Por Fernando Suarez.
-Small Brown Bike “Fell & found” (2011)
A siete años de su disolución, aquí tenemos el regreso discográfico (aunque el proceso de composición comenzó en 2009) de Small Brown Bike, uno de los nombres más destacados del Post-Hardcore de mediados y fines de los noventas, compañeros de espíritu (y, en ocasiones, de sello discográfico) de otras luminarias como Hot Water Music, Avail, Samiam o J Church. “Fell & found” arranca bien antes de empezar al contar con la producción del gran J. Robbins (líder de bandas fundamentales como Jawbox, Burning Airlines, Channels y, ahora, Office of Future Plans, productor de grandes luminarias del género, como Braid, The Promise Ring, Shiner, The Monorchid y Faraquet, entre muchas otras) y confirma cualquier tipo de expectativa con once canciones perfectas, energéticas e inteligentes al mismo tiempo, gancheras y elaboradas, maduras y provistas de un tremendo poderío emocional. Sin duda alguna, se trata del material más pulido y prolijo que el cuarteto ha concebido en toda su carrera, en especial en el terreno vocal, donde Mike Reed (también guitarrista) ha logrado controlar su habitual carraspera y sus exabruptos al borde la desafinación, dando lugar a una entrega melódica excepcional (ayudado por su hermano, el bajista Ben Reed) sin por ello resignar ímpetu o urgencia. Pero también en las composiciones mismas se nota un claro crecimiento, abriendo la puerta a instrumentaciones y pasajes más reposados (por momentos con un deliciosos saborcito a Folk) que, en combinación con la esperable epilepsia Post-Hardcore, proponen un mayor rango dinámico y una profundidad melódica que se clava sin concesiones en el centro del corazón. Como corresponde, tenemos una base rítmica que obliga a sacudir los huesos y maneja con sabiduría y afilado instinto los vaivenes de intensidad, tenemos dos guitarras que disparan geniales riffs y se entrecruzan en sublimes juegos armónicos sin perder nunca de vista la potencia, la pasión ni el vuelo creativo, tenemos líneas vocales de belleza desgarradora, adornadas por preciosos coros y responsables de que cada uno de estos temas se adhiera a la memoria y al alma sin problemas. Honestamente, me cuesta bastante trabajo hallar las palabras adecuadas para describir las fuertes sensaciones que este trabajo genera en mí, la forma en que estimula (en un equilibrio casi perfecto) mente, cuerpo y alma. Pero no le crean a mi fanatismo por el género, compruébenlo ustedes mismos y disfruten de uno de los mejores discos del año.
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