Por Fernando Suarez.
-Vaba Marat “Larvae” (2011)
Luego del split con Venowl (y de aquel ep debut, “O hermafrodita”, editado en 2010), llega una nueva entrega de los brasileros Vaba Marat (bueno, en realidad es un proyecto de un sólo hombre), dispuestos a seguir rompiendo tímpanos y derritiendo neuronas a su paso. Enfundado en un espíritu anarquista y con las ansias de experimentación forzadas hasta límites tortuosos, Vaba Marat examina las tripas del Black Metal, extrayendo de allí las porciones más viscosas y malolientes, y utilizándolas para dar vida a su propio y desvencijado Frankenstein sónico. Es que llamar a esto simplemente Black Metal no parece ser suficiente. Haciendo una breve disección, podemos hallar elementos del Punk, el Hardcore, el Noise y la Música Industrial pero ni siquiera eso es lo que importa aquí, ya que el resultado final no suena estrictamente como la suma de esos estilos, sino como algo tan único como revulsivo. Riffs degradados (en ocasiones con cierto tufillo al Black Flag más disonante), ritmos primitivos e inconexos, alaridos agónicos, envolventes y narcotizantes cascadas de ruido que generan auténtico malestar físico, inquietantes samples, estructuras amorfas e impredecibles, tensas melodías ocultas bajo el crepitar de distorsión saturada, taladrantes acoples y una espontaneidad tan salvaje como perversa. Sí, el sonido es crudísimo, áspero y, por momentos, molesto, pero esa es la idea. A veces hasta cuesta discernir hasta qué punto esto se trata de una broma de mal gusto o de un acto de vanguardia (anti) musical llevado a sus más peligrosas consecuencias, y es bastante probable que ninguna de las dos opciones sea la correcta. Y, como si ese incómodo desconcierto fuera poco, el mismo artista (o terrorista o lo qué sea) entrega este material de forma gratuita, sólo basta con visitar su página web, www.vabamarat.bandcamp.com. Si se sienten corajudos, tienen los oídos dispuestos a recibir una buena paliza y el ánimo en el lugar correcto, este material hará todo lo posible por sacarlos de su eje. Una experiencia intensa y desagradable pero, al mismo tiempo, necesaria.
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