Por Fernando Suarez.
-Indian “Guiltless” (2011)
Lindo día para arrancarse la piel a arañazos y redefinir nuestras facciones con tenazas en rituales de autoflagelación, ¿verdad? A juzgar por lo expuesto en sus trabajos discográficos (y esta cuarta placa no es la excepción), todos los días son aptos para tales actividades en la rutina de Indian. No es que “Guiltless” traiga ninguna novedad, ni nada por el estilo, claro. Pero, si la sola mención de nombres como Iron Monkey, Khanate, Eyehategod, Unearthly Trance o Burning Witch son suficiente motivo para que un estremecimiento de expectación sadomasoquista les penetre la espina dorsal, entonces a su juego los han llamado, mis perturbados amigos. Sí, esto es Sludge en su forma más corrosiva, asfixiante, nihilista e incómoda. Con el bajo retumbando en el pecho hasta hacerlo resquebrajarse, las guitarras levantando impenetrables murallas de enfermedad distorsionada y disonante, la batería replicando los agónicos latidos de corazones achicharrados con abismal potencia, la garganta escupiendo puro odio por la raza humana hasta sentir un regusto a sangre asomándose al paladar. Ok, hay que mencionar que el quinteto se ha atrevido a sumar cierto dejo de melodía en el denso entramado de riffs, rescatando las horas más oscuras y apocalípticas del Neurosis de mediados de los noventas (hasta tienen a un miembro fijo encargado, simplemente, de generar colchones de ruido) pero en un contexto un tanto menos cerebral. Y también tenemos algún que otro momento donde asoman la pintarrajeada cabeza aires del más crudo Black Metal, un complemento casi perfecto para estos aplastantes mantras de lisérgica desesperación empantanada. Pero, más allá de las innegables influencias, se nota que estos barbudos oriundos de Chicago encaran su propuesta con cierta personalidad y una convicción inclaudicable, dotando a sus composiciones de un aire opresivo tan intenso que, por momentos, provoca la sensación física de falta de aire. Esto prueba que no siempre hace falta proponer ideas nuevas para lograr resultados interesantes. Sólo bastan objetivos claros y la habilidad para arribar a ellos de forma concreta, con inteligencia pero sin que ésta apague el necesario fuego interno. Por lo demás, se trata, sin dudas, de material más apto para seguidores del género que para no iniciados o detractores, aunque no me extrañaría demasiado que la innegable calidad de estas siete canciones logre algún que otro converso. Para despuntar el vicio pero con clase.
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