Por Fernando Suarez.
-R.E.M. “Collapse into now” (2011)
R.E.M. es un grupo que puede hacer cualquier tipo de disco, moverse en distintas frecuencias, estilos o intensidades y siempre mantener su personalidad. No van a encontrar dos discos suyos que suenen igual y, sin embargo, todos suenan a R.E.M., ni más ni menos. Siempre estarán allí la inconfundible y sensible voz de Michael Stipe con esas melodías que estrujan y oxigenan el corazón al mismo tiempo, la guitarra de Peter Bucks con su inagotable arsenal de sonoridades (acústicas, distorsionadas, despojadas, texturadas, intrincadas, sencillas) y un buen gusto y sentido de la ubicación que pocos guitarristas rockeros poseen, y la labor sutil pero imprescindible de Mike Mills con sus cuatro cuerdas, sus teclados y sus magníficos coros. Pero, más importante aún, siempre estarán las canciones. Pueden ser ásperas y rockeras (casi Punks), delicadas e intimistas, cargadas de efervescencia Pop o sumidas en una profunda melancolía, suntuosamente adornadas con orquestaciones y arreglos varios o desnudas y sangrantes, casi como siguiendo la mejor tradición del Folk norteamericano. Pueden ser todo eso y mucho más pero siempre logran su cometido: emocionar a toda costa, sin artilugios innecesarios ni poses exageradas, simplemente manteniendo ese equilibrio entre expresión urgente y cuidadosa artesanía musical. Luego de aquella bomba rockera que fue “Accelerate” (2008), los de Athens, Georgia, nos exponen un material más abierto y variado, casi como replicando el pasaje de la crudeza de discos como “Life’s rich pageant” (1986) o “Document” (1987) al sonido más pulido de los consagratorios “Green” (1988) y “Out of time” (1991), o el del casi Grunge “Monster” (1994) al evocador “New adventures in Hi-Fi” (1996). Esto no significa que haya dejado de lado la distorsión, sino que la dosifican y la administran con sabiduría, enmarcando los temas más potentes entre dulces baladas y medios tiempos introspectivos. En ese sentido las cosas quedan claras de entrada, los que esperaban una secuela de “Accelerate” se sentirán un tanto desilusionados y los que creían que aquel era un disco demasiado unidireccional para un grupo como R.E.M., aquí probablemente encuentren todo lo que estaban extrañando. Para aquellos que simplemente sepan apreciar el inconmensurable poderío de un puñado de grandes melodías, toda entrega de estos veteranos es material imprescindible.
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