Por Fernando Suarez.
-Iroha “Iroha” (2011)
Andy Swan es un viejo amigo de Justin Broadrick (también, con ese apellido...), al punto que formó parte de la primera encarnación de Final, el proyecto Ambient/Industrial que ambos concibieron en 1983 y que luego Justino continuaría en solitario. Iroha es la flamante banda que Swan dirige (luego de años dedicado a la música Dance), con la ayuda de Dominic Crane y Diarmuid Dalton, éste último, casualmente, también miembro de Jesu. Y sí, los ocho temas contenidos en este debut homónimo llevan la huella de dicha banda marcada a fuego. Los ritmos lentos y aplastantes, el bajo gordo y podrido, las gigantescas murallas de guitarras distorsionadas, las voces etéreas, las hermosas melodías evocadoras, melancólicas o elevadoras según se lo requiera, los colchones de teclados celestiales, y esa envolvente sensación de pesadez emotiva que genera un nudo en el estómago. Ok, siendo brutalmente honestos hay que decir que esto es, básicamente, una copia de Jesu. Una muy buena copia de Jesu, mejor dicho. Esto es, cero en originalidad y diez en efectividad y buenas canciones. O sea, si el mismo Broadrick hubiera editado un disco así como continuación del imprescindible “Conqueror”, probablemente nadie hubiera puesto objeciones. Es que, más allá de estar basado en ideas ajenas (básicamente, la fusión de Shoegaze con Sludge monolítico y algo de Post-Rock. O lo que algunos llaman Metalgaze), este material es tan redondo, tan certero y tan bello que resulta prácticamente irresistible. Las guitarras que se expanden en infinitas marejadas de distorsión, los golpes atronadores de la batería, los graves que hacen crujir la tierra, las sutilezas armónicas de los diversos arreglos y, principalmente, la profunda emotividad que transmiten las melodías vocales (sí, hasta el tono de voz y las inflexiones de Swan suenan idénticas a las de Broadrick), demuestran que esta gente maneja el estilo con absoluta maestría y con un afilado instinto compositivo. En fin, las pautas están claras de entrada y eso suele ser bueno. Fans de Jesu, a por este disco. Detractores, a por otra cosa.
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