Por Fernando Suarez.
-Victims “A dissident” (2011)
En los ojos de Victims el presente es negro y el futuro inexistente. El mundo es un lugar horrible y eso parece generarles esta mezcla de rabia y desazón que escupen en este quinto larga duración. Dejando le lado las especulaciones sobre si esto no es más que otro buen ejemplo de culpa burguesa, lo cierto es que, a la hora de patear cabezas a puro Crust/Hardcore oscurecido, el ahora cuarteto tiene las cosas bien claras. Por supuesto, cuentan con catorce años de experiencia y la presencia de un ex Nasum (el guitarrista Jon Lindqvist) en sus filas pero eso, en última instancia, no significaría nada si los resultados no estuvieran a la altura. Y, en lugar de quedarse en la mera repetición de esquemas, los muchachos decidieron dar un paso adelante, condimentando su amor por el viejo y querido D-Beat de siempre con sombrías melodías de guitarra y cierto groove casi Rockero que les sienta como anillo al dedo. Ok, algunos dirán que están siguiendo los pasos de sus compatriotas Disfear y, la verdad, es que no estarían tan errados. “A dissident” puede ser descrito sin problemas como una mezcla entre la crudeza de Discharge, la impronta melódica de Tragedy, el gancho mugriento de Motörhead y el sonido de guitarras del viejo Death Metal sueco de principios de los noventas. El punto es que, a pesar de las referencias y las comparaciones, el material está entregado con tal energía y tal conocimiento de causa que se vuelve prácticamente irresistible. El sonido es sencillamente perfecto, clarísimo y potente al mismo tiempo, con las bases golpeando constantemente e incitando al pogo más descontrolado, las guitarras manchando el aire de áspera distorsión (el agregado de Gareth Smith como segundo guitarrista aporta, por otro lado, una nada despreciable dimensión armónica a la propuesta) y la voz escupiendo odio a grito pelado como si la vida se le fuera en ello. Desde ya, no se trata de ninguna revelación y, si no tienen aunque sea un mínimo de afecto por el Crust en general, lo más probable es que estén bostezando al segundo riff. Para los amantes del género, es un bocado suculento y sabroso, hecho por gente que sabe mucho del tema y lo demuestra con convicción y clase. Otra excelente excusa para no bañarse nunca más y seguir odiando al sistema.
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