Por Manuel Platino.
Son de Brasil, les gusta mucho Jesu y Nadja y están para quedarse. Claro, esto no significa demasiado, ya que hoy en día el género del shoegaze / metalgaze (mis dedos tiemblan de vergüenza ajena al escribir tan estúpidas denominaciones, pero bueno, espero que sirva al menos como para ver por dónde viene la mano) está lleno de bandas que le roban a My Bloody Valentine, que construyen sus melodías como lo hacían los canadienses de GYBE!, que utilizan la dinámica de Neurosis para armar sus canciones... en fin, creo que se entiende la idea. Pero a no desesperar, estos pibes tienen un buen arsenal de trucos bajo la manga. Empezando por el sonido y la utilización de los diferentes recursos sonoros en pos de las canciones: si mencioné Jesu, Nadja y My Bloody Valentine, vos ya estarás pensando en impugnables paredes de ruido sobre las cuales se dibujan las más lindas melodías de telenovela. Bueno, aquí no tenemos tal cosa. Es cierto, las melodías de telenovela están, y en efecto son las que manejan la canción, pero dichas canciones no están hechas sobre grandes huracanes de distorsión sino sobre sutiles estructuras sonoras, donde el abanico de ruidos y efectos está desplegado estratégicamente en momentos certeros y en las dosis adecuadas, sin que haya que esforzarse por escucharlos por detrás de la pared sonora, teniendo el protagonismo necesario en pos de la composición. Si esto te hace acordar a algo, debería ser a una de las armas de otra de las bandas a la que estos brasileros idolatran: Einstürzende Neubauten. ¿Hay ruidos de chapas, resortes, fierros, latas y demases? Claro que si, y ¿están dispuestos de manera quirúrgica estratégicamente a lo largo de las canciones? Sí señor. Esto en particular trae grandes olas de satisfacción a quien escribe, ya que es la primera vez que escucho a una banda que haya entendido lo que hizo grande a aquella banda de locos lindos alemanes y aún así no suene como una aburrida copia.
Ahora bien, por ahí dije Nadja, y si, aunque las voces estén ausentes en este disco, las guitarras tronadoras si aparecen, y en los lugares en los que la canción lo pide, aunque, como dije antes, sin llegar a la bola de ruido típica de aquella banda, sino como un elemento más de la canción. Esta es otra característica que resulta muy interesante de Sobre a Máquina y su manejo poco ortodoxo de los recursos del post-rock. Está bien, dejando de lado las referencias y los arreglos, es imprescindible reconocer que las melodías, más allá de su simpleza, rebalsan de belleza melancólica, las cuales, dejándose uno llevar por ellas, pueden elevarnos hacia el cielo, tal cual como es generalmente la idea en este tipo de música. Aún así en el caso de los brasileros, el clímax pareciera nunca llegar, y cuando la canción termina generalmente se genera una extraña molestia por detrás del embotador esplendor que aporta una sensación extra de incomodidad muy bienvenida.
Cabe destacar la originalidad de este trabajo y lo interesante del resultado logrado por estos muchachos, quienes utilizando elementos que hoy en día parecieran ser la muletilla de todo lo que es "cool" (y que en realidad termina siendo trillado) en la música instrumental, generan resultados tan interesantes como refrescantes. Para volver a creer en el tiriri.
Podés encontrar este disco en el natlabel brasilero Sinewave, disponible para su descarga gratuita.
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