Por Fernando Suarez.
-Northless “Clandestine abuse” (2011)
Erik Stenglein, cantante, guitarrista y cara visible de Northless, es un tipo grandote, redondo y barbudo, que podría colarse en cualquier foto de Crowbar y nadie lo señalaría como un intruso. Ya desde el primer riff de “Flesh & ghost”, el tema que abre este larga duración debut del grupo, notamos que esa misma gordura se traduce en su sonido. Ok, esto es Sludge, y si les digo que suena como una cruza entre Neurosis, Grief, Rwake, el primer Baroness, los injustamente poco reconocidos Stressball y los mencionados Crowbar, probablemente los fans del género mojen sus pantalones y los detractores esbocen un gesto de aburrimiento. Y no está mal que así sea. “Clandestine abuse” no aporta ninguna vuelta de tuerca innovadora, ningún guiño de insolencia o frescura, pero, dentro de los márgenes estrictos que decidieron recorrer, entregan un material más que correcto. Tienen el sonido adecuado, los graves retumban hasta el fin de los tiempos, las bases golpean con pulso sísmico, la voz gruñe desde profundidades abismales con esa mezcla de agresión y dolor tan Neurosiesca, las guitarras rescatan las enseñanzas más lúgubres de Tony Iommi pero también se permiten jugar con envolventes texturas ruidosas, enfermizas disonancias, melodías emotivas y hasta algún que otro riff laberíntico, y las composiciones mantienen a rajatabla una impronta monolítica y agobiante, sin demasiado vuelo creativo pero con una efectividad notable. Digamos que tienen bien aprendidas ciertas nociones de dinámica empleadas por el Post-Metal pero nunca llegan a irse (al menos, no del todo) hacia esos terrenos. Y, si me pongo en hinchapelotas, tengo que decir que en los últimos tramos el disco se torna un tanto aburrido y monótono. En última instancia, todo se reduce (como casi siempre) al grado de identificación que el ocasional oyente posea con este tipo de música. Un buen disco para despuntar el vicio.
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