Por Fernando Suarez.
-Enablers “Blown realms and stalled explosions” (2011)
Enablers siempre fue un grupo extraño pero cuando un grupo extraño da sus primeros pasos discográficos (aquí hablamos de “End note” y “Output negative space”, de 2004 y 2006 respectivamente) de la mano de Neurot Recordings, el sello regenteado por la gente de Neurosis, entonces yo me siento obligado a prestar atención. La propuesta del cuarteto se basa, en líneas generales, en acoplar la poesía recitada por Pete Simonelli a un trío de Rock de tintes experimentales, parado, a grandes rasgos, en algún lugar entre el Post-Rock guitarrero de Pell Mell, el Noise-Rock minimalista de Shellac y el tenso Math-Rock de Slint. Claro, dicha descripción no dice demasiado sobre el profundo efecto que estos tipos generan en el alma con sus composiciones. En primer lugar, esto no se trata de músicos zapando alocadamente mientras un hippie trasnochado desgrana textos sin sentido, aquí queda bien en claro que el grupo trabaja como una unidad y que los aspectos literarios y musicales de la propuesta van de la mano, fundidos en un todo inseparable y concebido de forma enfocada y coherente. Para este cuarto álbum han incorporado al baterista Doug Scharin (ex miembro de luminarias como June Of 44 y Codeine, que reemplaza al anterior Joe Byrnes), quien parece aplicar su desarrolladísimo sentido de la dinámica y su frenético virtuosismo a los densos paisajes compositivos de Enablers, dotando a las composiciones (que aquí se acercan, más que nunca, a las angulares elucubraciones del Math-Rock) de una mayor variedad y alcanzando picos de intensidad inéditos. Simonelli nos relata sus intrincadas visiones con un tono grave y adusto pero nunca distante, logrando un particular efecto emotivo sin necesidad de salirse nunca de su registro atildado (bueno, hay algún que otro coro fantasmal que aporta un saludable aire de variedad en las voces) ni intentar incómodos histrionismos y fluyendo rítmicamente con una naturalidad conmovedora. Y, claro, el punto fuerte lo aportan Joe Goldring (guitarrista, ex Swans) y Kevin Thomson (guitarrista, bajista y artífice inicial, junto a Simonelli, del proyecto) con sus intrincados entramados de cuerdas que se trenzan en recorridos sinuosos y de una notable riqueza armónica y rítmica, manejando conceptos de tensión y liberación con un cuidado casi quirúrgico y una energía visceral que raspa las entrañas al tiempo que estimula la imaginación. En fin, como ya mencioné, no es fácil describir lo hecho por esta gente sin caer en peroratas excesivamente crípticas, pero si la idea de un Rock poético (en todos los aspectos posibles) no les parece una locura o un pasaje directo al aburrimiento, entonces este genial “Blown realms and stalled explosions” guarda grandes recompensas para ustedes.
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