Por Fernando Suarez.
-Death-Cult Jock “West end blast” (2011)
Por el nombre del disco podemos llegar a adivinar que se trata de un grupo Australiano y que algo tienen de Grindcore. Cuando nos enteramos de que este álbum debut viene de la mano de nuestros amigos de Grindcore Karaoke (ya saben, el sello regenteado por J. Randall de Agoraphobic Nosebleed), es mejor estar preparados para una buena sacudida de neuronas a puro blast-beat, guitarras podridas y alaridos inhumanos. En efecto, lo que el quinteto nos trae son dieciocho minutos del más puro y salvaje Grindcore. Nada de experimentos electrónicos, nada de vanguardias extrañas ni gestos nerds. Aquí brilla la admiración de estos muchachos por clásicos como Repulsion, Phobia, Terrorizer y, por supuesto, el primer Napalm Death. El sonido es crudo pero con la suficiente claridad como para no perder potencia, los temas manejan estructuras simples pero certeras, los riffs se adhieren a la mente al tiempo que la serruchan sin piedad y la energía desplegada es, sencillamente, irresistible. Al mismo tiempo, se nota que tienen las ideas bien frescas a la hora de componer, manejando un buen sentido de la dinámica y la variedad (en especial en esos machacantes rebajes Celtifrosteros) como para espantar el aburrimiento a los golpes. Incluso se permiten algún que otro breve y desquiciado solo de guitarra, cierto sentido del humor (la seguidilla de temas de catorce segundos es impagable), flirteos fugaces con otros géneros (en especial Crust, Powerviolence y Death Metal, como para no salirse demasiado de los parámetros del género) y un final a puro Doom/Sludge atravesado por blast-beats en los seis opresivos minutos de “Numb”. En fin, no será lo más original del mundo pero está tan bien hecho, con tal convicción y frescura, que no hay objeción posible. Es sólo Grindcore pero me gusta.
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