” (1994), el homónimo de 1996 o inclusive el introspectivo (y, por lo general, incomprendido) “Ignorance is bliss” de 1999 pero, de todas formas, se trata de álbum más que digno, con buenas (algunas muy buenas, otras un escaloncito más abajo) canciones y músicos muy capaces que, a pesar de su edad, demuestran que todavía cuentan con una importante reserva de empuje Punk en las entrañas. No le va a cambiar la vida a nadie pero si andaban con ganas de escuchar algo de buen Punk melódico, he aquí una de las mejores opciones que pueden encontrar hoy en día.
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