Por Fernando Suarez.
-Rival Schools “Pedals” (2011)
Tras la disolución de los legendarios Quicksand (luego de dos discos, “Slip” y “Manic compression”, a los cuales la palabra perfección les calza justo), su líder, cantante y guitarrista Walter Schreifels se juntó con ex miembros de grupos como CIV, Youth Of Today (donde el mismo Schreifels ya hubiera militado), Iceburn y Judge y conformó esa suerte de supergrupo del Post-Hardcore neoyorquino conocido como Rival Schools. Vino un disco (el merecidamente aclamado “United by fate”, editado en 2001), un split con Onelinedrawing (proyecto solista del ex cantante de Far, Jonah Matranga), otro disco que permanecería inédito (aunque en internet circulan versiones piratas) y luego el final. Schreifels continuó su carrera con Walking Concert (con un sonido más cercano al Indie-Rock), como solista (en un contexto predominantemente acústico) y como productor de bandas como Hot Water Music, The First Step y Thursday. En 2008 Rival Schools vuelve a la vida para presentarse en algunos shows y, con la chispa renacida, se aprestan a componer nuevo material. Así, llegamos a 2011 y aquí tenemos a “Pedals”, para deleite de los amantes del Post-Hardcore y el Rock noventoso en general. ¿Qué puedo decir? Tal vez mis palabras estén empañadas por el fanatismo pero la habilidad de esta gente para concebir canciones redondas, gancheras, emotivas y, al mismo tiempo, inteligentes nunca deja de maravillarme. Ok, hay que decir que si, en “United by fate”, el cuarteto sonaba casi como una versión más Pop de Quicksand, aquí dicha sensación se incrementa con un trabajo melódico sencillamente excepcional. No teman, las guitarras distorsionadas siguen raspando como siempre, las bases obligan a mover el cuerpo y la energía se siente en el estómago, es sólo que Schreifels parece haber tenido en cuenta lo aprendido en sus incursiones acústicas, en especial a la hora de jugar con formas más fluidas de dinámica, profundizar el trabajo de texturas y componer líneas vocales que se clavan directamente en la memoria y el corazón. Fíjense, por ejemplo, en un tema como “Eyes wide open”. Comienza con un riff arrasador y gordo, muy a la Quicksand, con la banda en pleno ataque, desemboca en un estribillo elevador, de esos que inflan el pecho hasta hacerlo estallar de emoción y luego se repliega sutilmente en un clima más tenso, sin perder de vista nunca el desarrollo melódico de la canción. Tienen, si no, a “Choose your adventure” que conjuga en poco más de tres minutos el Funk epiléptico de Fugazi con una sensibilidad Pop sencillamente irresistible y una contagiosa efervescencia rítmica. O la melancolía acústica/distorsionada de “Racing to red lights”, las elegantes disonancias de “Shot after shot”, la belleza desgarradora de “A parts for B actors” y “The ghost is out there”, el cuidadoso entramado sónico de “Big waves”, la evocadora cadencia de “Small doses”, el groove energético y el estribillo casi épico de “Wring it out” y esa oda a la perfección melódica llamada “69 guns”. En fin, todo el disco es puro placer y cada canción cierra perfectamente, no sobra ni falta nada. Pero no me crean a mí, escúchenlo ustedes mismos y disfruten del mejor disco de Rock editado en lo que va del año.
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