16 de marzo de 2011

Review: Times Of Grace "The hymn of a broken man" (2011)

Por Fernando Suarez.


-Times Of Grace “The hymn of a broken man” (2011)
Ya desde la edición de “Awaken” (el disco debut de su nuevo proyecto, The Empire Shall Fall) en 2009 se percibía la expresa volunta de Jesse Leach (primer vocalista de Killswitch Engage, partícipe de la que, para muchos, es su obra maestra, “Alive or just breathing”) de retornar al Metal extremo (o, al menos, al Metalcore), luego de la silenciosa disolución de los injustamente poco valorados Seemless, un grupo más cercano al sonido rockero de Only Living Witness. Bien, como para que el círculo esté completo (gracias Darth Vader), el muchacho se juntó con Adam Dutkiewicz, guitarrista de los mencionados Killswitch Engage (y aquí encargado de todos los instrumentos), para dar vida a estos Times Of Grace. No dejen que el nombre elegido por el dúo los engañe, aquí no hay ni una sola referencia a Neurosis o el Sludge/Post-Metal (bueno, sólo alguna que otra guitarra Post-rockera por aquí y allá) en general. Hablando mal y pronto, podríamos decir que “The hymn of a broken man” es el disco más melódico que Killswitch Engage jamás llegó a grabar junto a Leach. O sea, tampoco esperen un regreso a aquel sonido más crudo que caracterizó las primeras grabaciones de los bostonianos. De todas formas, gracias a los riffs machacantes, las bases potentes y los alaridos Hardcorosos, se puede seguir colocando este material dentro del espectro del Metalcore. El punto es que todas las canciones (en su mayoría construidas sobre medios tiempos) cuentan con pasajes donde el ahora barbudo Jesse despliega su innegable talento como cantante melódico, desgranando melodías sumamente emotivas con una versatilidad y un caudal de voz envidiables. El trabajo instrumental es correcto, se nota que Dutkiewicz es un intérprete virtuoso pero ubicado y no faltan algunas ideas bastante interesantes, en especial en lo que hace a arreglos vocales (sí, el tipo también canta y lo hace bien), guitarras limpias y ocasionales texturas y disonancias que le dan un sabor bastante particular a algunas canciones. Pero, insisto, las palmas aquí se las lleva el cantante, capaz de transformar una composición pedestre en algo digno de atención, a fuerza de gritos escupidos con una intensidad avasallante y líneas melódicas sencillamente irresistibles. Como podrán adivinar, el nivel compositivo no es todo lo parejo que uno quisiera y se me hace que no hubiera sido una mala idea dejar un par de temas afuera como para evitar cierta monotonía que se apodera de la placa a medida que esta avanza. De todas formas, si no tienen prejuicios con respecto a este estilo de música (yo sé que muchos vomitan ante la sola mención de Metalcore con estribillos melódicos pero no hay géneros malos, sólo malos músicos), aquí encontrarán la energía y las buenas canciones que el género estuvo fallando en entregarnos en los últimos años.

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