Por Fernando Suarez.
-Meek Is Murder “Algorithms” (2011)
A primera vista, el gancho inicial para prestar atención a Meek Is Murder es la presencia en sus filas (ahora en el rol de guitarrista y vocalista) de Mike Keller, ex miembro de The Red Chord. Luego, comienza el disco y el torbellino sónico que se cierne sobre nuestros sentidos nos hace olvidar hasta cómo nos llamábamos. Ok, todavía quedan resabios de la brutal combinación de extremismo musical, inteligencia nerd y depurada técnica instrumental de su anterior banda pero Keller lleva eso a terrenos aún más histéricos, viscerales y dementes. “Algorithms” es el debut del grupo como trío (previamente el buen Mike se encargaba de todos los instrumentos, en un contexto más afín al Noise), y en los poco menos de veinte minutos que dura podemos encontrar un febril despliegue de virulencia que escapa (a toda velocidad y con sacudidas espasmódicas) de cualquier tipo de clasificación genérica que se nos ocurra. Aquí hay elementos del Grindcore (blast-beats, cierto núcleo Hardcore, odio desmedido), el Mathcore (estructuras caóticas, riffs angulares y enroscados, ritmos contracturados), el Metalcore (ocasionales breakdowns grooveros), el Noise (acoples, disonancias varias) el Death Metal (precisión instrumental y algunas voces guturales), el Sludge (densos rebajes y hasta pasajes de introspección casi Neurosiesca) y hasta el Screamo más violento y abrasivo, fundidos en una frenética licuadora de ritmos estrepitosos, alaridos salvajes y guitarras en llamas. Las canciones son breves y certeras y, aún así, compactan en su corta duración un despliegue esquizofrénico de ideas y laberintos varios. Van y vienen de forma vertiginosa, confunden y marean al tiempo que golpean duro donde más duele, describen geometrías imposibles con sus instrumentos, parecen deshacerse en azarosas frenadas y repliegues pero, al instante, vuelven a la carga con más bríos y la intensidad al tope. En todo momento suenan tan frenéticos que parecen al borde del quiebre y, sin embargo, sus composiciones mantienen una cierta lógica interna que las salva de la incoherencia y la mera paja exhibicionista. Una panzada para cualquier amante del Metal extremo que se precie de tal.
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