Por Fernando Suarez.
-Drugs Of Faith “Corroded” (2011)
Podría simplemente comenzar este comentario recalcando lo generoso que ha sido, al menos hasta el momento, este 2011 en materia de buen Grindcore (los recientes lanzamientos de Rotten Sound, Gridlink y Total Fucking Destruction, entre otros, así lo demuestran) pero eso reforzaría la impresión de que Drugs Of Faith se mueve dentro de un género específico y restringido, y de que su material debe ser juzgado dentro de los parámetros de dicho género. Y decir que este “Corroded” (esperado sucesor del genial ep homónimo que editaran en 2006) es el mejor disco Grindcore en lo que va del año es quedarnos cortos. En primer lugar cabe preguntarse si esto es estrictamente Grindcore. Ok, tenemos blast-beats, tenemos voces crudas y agresivas (aunque no necesariamente podridas) y tenemos un innegable corazón Hardcore que late furioso y descontrolado. Pero también tenemos un sonido limpio, claro y prolijo, variantes rítmicas que no se atienen a márgenes estilísticos, extraños climas de tensión casi psicodélica, un bajo prominente que juega un rol armónico más importante que el mero relleno de graves, una guitarra que vuela hacia inéditas alturas de creatividad angular y se acerca más a Voivod que a Napalm Death (de hecho, la definición más aproximada que se me ocurre es una versión Grind/Hardcore de los canadienses. Y eso ya es suficiente para tenerme incondicionalmente de su lado), y una voz que maneja dinámicas de tensión y liberación poco comunes en este contexto. Claro, en definitiva se trata de un grupo liderado por Richard Johnson, un tipo que ya ayudara a reinventar algunas nociones del género al frente de Enemy Soil y como miembro de Agoraphobic Nosebleed, por lo que es de esperar que dicho recorrido de exploración no se detenga. Los catorce temas que componen la placa no necesitan apoyarse exclusivamente en la velocidad (de hecho, predominan los medios tiempos y una interpretación de batería provista de un swing casi jazzero) ni en el ruido (vuelvo a mencionar la claridad del sonido, que permite apreciar los intrincados juegos instrumentales) para resultar intensos, la voz de Johnson es sumamente energética y transmite pura rabia pero no lo hace gruñendo ni chillando como un marrano destripado, sino que adopta modismos más afines al Hardcore y hasta el Thrash más crudo, y las composiciones mismas exhiben un armado inteligente y cuidadoso, guiado por riffs imbatibles y enroscados (tanto de guitarra como de bajo) que juegan con texturas, armonías, contrapuntos, disonancias y hasta melodías sumamente extrañas, y entregadas con una potencia aplicada con sabiduría y madurez. No es un disco fácil, desde ya. Hay muchas chances de que resulte demasiado exótico (insisto con los riffs, de lo más original que se escuchó en el Metal extremo de los últimos tiempos) y controlado para el Grindcorero medio, al tiempo que se trata de material demasiado abrasivo para oídos no habituados al extremismo en general. No importa, suelen ser este tipo de trabajos (únicos, frescos, originales y, probablemente, incomprendidos) los que marcan el pulso del futuro, reviven imaginaciones y nos maravillan con posibilidades musicales impensadas. Quizás ustedes no lo entiendan pero a sus hijos les encantará.
2 invocaciones del cosmos:
pero que belleza
esto tiene que salir con fritas
Le tendrían que haber puesto "The shape of Grind to come"
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