Por Fernando Suarez.
-Tephra “Tempel” (2011)
La pregunta obligada que se desprende de este tercer álbum de Tephra es “¿necesita, acaso, el mundo otro disco de otro clon de Neurosis?”. Si uno se guiara por el bajo nivel de inspiración y energía que exhiben la gran mayoría de los exponentes contemporáneos del estilo, la respuesta sería indudablemente negativa. Ahora bien, si uno decide hacer oídos sordos a la nauseabunda marea de copiones sin alma y concentrarse en las canciones mismas, aún admitiendo su dolorosa falta de originalidad, puede llegar a encontrar aquí un bocado nada despreciable. Claro, con ocho años de existencia, era de esperar que estos alemanes lograran, en algún momento, depurar sus habilidades compositivas, ya que no desarrollar una identidad propia. La propuesta del cuarteto comienza y termina con Neurosis, no le pidan curvas inesperadas pero tampoco flirteos sosos con el Post-Rock ni frialdad cerebral. Sí, a los tipos no se les cae una idea propia pero, al mismo tiempo, se acercan lo más posible (igualarlos es irreal) a la conmovedora intensidad de sus maestros. Ayuda que los temas, aún inscriptos en los juegos dinámicos conocidos de subidas y bajadas, mantengan una duración más bien sintética (para los parámetros del género, claro está. Esto no es Grindcore) y una impronta siempre teñida de oscuridad y gesto adusto. Y, ciertamente, el gancho con el que cuentan también es un punto a destacar, uno que aleja, por cierto, al que probablemente sea el flagelo más notorio del Post-Metal actual: el aburrimiento. Por lo demás, acá tenemos esas voces que parecen querer hacer estallar el sol a los gritos, esos sinuosos y espesos entramados instrumentales que se van cargando de energía hasta estallar en monolíticas erupciones de magma distorsionado, ese contagioso empuje rítmico que dosifica con profunda sabiduría momentos de tensión y liberación, esas melodías paridas desde las zonas más rasposas del corazón y esa atmósfera de hondo misticismo, esa impronta épica y humana, espiritual y carnal al mismo tiempo. Por supuesto, si no son seguidores bastante acérrimos de este tipo de música, casi siempre es mejor quedarse con los originales. Pero si quieren más de lo mismo pero hecho (muy bien) por otra gente, “Tempel” puede ser una excelente opción.
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