Por Fernando Suarez.
-Pale Sketcher “Seventh heaven” (2011)
Justin Broadrick es un tipo inquieto, ya todos lo sabemos y gracias al cielo por sus hormigas en el culo. En 2010 fundó un nuevo proyecto (y van...), Pale Sketcher, con el objetivo de purgar a Jesu de su costado electrónico y concentrarlo aquí. A menos de un año de su debut discográfico, el genial “Jesu: Pale sketches demixed”, nuestro héroe ya preparó un nuevo ep con material fresco. “Seventh heaven” contiene cuatro nuevas composiciones (incluida la que da título a la placa) y un remix del tema “Wash it all away” a cargo de The Bug, el proyecto Dubstep/Dancehall de Kevin Martin, legendario colaborador de Justino en grupos como Techno Animal, God, Ice, Curse Of The Golden Vampire y The Sidewinder. Si la primera entrega de Pale Sketcher, en líneas generales, se dedicaba a adornar los paisajes melódicos de Jesu con diversos elementos electrónicos (en especial afines al Dub y el Ambient), aquí se profundiza aún más el costado digital, con beats más marcados y un entramado sonoro alejado de la habitual corrosión sonora a la que Broadrick es tan afecto. Inclusive las melodías, que siguen cumpliendo un rol importante, han adquirido aquí un tono casi Soulero que arrima este material, por momentos, al Trip-Hop más oscuro. Ah, sí, la oscuridad sigue presente, con envolventes teclados, negras orquestaciones lisérgicas, esos graves casi subliminales tan típicos del Dubstep, infinidad de arreglos y sutiles texturas, y esa habilidad del líder de Godflesh para construir melodías al mismo tiempo hermosas y desgarradoras. Tenemos aquí, también, un incremento en la variedad rítmica. Los temas ya no se apoyan exclusivamente en tempos aletargados y cadenciosos, sino que se abre la puerta a flirteos con el Breakbeat más moderado, el Hip-Hop y hasta el House, sin que ello afecte el mencionado clima de oscuridad ni la impronta melancólica que se respira en más de un pasaje. En fin, es poco probable que los fans de Godflesh y Jesu (al menos, los más ortodoxos) se sientan a gusto con este proyecto tan electrónico pero, si logran sobreponerse a sus propios prejuicios y limitaciones, aquí encontrarán un material que, en esencia, sigue siendo Broadrick puro. Con eso debería bastar para ser felices.
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