Por Fernando Suarez.
-Young Widows “In and out of youth and lightness” (2011)
Crecer no es una tarea fácil. Los miembros de Young Widows la vienen encarando de forma sostenida y natural, desde que abrazaran las enseñanzas de Converge y Botch en Breather Resist (la banda previa que compartían con el vocalista Steve Sidoni), pasando por sus primeros pasos como Young Widows (cuando eran poco más que una buena copia de The Jesus Lizard) y llegando a esta actualidad que los encuentra moviéndose por terrenos cada vez más personales y maduros. Si ya el anterior “Old wounds” mostraba aristas propias y un claro acercamiento a los modismos más refinados del Post-Hardcore, esta flamante placa marca un fuerte cimbronazo hacia terrenos de mayor introspección y sutileza sin que ello signifique un abandono (al menos, no total) de sus raíces Noise-rockeras. En primer lugar, cabe destacar el tremendo avance realizado en el plano vocal, con Evan Patterson y Nick Thieneman (guitarrista y bajista respectivamente) jugando con tonos más reposados y sombríos, y hasta permitiéndose melodías y coros que hubiesen resultado impensables en sus años iniciales. Claro, es que ahora las canciones mismas adquirieron otro carácter, menos histérico pero igualmente (o más) intenso, con mayor aire para respirar en lo que hace a interacción instrumental, proponiendo una musicalidad al mismo tiempo austera y elaborada. Si piensan en la diferencia que hay entre el ataque impiadoso de Big Black y el punzante minimalismo de Shellac, tal vez puedan empezar a comprender por dónde vienen los tiros aquí. Ojo, no es que ahora estén copiando a la banda de Steve Albini (una influencia que, por cierto, siempre estuvo presente en Young Widows), sino que se nota a las claras el arribo (insisto, de forma natural y fluida, no forzada) a un espíritu musical afín. Aquí tenemos composiciones más extensas (a un promedio de cinco minutos y monedas por tema), de ritmos más lentos y cadenciosos, climas de marcada oscuridad y tensión que no estallan jamás, un bajo que sigue gruñendo como siempre pero lo hace con un afilado sentido de la ubicación, el buen gusto y la dinámica, una guitarra que dosifica sus intervenciones con la sabiduría de un monje Shaolin, alcanzando picos sublimes de inventiva y complejidad armónica, y dos voces que ponen toda la carne al asador y logran conmover como nunca antes con melodías de un poderío emocional que pone la piel de gallina. No me extrañaría que algunos de sus fans más radicales desprecien este disco por ser demasiado melódico o poco agresivo pero, como suele suceder, eso sería quedarse sólo en la superficie. Cada una de estas nueve canciones contiene tal grado de energía (entendiendo la energía como algo relativo a las entrañas y no al volumen, la velocidad o la distorsión) que casi hace sonar a las anteriores como meros pataleos adolescentes. O sea, antes Young Widows era una excelente banda haciendo destacadas reinterpretaciones de sus artistas favoritos, ahora son capaces de competir con ellos de igual a igual. Sencillamente imprescindible.
2 invocaciones del cosmos:
no puede fallar
Esto es más que no puede fallar, se destaparon completamente estos pibes
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