Por Fernando Suarez.
-Joan Of Arc “Life like” (2011)
Tim Kinsella no para de moverse. Él puede disolver y rehacer a Joan Of Arc todas las veces que quiera porque, al fin de cuentas, se trata de su banda, de su visión musical. Eso le permite también manejarse con una pasmosa libertad creativa, moverse entre géneros y sonoridades diversas, casi siempre manteniendo el respeto por la canción melódica pero guardándose varios ases bajo la manga cuando las cosas amenazan con tornarse previsibles. En ese aspecto, “Life like” (decimosexto disco del grupo) es puro Joan Of Arc, o sea un trabajo que puede dispararse hacia cualquier dirección sin por ello perder la necesaria cuota de coherencia emocional. Lo primero que llama la atención aquí es el manifiesto retorno a un sonido dominado por las guitarras eléctricas, lejos de los experimentos electrónicos, los ampulosos trucos de estudio y la introspección Folky de otros trabajos. Hasta tenemos a Steve Albini tras las consolas de grabación, garantía de sonido Rockero y natural. Es más, si alguna vez Joan Of Arc fue visto como una suerte de hermano mayor, arty y pretensioso del Emo que Kinsella casi fundara en los legendarios Cap N’ Jazz, “Life like” parece abrazar esa impronta sin complejos, con renovada intensidad y demostrando que sus resultados están a la altura de sus ambiciones. Los diez minutos de “I saw the messed binds of my generation” que abren la placa, ya nos muestran al grupo (ahora transformado en cuarteto) sumergiéndose de cabeza en un espeso entramado de riffs angulares, arreglos casi SonicYoutheros, extraños arpegios, estructuras laberínticas y melodías siempre frágiles y sensibles, siempre al borde del colapso y rescatadas por una inteligencia compositiva que se balancea (por momentos, de forma peligrosa) entre el sadismo, la ironía y la más absoluta desnudez emocional. Tal vez no sea una referencia que los ayude demasiado pero no puedo evitar recordar a los geniales Gastr Del Sol (grupo seminal del Math-Rock, donde militaran luminarias como Jim O’Rourke, David Grubbs y John McEntire, entre otros), en especial en lo que hace a acercar las elucubraciones más intrincadas del Rock Progresivo a la crudeza austera, guitarrera y emotiva del Indie-Rock. De todas formas, el hecho de que se trate de material más bien confinado a una formación rockera tradicional no significa, de ninguna manera, que estemos en presencia de algo convencional o falto de inspiración. Por el contrario, cada pasaje de estos nueve temas es una aventura musical digna de ser explorada con los sentidos alerta y la mente en constante ebullición.
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