Por Fernando Suarez.
-The Haunted “Unseen” (2011)
Todavía recuerdo cuando, ante la edición de sus primeros dos discos (“The Haunted” en 1998 y “The Haunted made me do it” dos años después), muchos creían ver en The Haunted algo así como la nueva cara del Thrash Metal del nuevo milenio. Recuerdo también mi asombro ante tales loas, ya que, aún siendo trabajos potentes y cargados de buenas canciones, no aportaban mucho más que una versión algo modernizada y Hardcorizada del viejo y querido Slayer. Pasaron los años, pasaron más discos y, ya con Pete Dolving (el cantante original, exiliado de los Alterna-Metaleros Mary Beats Jane, que los abandonó durante algún tiempo y fuera reemplazado por el ex Face Down Marco Aro) firmemente asentado en su puesto de cara visible, el quinteto volvió a generar controversia con el ambiguo “The dead eye” (2006), un disco odiado y reverenciado en partes iguales. Otro hecho curioso pues, antes que un punto de inflexión, se trataba de un intento medianamente exitoso (o fallido, según se vea el vaso medio lleno o medio vacío) de capitalizar los avances expuestos en el sí pivotal “rEVOLVER” de 2004. Así, llegamos (“Versus” mediante) a la actualidad y, nuevamente, la controversia llama a la puerta de los suecos con este “Unseen”, el cual fue descrito por el mismo Dolving como un disco de “Metal épico, groovy, bailable y muy muy arty”. Y agrega, como para que no queden dudas, “con este nuevo disco nos vamos a cagar en la dirección general del 99,9 por ciento de los pajeros genéricos contemporáneos”. Detrás de su perorata grandilocuente, lo que el Pete (jijiji) está diciendo es que “Unseen” encuentra a The Haunted probando una vez más un acercamiento a formas más melódicas y relajadas de encarar su material. Los machaques Thrashers siguen estando ahí, lo mismo el doble bombo y las voces cascadas pero esta vez predominan los ritmos más cadenciosos, hay mayor espacio para voces limpias, riffs de tono casi Stoner y arreglos instrumentales que no desentonarían en algún disco de Tool o similares. En ese sentido, siempre es rescatable el apetito creativo del grupo y la ambición de darle una nueva dimensión al Thrash actual. El punto es que, en lo que hace a resultados concretos, parecen todavía no dar del todo en la tecla. Algunos temas logran una muy interesante combinación de empuje agresivo y sutilezas compositivas, otros suenan como una especie de Hard Rock/Stoner un tanto endurecido y con más pretensiones que sustancia. Dolving prueba que es un cantante con más recursos que la mayoría de sus pares pero sus melodías fallan en mantener un nivel parejo de intensidad emotiva (pareciera que el evidente amor que profesa por Maynard James Keenan, de Tool, lo lleva a incurrir en similares ataques de autoindulgencia), las guitarras se juegan con algunas texturas y arreglos más que interesantes pero caen en riffs pedestres más seguido de lo que uno quisiera, la base rítmica mantiene un pulso tenso, ajustado y controlado pero pareciera carente de cierto necesario fuego, y las composiciones mismas alternan entre ideas excelentes y una inquietante sensación de desgano. Es una pena, porque estos tipos tienen todo lo que hace falta para despacharse de una vez con uno de esos discos que queden marcados a fuego en la historia grande del Metal pero parecen no encontrar el balance justo entre pulsión belicosa e intenciones artísticas más elevadas. De todas formas, aunque sea como intento (y por algunas canciones que realmente dan indicios más que alentadores), “Unseen” es un disco que merece una oportunidad. Tal vez la octava sea la vencida.
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