Por Fernando Suarez.
-Arts “Vault of heaven” (2010)
Con un prontuario directamente ligado a bandas como Charles Bronson, Das Oath, Holy Molar y Failures, Mark McCoy (el hombre detrás de Arts) tiene bien ganado su lugar en el panteón de la aceleración y el extremismo. Lo curioso es que este proyecto (del cual sólo se había registrado un demo en 2005) no viene por el lado del Powerviolence, el Noisecore o el Hardcore que caracterizaban a los grupos antes mencionados. Claro, aquellos (bueno, aunque sea los dos o tres) que siguieron los pasos musicales de McCoy en los últimos años, notarán que su atención está puesta en el Black Metal, tal como lo demostrara en otros proyectos como Hallow, Haxan y Ancestors. Arts sigue ese planteo, pero lo hace con una impronta que remite claramente a las raíces Hardcore de nuestro muchacho. Son once temas en veintitrés minutos, recubiertos de un sonido áspero y crudo, construidos sobre estructuras frenéticas y manejando un tenso equilibrio entre la violencia más desatada y visceral y las atmósferas más opresivas. McCoy tiene bien aprendida la lección de cómo una grabación austera puede incrementar el aura macabra en el Black Metal y actúa en consecuencia. Pero también sabe que ciertos elementos del Hardcore más extremo (los alaridos desgarrados, los acoples, los riffs simples y caóticos al mismo tiempo, la apabullante sensación de urgencia expresiva) pueden fundirse sin problemas y hasta intensificar el odio misantrópico del Black. En otras palabras, imaginen a No Comment versionando las horas más cáusticas de DarkThrone y estarán cerca de lo propuesto en este “Vault of heaven”. Entre blast-beats descontrolados, guitarras que se expanden saturadas de distorsión, ruidosas ambientaciones pesadillescas y chillidos que estrujan el estómago, McCoy se las arregló para entregar un material tan virulento como personal, que hará las delicias de cualquier amante de la música extrema que se precie de tal.
-Begrime Exemious “Impending funeral of man” (2010)
Con un título como “inminente funeral del hombre” queda bastante claro que lo que escucharemos en este larga duración debut de Begrime Exemious no son precisamente baladas pastorales. Ahora bien, la pregunta es ¿esto es Death o Black Metal? Yo diría que las dos cosas. ¿No fueron, en definitiva, bandas como Venom, Possessed, Slayer o Celtic Frost imprescindibles para el nacimiento de ambos géneros? ¿No comenzó su carrera DarkThrone practicando un oscurísimo Death Metal, antes de erigirse como paladines de la intransigencia Black? ¿Acaso alguien puede negar los climas de absoluta oscuridad y horror blasfemo de grupos como Morbid Angel, Order From Chaos o Incantation? Y, en última instancia, si bandas más bien modernas como Goatwhore, Portal o Mitochondrion pueden moverse entre ambas vertientes, rescatando lo mejor de cada una y esparciendo su espeso halo de energía negativa sobre el mundo, no viene mal que estos canadienses se les sumen en dicha cruzada. Las referencias mencionadas no son gratuitas, claro, aquí se pueden encontrar rastros de todas ellas, aunque el resultado final es claramente personal. Debajo de un sonido áspero y embarrado, el cuarteto se lanza sin miramientos a generar las más escabrosas visiones musicales. A veces lo hacen a toda velocidad, en un torbellino de riffs borroneados y platillos que resuenan en el inconmensurable vacío cósmico, en otras ocasiones marchan a medio tiempo como auténticos guerreros del Apocalipsis y también se animan a bajar las revoluciones en densas letanías alucinógenas capaces de inducir las más asfixiantes pesadillas. Las guitarras va alternando casi constantemente entre riffs de claro sabor noruego y otros que pondrían orgulloso a Trey Azagthoth pero también se hace un lugar para solos y machaques que viajan sin escala a los ochentas más oscuros y primitivos. La voz juega también con todas esas variantes, entre graznidos siniestros, gruñidos guturales y vómitos Celticfrosteros. El punto parece ser alcanzar un equilibrio entre las atmósferas siniestras que el Black supo lograr a fuerza de grabaciones rudimentarias y las ominosas arquitecturas Lovecraftianas que prácticamente definen al mejor Death Metal de la vieja escuela. En fin, da lo mismo en que lado del espectro prefieran ponerlo, la sobrecogedora atmósfera general de esta placa es tan intensa que supera las limitaciones genéricas. Un auténtico viaje de terror (en el buen sentido) que debería atraer a cualquiera que aprecie el Metal extremo en general.
-Beneath The Massacre “Marée noire” (2010)
A raíz de este ep de cinco temas, algunos ya están anunciando una vuelta de Beneath The Massacre al despliegue de técnica exhibido en sus dos primeros trabajos (el ep “Evidence of inequity” de 2005 y el larga duración “Mechanics of Dysfunction” de 2007), como si “Dystopia” (el disco que editaran en 2008) no contara con esas mismas características. Para aquellos no iniciados, la propuesta de estos canadienses puede inscribirse en la línea del Death Metal ultra intrincado que prácticamente define a su país de origen (en términos metaleros, claro está) y que comparten con nombres destacados como Neuraxis y auténticas leyendas del género como Gorguts y Cryptopsy. En efecto, en los escasos trece minutos que dura este “Marée noire” (un nombre que hace referencia a la polución causada por los derrames de petróleo), el cuarteto nos hecha en la cara un maremoto de riffs laberínticos, ritmos enloquecidos, estructuras caóticas, profundos gruñidos y punteos hiperquinéticos que prácticamente no dejan ni un solo resquicio de aire para respirar, salvo en los ocasionales momentos en que se lanzan a machaques trabados y etéreos arreglos de guitarra que remiten claramente a Meshuggah. Queda claro entonces que esto no es material para cazadores de hits ni para oídos con poca tolerancia hacia la sobrecarga sensorial. Hay algo de auto indulgencia en semejante despliegue de virtuosismo, eso es casi inevitable en el género, pero el punto es que toda esa precisión casi inhumana está puesta al servicio de generar sensaciones de violenta confusión y asfixia. O sea, hay un sentido musical y estético detrás de la técnica y eso se hace evidente en la energía avasallante que transmiten las composiciones. Para aquellos no familiarizados con Beneath The Massacre, “Marée noire” puede ser un buen comienzo, ya que su breve duración hace más tolerable la agresión constante y el desparramo de notas. Los demás esperamos con ansias un próximo larga duración que nos siga haciendo rechinar los dientes.
-Beyond Terror Beyond Grace “Our ashes built mountains” (2010)
Admito que a veces puedo ser prejuicioso. Nada del otro mundo, ojo, al fin y al cabo calculo que todo el mundo tiene sus propios procesos y filtros por los cuales decide darle bola o no a tal o cual banda o disco. Y, seamos honestos, un nombre como Beyond Terror Beyond Grace apesta a Metalcore pedorro. Menos mal que, en esta ocasión en particular no hice caso a ese prejuicio porque hubiese cometido un error. Si no me creen, los treinta segundos a puro blast-beat que componen “Mannequins” (el primer tema de este segundo disco de Beyond Terror Beyond Grace) deberían ser suficiente para convencerlos. Y la cosa no se detiene allí. Lo que tenemos aquí son veinte electrizantes temas que parten del Grindcore más rabioso para llegar a parajes inéditos de locura creativa sin bajar ni por un segundo el nivel de intensidad. Ojo, esto no es vieja escuela. Aquí se sienten más bien las influencias de gente como Pig Destroyer, Nasum, Discordance Axis e inclusive algo del Cephalic Carnage más contenido, por así decirlo. Tenemos, por supuesto, los vertiginosos estallidos a puro caos, construidos sobre bases frenéticas, riffs carniceros y enfermizos, y adornados con toda la gama de alaridos que una garganta abusada pueda generar. Pero también hay lugar pasa sombríos pasajes ambientales, riffs con cierto sabor Deathmetalero, abundantes y certeros cambios de ritmo (puede haber cierto tufillo a Powerviolence allí), profuso empleo de samples (no en la vena gore o divertida, sino más bien generando atmósferas de tensión psicótica y aportando texturas sutiles), rebajes provistos de un groove asesino y hasta para momentos de envolvente densidad espiralada, en algún lugar entre el Sludge y el Post-Rock. En fin, si hay algo que queda claro es que estos australianos no se conforman con simplemente seguir las reglas establecidas del género, sino que exploran y se meten en terrenos vírgenes, saliendo airosos de la faena con un álbum donde la violencia y la imaginación se dan la mano sin inconvenientes y se alían para jodernos la cabeza. Absolutamente recomendado para aquellos con ganas de escuchar algo original dentro del Grind.
-Doomed “Doomed to death and damned in hell” (2010)
Mientras aguardamos con ansias el nuevo material de los recientemente reunidos Autopsy, la gente de Aphelion Productions nos entrega en un cómodo pedazo de plástico la discografía completa (consistente de dos ep’s más un tema en vivo) de Doomed, aquel proyecto que compartieran a principios de los noventas Danny Coralles, Chris Reifert (ambos miembros de Autopsy y de Abscess) y Petri Toivonen, y en el cual también participara brevemente Eric Cutler, otro ex Autopsy. Por supuesto, con semejante prontuario, no esperarán ningún tipo de delicadezas. En efecto, lo de Doomed no se alejaba demasiado de las propuestas planteadas por Autopsy en su última época y por Abscess en sus comienzos. Esto es, una cruza entre los aspectos más rudimentarios del Grindcore y el Death Metal, entregados con una energía cruda y visceral de claros tintes Punks. La cosa podía ir a velocidad blast-beat por momentos, replegarse en los más babosos rebajes dumbetas, pasearse por machacones medios tiempos y volver a arrancar a puro tupá-tupá, en algún lugar entre Slayer y Discharge. Si a la ecuación suman algo del primer Celtic Frost, riffs que no necesitan demasiadas notas para cumplir su objetivo y esos típicos solos desquiciados y al borde de la desafinación, ya se pueden hacer una clara imagen sonora de lo que van a encontrar aquí. Resulta curioso que las riendas compositivas (así como las voces) corrieran por cuenta de Toivonen, cuando todo parece indicar que dichas tareas correspondían a Reifert. Cada una de las diez canciones aquí presentadas lleva su sello inimitable (bueno, parece que es imitable al fin de cuentas) de crudeza y putrefacción. En otras palabras, aquellos que nunca se interesaron por estas cuestiones pueden pasar de largo sin problemas ni complejos de ningún tipo. Para los que adoramos la macabra imaginación del buen Reifert y todo lo que nos remita a ella, esto es material de escucha obligatoria.
-Entrails “Tales from the morgue” (2010)
Todos los ingredientes están en su debido lugar. La banda se llama Entrañas, el disco (sucesor de “Reborn”, que en realidad es un demo pero algunos lo consideran como álbum debut) se lama “Historias desde la morgue”, el arte de tapa presenta a una especie de doctor zombie manipulando las entrañas de un cadáver (que presenta un sanguinolento hueco en la cabeza) en una siniestra morgue (claro) mientras al fondo se ve una silueta sangrando, el logo del grupo presenta casi la misma tipografía del viejo Entombed (y de Nihilist, si nos ponemos en obsesivos) y sus integrantes son unos gordos suecos que presentan reglamentarias camperas de cuero y caras de orto. Sí señor, esto es Death Metal de acá a la China y al que pretenda algo más que eso puede dejar de leer inmediatamente. Para el resto, tal vez les interese saber que Entrails nació originalmente en 1991, que se disolvieron rápidamente al no estar conformes con los demos grabados, que Jimmy Lundqvist (también conocido, o desconocido, como Bloodspill e indiscutido líder del asunto) decidió resucitar a la criatura en 2008 y que el grupo cuenta ahora con los talentos de Adde Mitroulis (también miembro de General Surgery y Birdflesh) tras los parches, aunque no llegó a grabar el disco, tarea que quedó en manos de un tal Fredrik Widigs. Bien, como podrán imaginar aquí no hay lugar para demasiadas sutilezas ni vueltas de tuerca, sólo Death Metal de la vieja escuela sueca, rescatando las inmortales enseñanzas de Entombed, Grave, Dismember, Unleashed y demás luminarias del estilo, y sin olvidar, claro, a popes americanos de la putrefacción como Autopsy, Impetigo, Necrophagia o el primer Death. Desde ya, se sacan un rotundo cero en originalidad e ideas propias (más allá de algún que otro rebaje casi dumbeta y algún que otro flirteo ocasional con la melodía, en general en plan “película de terror clase B”) pero las canciones son tan redondas y suenan tan potentes que, por una vez, podemos hacer la vista gorda. Vamos, ¿quién puede resistirse a esas guitarras gordas y rasposas, a esos vozarrones autoritarios y esas bases violentas pero siempre con el toque justo y necesaria de groove? Ok, la mayoría de los riffs suenan a cosas que ya escuchamos miles de veces pero están trabajados de forma tan certera (insisto con el sonido de esas violas, dos auténticas motosierras con insaciable sed de sangre) que se tornan sencillamente irresistibles. En fin, no es material para oídos exigentes ni para exploradores de la vanguardia metalera pero si están enganchados con todo este revival de la vieja escuela seguramente esto los hará pasar un buen rato.
-Kataklysm “Heaven’s venom” (2010)
Siempre me resultó curiosa la notable popularidad de la que goza Kataklysm dentro del universo Deathmetalero. No porque no la merecieran, sino porque se trata de un grupo con una personalidad muy marcada y, a la vez, difícil de encasillar. Pueden ser tremendamente brutales y técnicos pero también se permiten riffs y ritmos gancheros provistos de un groove casi Hardcoroso, pueden sonar épicos, casi emotivos por momentos y sin embargo siempre mantienen una impronta compositiva más bien caótica e intrincada. “Heaven’s venom” (décimo disco de los canadienses) parece presentarse, desde el arte de tapa (por cierto, hay que decir que las tapas de Kataklysm se cuentan entre las más feas del género), como una continuación de “In the arms of devastation” de 2006 y, ciertamente se inscribe en la vertiente más melódica de los creadores del Northern Hyperblast. Si bien las proezas instrumentales siguen estando allí, el foco principal parece estar puesto en riffs que pasan de machaques bien marcados a épicas armonías que por momentos rozan el Metal más tradicional. Las canciones mismas poseen un gancho bastante inmediato, relegando un poco de su costado más retorcido y supliéndolo por una emotividad más directa y visceral. Desde ya, esto no quiere decir que los tipos hayan perdido las mañas, todavía hay lugar para algún que otro cambio de ritmo inesperado, para esos blast-beats envolventes y para el habitual despliegue de musicalidad que separa a Kataklysm del soso Death melódico que tanto abunda hace demasiado tiempo. Por lo demás, no se pueden esperar sorpresas ni rumbos inesperados, Kataklysm ya tiene un sonido definido y a lo sumo van jugando con sus distintas variantes según la ocasión. Lo que es seguro es que se mantienen en un nivel parejo y es difícil que defrauden a sus seguidores.
-Machetazo “Necrocovered” (2010)
Nunca fueron los más innovadores (aunque el Grindcore ruidoso y esquizofrénico que practicaban en sus primeros demos ciertamente tenía su cuota de experimentación) ni nunca les importó serlo. Les basta con ser los más entretenidos, los que componen los temas más gancheros y los que suenan como una impiadosa patada en la entrepierna. Al fin de cuentas, mucho antes de todo este revival Deathmetalero, Machetazo ya prendía velas en el altar de Autopsy (de hecho, el logo del grupo fue diseñado por Chris Reifert, eterno líder de dicho grupo), Necrophagia y demás luminarias de la más visceral y putrefacta crudeza metalera de fines de los ochentas. De hecho, en este ep se lanzan sin pruritos a versionar a cinco de sus grupos preferidos, contando con un vocalista invitado por cada tema. Así, el mencionado Reifert nos escupe en la cara “Sex and violence” (de Carnivore, la banda Crossover que Pete Steele, QEPD, lideró antes de volverse un vampiro) y nos da la más brutal de las bienvenidas. Le sigue Johan Wallin (de General Surgery), poniendo su gruñido al servicio de “Pay to die”, de los no siempre reconocidos Master. Luego el ignoto Skrappar (de los noruegos Lobotomized) hace honor a su nación de origen chillando como un poseso en “Skald Av Satans Sol” de DarkThrone, y queda claro que el primitivismo de Fenriz y Nocturno Culto (Nocturno Bulto, para los amigos) puede contar con un buen sonido y no por eso perder cualidades. Sigue otro clásico, “Tormentor” (de Kreator) con la inconfundible garganta pedregosa de Kam Lee (ex Massacre, actualmente en Bone Gnawer) destruyendo todo a su paso. Hasta ahí el patrón “viejaescuelístico” queda bastante claro pero Machetazo siempre tiene un as bajo la manga (como queda demostrado en los experimentos Noise/Drone con los que han cerrado sus últimos discos) y esta vez viene de la mano de una espesa versión de “Arrastrándose sólo” de los japoneses Corrupted (con la voz invitada de Tim Call de los dumbetas Aldebaran), amos absolutos del Sludge más arrastrado, grave y desolador que puedan imaginar. Para concluir, nada mejor que un medley entre el Crossover oscuro y violento de Septic Death (la banda de Pushead, famoso ilustrador de remeras y artes de tapa de Metallica, aquí rescatada en su tema “Demon”) y la insuperable tenebrosidad Deathmetalera de Obituary (con su clásico “Dying”), ambos unidos en una masa de energía negativa y con los alaridos de Santi, actual miembro de los Grindcore Nashgul y anterior bajista de los mismos Machetazo. En fin, pretender más que un buen rato de amigable diversión violenta sería una necedad. Para aquellos que no tengan problemas con eso, he aquí un delicioso entremés.
-Nominon “Monumentomb” (2010)
Por si no se dieron cuenta, el Death Metal de la vieja escuela se erige actualmente como el revival de moda en el underground metálico. Viejos grupos se reforman (Asphyx, Autopsy, Pestilence, Unanimated, entre otros), otros reciben un reconocimiento que siempre les fue un tanto esquivo (Bolt Thrower, Incantation, Molested, Morgoth, Cianide), Relapse reedita viejas glorias escandinavas (Nirvana 2002, God Macabre, Convulse) y nacen nuevos grupos (Coffins, Hail Of Bullets, Ignivomous, Freakhate, Maim y la lista sigue) que rescatan esa impronta cruda, sucia y primitiva de los años formativos del género. Los muchachos de Nominon son suecos, adoran claramente el sonido embarrado y gordo de aquellos primeros discos de Entombed, Grave y Dismember (entre otros) pero hete aquí que lo vienen haciendo desde 1993, lo cual les da algo de ventaja (al menos en lo que hace a experiencia) sobre gran parte de los nuevos nombres que parecen surgir como hongos luego de la lluvia. “Monumentomb” (sí, candidato al título más pelotudo del año) es su cuarto álbum (sin contar ep’s, compilados, splits, demos y esas cosas) y ya desde la patada inicial de “Mantra reverse”, que arranca a toda velocidad se repliega en un medio tiempo machacón y hasta tiene lugar para un pasaje de tensa calma, queda claro que el quinteto suma a su adoración por la vieja escuela una importante cuota de personalidad e inventiva propia. Lo de quinteto merece una aclaración, ya que en este disco las voces corrieron por cuenta exclusiva de tres cantantes invitados: Johan "Barsk" Thornberg (ex miembro de Insision), Tore Stjerna (productor del disco) y Erik Sahlström (de General Surgery), siendo este último el encargado de poner su garganta en la mayoría de los temas. Volviendo al trabajo en sí, aquí Nominon demuestra un grado de absoluta madurez con nueve composiciones potentes, dinámicas, creativas y sumamente refrescantes. Digamos que si la mayoría de los que intentan revivir el viejo sonido sueco suelen quedarse con el “Left hand path” como referencia, Nominon avanza un poco más hacia la depuración de “Clandestine”, permitiéndose una musicalidad un tanto más intrincada y profunda sin por eso perder el gancho ni la suciedad correspondiente. Entonces, ¿esto es vieja escuela o no? Digamos que tienen el corazoncito claramente anclado en los primeros albores de los noventas pero la mirada va hacia adelante, lo cual siempre es saludable. Si les gusta el buen Death Metal (sea de la época que sea) no lo pueden dejar pasar.
-Snake Face “Ignorant youth” (2010)
“Ignorant youth” es algo así como meter la cabeza en balde de ácido lisérgico mientras alguien lo golpea con un martillo repetidas veces. La sensación de vértigo y mareo es tal que el mundo exterior se desfigura, dibujando formas similares a las que ilustran el arte de tapa de este álbum debut de estos jóvenes australianos. Los sentidos se sobrecargan y la adrenalina fluye a torrentes y, cuando ya estamos en el punto más álgido de excitación y frenesí, el viaje se termina. Sí, en sólo once minutos y medio estos muchachos apiñan catorce estallidos de puro caos surrealista con un corazón claramente Hardcore. Podemos hablar de Powerviolence, si quieren, y allí tenemos esos riffs que son como retazos del D.R.I. más cáustico, enmarcados en ráfagas que se pueden disparar en cualquier dirección. También tenemos los acoples correspondientes, los empantanados flirteos con el Sludge, los pasajes de pura cepa Hardcore/Punk que pueden remitir a Black Flag o Circle Jerks sin problemas, los machaques casi Thrashers cubiertos de mugre, los alaridos crudos y desprolijos y esa efervescencia juvenil, desprejuiciada y tremendamente energética. No por nada se suele comparar a Snake Face con nombres como Trash Talk y Ceremony. Pero esto no es ninguna copia de nadie. La espontaneidad y la frescura con que el quinteto encara sus composiciones les permite jugar con una gama de variantes bastante amplia (hasta hay breves pasajes con guitarras limpias, algo no muy común en estos terrenos), siempre puesta al servicio de hacer hervir la sangre y deformar las percepciones. En fin, se nota que todavía tienen más para dar pero un debut con tantas ideas e intensidad es un evento como para no dejar pasar.
-Sound Of Detestation “Ge Fan I Våra Liv” (2010)
Son suecos y hacen Grindcore, ¿a qué no adivinan en el tributo a qué desaparecida banda cuyo fallecido cantante solía portar continuamente una simpática gorrita participaron? Sí señor, la huella que Nasum dejó en el Grindcore sueco es imborrable y así lo demuestra la infinidad de bandas (Splitter, Gadget, Infanticide, Exhale y siguen las firmas) que surgen allí tratando de emular su particular marca registrada de Grindcore vieja escuela con sonido modernizado y altas dosis de Crust, groove y melodía. Sound Of Detestation, por supuesto, parte de esa base pero en lugar de quedarse en la mera adulación (y que conste que no tengo nada en contra de ella) ponen todo su empeño en hacer evolucionar ese sonido y llevarlo a nuevos estadíos creativos. Desde ya, nadie puede esperar que superen a los originales (porque, en definitiva, se trata de diferentes contextos) pero es saludable la intención de aportar una visión más personal al asunto. Entonces, ¿esto es como un Nasum más experimental? Podría decirse, sí. Digamos que si aquellos se destacaron, entre otras cosas, por aportarle melodías y texturas a un género como el Grindcore (por lo general, poco amigo de esas cosas), Sound Of Detestation lleva las cosas más allá, incorporando riffs disonantes, una precisión instrumental que roza el Death técnico o el Mathcore y, principalmente, atmósferas y rebajes que no desentonarían en los momentos más álgidos de bandas como Isis y Neurosis. Y lo mejor de todo es que la mezcla no suena en absoluto forzada, por el contrario, dichos elementos no hacen más que intensificar la rabia salvaje y descontrolada del disco aportándole una nueva dimensión a esas sensaciones. Y, claro, también ayuda que el sonido mantenga esa potencia física y esa claridad que hace que podamos escuchar hasta el más ínfimo detalle enterrado entre cada blast-beat. Y ni hablemos de esos alaridos que hacen hervir la sangre, de esos arranques Crustys que invitan (más bien obligan) al pogo más ensañado y de la certera versatilidad que demuestra la guitarra disparando riffs con una vasta gama de variantes e influencias pero siempre manteniendo el poder de síntesis y la impronta agresiva que el género requiere. Si son de aquellos que aprecian y siguen de cerca la constante evolución del Grindcore, yo les recomendaría que no pierdan de vista a esta gente.
-Tombstones “Not for the squeamish” (2010)
Un arte de tapa comiquero, un logo que chorrea (puede ser sangre, moco, pus o cualquier otro tipo de fluido. El blanco y negro nos abre las posibilidades), un pulpo Cthuliano empuñando una guitarra, amplificadores en llamas y una especie de doctor zombie asiendo una jeringa rellena de sangre y portando un smile en su gorrito. Sí señores, volvió la pelotudez en su mayor esplendor. Tombstones es el nuevo proyecto de Stevo Dobbins (acompañado por dos tipos que tocan en un montón de bandas que no conozco ni creo que jamás vaya a conocer), vocalista de los legendarios Impetigo y eso significa que nada puede salir mal. Esto es Death Metal crudo, cavernícola, de guitarras como motosierras que vomitan riffs tan simples que son geniales, de bases rudimentarias a las que sólo les interesa repartir palo y más palo pero no les da el cuero para tocar blast-beats. Vamos, todo aquello que hizo de Impetigo una de las bandas más atractivas y divertidas de fines de los ochentas y principios de los noventas. Hasta hay un tema llamado “Re-ORGAN-ized”, un claro guiño al clásico “Dis-Organ-Ized” de dicho grupo. Tenemos dieciséis temas en poco menos de media hora, la mayoría enmarcados entre interludios hablados al mejor estilo “Tales from the crypt”, todos construidos sobre estructuras básicas y tremendamente gancheras, con un sonido natural y mugriento, despojado de cualquier pretensión de superproducción. Justamente en esa falta de pretensiones, en ese despojo es que se encuentra la gracia de Tombstones. Aquí no hay elaboraciones sesudas, instrumentaciones complejas ni ningún tipo de profundidad conceptual o musical. Es lo más parecido a un buen disco de jodido Punk-Rock que el Death Metal pudo lograr en mucho tiempo, y lo que le pueda faltar en ideas lo suplen con una frescura sencillamente irresistible. Claro, hoy en día hay varios grupos tratando de revivir la magia simple y directa de clásicos como Celtic Frost, Autopsy, Necrophagia o el primer Death, pero pocos lo han logrado de forma tan certera como Stevo y los suyos. Diversión asegurada o le devolvemos su masa encefálica masticada por muertos vivientes.
-Arts “Vault of heaven” (2010)
Con un prontuario directamente ligado a bandas como Charles Bronson, Das Oath, Holy Molar y Failures, Mark McCoy (el hombre detrás de Arts) tiene bien ganado su lugar en el panteón de la aceleración y el extremismo. Lo curioso es que este proyecto (del cual sólo se había registrado un demo en 2005) no viene por el lado del Powerviolence, el Noisecore o el Hardcore que caracterizaban a los grupos antes mencionados. Claro, aquellos (bueno, aunque sea los dos o tres) que siguieron los pasos musicales de McCoy en los últimos años, notarán que su atención está puesta en el Black Metal, tal como lo demostrara en otros proyectos como Hallow, Haxan y Ancestors. Arts sigue ese planteo, pero lo hace con una impronta que remite claramente a las raíces Hardcore de nuestro muchacho. Son once temas en veintitrés minutos, recubiertos de un sonido áspero y crudo, construidos sobre estructuras frenéticas y manejando un tenso equilibrio entre la violencia más desatada y visceral y las atmósferas más opresivas. McCoy tiene bien aprendida la lección de cómo una grabación austera puede incrementar el aura macabra en el Black Metal y actúa en consecuencia. Pero también sabe que ciertos elementos del Hardcore más extremo (los alaridos desgarrados, los acoples, los riffs simples y caóticos al mismo tiempo, la apabullante sensación de urgencia expresiva) pueden fundirse sin problemas y hasta intensificar el odio misantrópico del Black. En otras palabras, imaginen a No Comment versionando las horas más cáusticas de DarkThrone y estarán cerca de lo propuesto en este “Vault of heaven”. Entre blast-beats descontrolados, guitarras que se expanden saturadas de distorsión, ruidosas ambientaciones pesadillescas y chillidos que estrujan el estómago, McCoy se las arregló para entregar un material tan virulento como personal, que hará las delicias de cualquier amante de la música extrema que se precie de tal.
-Begrime Exemious “Impending funeral of man” (2010)
Con un título como “inminente funeral del hombre” queda bastante claro que lo que escucharemos en este larga duración debut de Begrime Exemious no son precisamente baladas pastorales. Ahora bien, la pregunta es ¿esto es Death o Black Metal? Yo diría que las dos cosas. ¿No fueron, en definitiva, bandas como Venom, Possessed, Slayer o Celtic Frost imprescindibles para el nacimiento de ambos géneros? ¿No comenzó su carrera DarkThrone practicando un oscurísimo Death Metal, antes de erigirse como paladines de la intransigencia Black? ¿Acaso alguien puede negar los climas de absoluta oscuridad y horror blasfemo de grupos como Morbid Angel, Order From Chaos o Incantation? Y, en última instancia, si bandas más bien modernas como Goatwhore, Portal o Mitochondrion pueden moverse entre ambas vertientes, rescatando lo mejor de cada una y esparciendo su espeso halo de energía negativa sobre el mundo, no viene mal que estos canadienses se les sumen en dicha cruzada. Las referencias mencionadas no son gratuitas, claro, aquí se pueden encontrar rastros de todas ellas, aunque el resultado final es claramente personal. Debajo de un sonido áspero y embarrado, el cuarteto se lanza sin miramientos a generar las más escabrosas visiones musicales. A veces lo hacen a toda velocidad, en un torbellino de riffs borroneados y platillos que resuenan en el inconmensurable vacío cósmico, en otras ocasiones marchan a medio tiempo como auténticos guerreros del Apocalipsis y también se animan a bajar las revoluciones en densas letanías alucinógenas capaces de inducir las más asfixiantes pesadillas. Las guitarras va alternando casi constantemente entre riffs de claro sabor noruego y otros que pondrían orgulloso a Trey Azagthoth pero también se hace un lugar para solos y machaques que viajan sin escala a los ochentas más oscuros y primitivos. La voz juega también con todas esas variantes, entre graznidos siniestros, gruñidos guturales y vómitos Celticfrosteros. El punto parece ser alcanzar un equilibrio entre las atmósferas siniestras que el Black supo lograr a fuerza de grabaciones rudimentarias y las ominosas arquitecturas Lovecraftianas que prácticamente definen al mejor Death Metal de la vieja escuela. En fin, da lo mismo en que lado del espectro prefieran ponerlo, la sobrecogedora atmósfera general de esta placa es tan intensa que supera las limitaciones genéricas. Un auténtico viaje de terror (en el buen sentido) que debería atraer a cualquiera que aprecie el Metal extremo en general.
-Beneath The Massacre “Marée noire” (2010)
A raíz de este ep de cinco temas, algunos ya están anunciando una vuelta de Beneath The Massacre al despliegue de técnica exhibido en sus dos primeros trabajos (el ep “Evidence of inequity” de 2005 y el larga duración “Mechanics of Dysfunction” de 2007), como si “Dystopia” (el disco que editaran en 2008) no contara con esas mismas características. Para aquellos no iniciados, la propuesta de estos canadienses puede inscribirse en la línea del Death Metal ultra intrincado que prácticamente define a su país de origen (en términos metaleros, claro está) y que comparten con nombres destacados como Neuraxis y auténticas leyendas del género como Gorguts y Cryptopsy. En efecto, en los escasos trece minutos que dura este “Marée noire” (un nombre que hace referencia a la polución causada por los derrames de petróleo), el cuarteto nos hecha en la cara un maremoto de riffs laberínticos, ritmos enloquecidos, estructuras caóticas, profundos gruñidos y punteos hiperquinéticos que prácticamente no dejan ni un solo resquicio de aire para respirar, salvo en los ocasionales momentos en que se lanzan a machaques trabados y etéreos arreglos de guitarra que remiten claramente a Meshuggah. Queda claro entonces que esto no es material para cazadores de hits ni para oídos con poca tolerancia hacia la sobrecarga sensorial. Hay algo de auto indulgencia en semejante despliegue de virtuosismo, eso es casi inevitable en el género, pero el punto es que toda esa precisión casi inhumana está puesta al servicio de generar sensaciones de violenta confusión y asfixia. O sea, hay un sentido musical y estético detrás de la técnica y eso se hace evidente en la energía avasallante que transmiten las composiciones. Para aquellos no familiarizados con Beneath The Massacre, “Marée noire” puede ser un buen comienzo, ya que su breve duración hace más tolerable la agresión constante y el desparramo de notas. Los demás esperamos con ansias un próximo larga duración que nos siga haciendo rechinar los dientes.
-Beyond Terror Beyond Grace “Our ashes built mountains” (2010)
Admito que a veces puedo ser prejuicioso. Nada del otro mundo, ojo, al fin y al cabo calculo que todo el mundo tiene sus propios procesos y filtros por los cuales decide darle bola o no a tal o cual banda o disco. Y, seamos honestos, un nombre como Beyond Terror Beyond Grace apesta a Metalcore pedorro. Menos mal que, en esta ocasión en particular no hice caso a ese prejuicio porque hubiese cometido un error. Si no me creen, los treinta segundos a puro blast-beat que componen “Mannequins” (el primer tema de este segundo disco de Beyond Terror Beyond Grace) deberían ser suficiente para convencerlos. Y la cosa no se detiene allí. Lo que tenemos aquí son veinte electrizantes temas que parten del Grindcore más rabioso para llegar a parajes inéditos de locura creativa sin bajar ni por un segundo el nivel de intensidad. Ojo, esto no es vieja escuela. Aquí se sienten más bien las influencias de gente como Pig Destroyer, Nasum, Discordance Axis e inclusive algo del Cephalic Carnage más contenido, por así decirlo. Tenemos, por supuesto, los vertiginosos estallidos a puro caos, construidos sobre bases frenéticas, riffs carniceros y enfermizos, y adornados con toda la gama de alaridos que una garganta abusada pueda generar. Pero también hay lugar pasa sombríos pasajes ambientales, riffs con cierto sabor Deathmetalero, abundantes y certeros cambios de ritmo (puede haber cierto tufillo a Powerviolence allí), profuso empleo de samples (no en la vena gore o divertida, sino más bien generando atmósferas de tensión psicótica y aportando texturas sutiles), rebajes provistos de un groove asesino y hasta para momentos de envolvente densidad espiralada, en algún lugar entre el Sludge y el Post-Rock. En fin, si hay algo que queda claro es que estos australianos no se conforman con simplemente seguir las reglas establecidas del género, sino que exploran y se meten en terrenos vírgenes, saliendo airosos de la faena con un álbum donde la violencia y la imaginación se dan la mano sin inconvenientes y se alían para jodernos la cabeza. Absolutamente recomendado para aquellos con ganas de escuchar algo original dentro del Grind.
-Doomed “Doomed to death and damned in hell” (2010)
Mientras aguardamos con ansias el nuevo material de los recientemente reunidos Autopsy, la gente de Aphelion Productions nos entrega en un cómodo pedazo de plástico la discografía completa (consistente de dos ep’s más un tema en vivo) de Doomed, aquel proyecto que compartieran a principios de los noventas Danny Coralles, Chris Reifert (ambos miembros de Autopsy y de Abscess) y Petri Toivonen, y en el cual también participara brevemente Eric Cutler, otro ex Autopsy. Por supuesto, con semejante prontuario, no esperarán ningún tipo de delicadezas. En efecto, lo de Doomed no se alejaba demasiado de las propuestas planteadas por Autopsy en su última época y por Abscess en sus comienzos. Esto es, una cruza entre los aspectos más rudimentarios del Grindcore y el Death Metal, entregados con una energía cruda y visceral de claros tintes Punks. La cosa podía ir a velocidad blast-beat por momentos, replegarse en los más babosos rebajes dumbetas, pasearse por machacones medios tiempos y volver a arrancar a puro tupá-tupá, en algún lugar entre Slayer y Discharge. Si a la ecuación suman algo del primer Celtic Frost, riffs que no necesitan demasiadas notas para cumplir su objetivo y esos típicos solos desquiciados y al borde de la desafinación, ya se pueden hacer una clara imagen sonora de lo que van a encontrar aquí. Resulta curioso que las riendas compositivas (así como las voces) corrieran por cuenta de Toivonen, cuando todo parece indicar que dichas tareas correspondían a Reifert. Cada una de las diez canciones aquí presentadas lleva su sello inimitable (bueno, parece que es imitable al fin de cuentas) de crudeza y putrefacción. En otras palabras, aquellos que nunca se interesaron por estas cuestiones pueden pasar de largo sin problemas ni complejos de ningún tipo. Para los que adoramos la macabra imaginación del buen Reifert y todo lo que nos remita a ella, esto es material de escucha obligatoria.
-Entrails “Tales from the morgue” (2010)
Todos los ingredientes están en su debido lugar. La banda se llama Entrañas, el disco (sucesor de “Reborn”, que en realidad es un demo pero algunos lo consideran como álbum debut) se lama “Historias desde la morgue”, el arte de tapa presenta a una especie de doctor zombie manipulando las entrañas de un cadáver (que presenta un sanguinolento hueco en la cabeza) en una siniestra morgue (claro) mientras al fondo se ve una silueta sangrando, el logo del grupo presenta casi la misma tipografía del viejo Entombed (y de Nihilist, si nos ponemos en obsesivos) y sus integrantes son unos gordos suecos que presentan reglamentarias camperas de cuero y caras de orto. Sí señor, esto es Death Metal de acá a la China y al que pretenda algo más que eso puede dejar de leer inmediatamente. Para el resto, tal vez les interese saber que Entrails nació originalmente en 1991, que se disolvieron rápidamente al no estar conformes con los demos grabados, que Jimmy Lundqvist (también conocido, o desconocido, como Bloodspill e indiscutido líder del asunto) decidió resucitar a la criatura en 2008 y que el grupo cuenta ahora con los talentos de Adde Mitroulis (también miembro de General Surgery y Birdflesh) tras los parches, aunque no llegó a grabar el disco, tarea que quedó en manos de un tal Fredrik Widigs. Bien, como podrán imaginar aquí no hay lugar para demasiadas sutilezas ni vueltas de tuerca, sólo Death Metal de la vieja escuela sueca, rescatando las inmortales enseñanzas de Entombed, Grave, Dismember, Unleashed y demás luminarias del estilo, y sin olvidar, claro, a popes americanos de la putrefacción como Autopsy, Impetigo, Necrophagia o el primer Death. Desde ya, se sacan un rotundo cero en originalidad e ideas propias (más allá de algún que otro rebaje casi dumbeta y algún que otro flirteo ocasional con la melodía, en general en plan “película de terror clase B”) pero las canciones son tan redondas y suenan tan potentes que, por una vez, podemos hacer la vista gorda. Vamos, ¿quién puede resistirse a esas guitarras gordas y rasposas, a esos vozarrones autoritarios y esas bases violentas pero siempre con el toque justo y necesaria de groove? Ok, la mayoría de los riffs suenan a cosas que ya escuchamos miles de veces pero están trabajados de forma tan certera (insisto con el sonido de esas violas, dos auténticas motosierras con insaciable sed de sangre) que se tornan sencillamente irresistibles. En fin, no es material para oídos exigentes ni para exploradores de la vanguardia metalera pero si están enganchados con todo este revival de la vieja escuela seguramente esto los hará pasar un buen rato.
-Kataklysm “Heaven’s venom” (2010)
Siempre me resultó curiosa la notable popularidad de la que goza Kataklysm dentro del universo Deathmetalero. No porque no la merecieran, sino porque se trata de un grupo con una personalidad muy marcada y, a la vez, difícil de encasillar. Pueden ser tremendamente brutales y técnicos pero también se permiten riffs y ritmos gancheros provistos de un groove casi Hardcoroso, pueden sonar épicos, casi emotivos por momentos y sin embargo siempre mantienen una impronta compositiva más bien caótica e intrincada. “Heaven’s venom” (décimo disco de los canadienses) parece presentarse, desde el arte de tapa (por cierto, hay que decir que las tapas de Kataklysm se cuentan entre las más feas del género), como una continuación de “In the arms of devastation” de 2006 y, ciertamente se inscribe en la vertiente más melódica de los creadores del Northern Hyperblast. Si bien las proezas instrumentales siguen estando allí, el foco principal parece estar puesto en riffs que pasan de machaques bien marcados a épicas armonías que por momentos rozan el Metal más tradicional. Las canciones mismas poseen un gancho bastante inmediato, relegando un poco de su costado más retorcido y supliéndolo por una emotividad más directa y visceral. Desde ya, esto no quiere decir que los tipos hayan perdido las mañas, todavía hay lugar para algún que otro cambio de ritmo inesperado, para esos blast-beats envolventes y para el habitual despliegue de musicalidad que separa a Kataklysm del soso Death melódico que tanto abunda hace demasiado tiempo. Por lo demás, no se pueden esperar sorpresas ni rumbos inesperados, Kataklysm ya tiene un sonido definido y a lo sumo van jugando con sus distintas variantes según la ocasión. Lo que es seguro es que se mantienen en un nivel parejo y es difícil que defrauden a sus seguidores.
-Machetazo “Necrocovered” (2010)
Nunca fueron los más innovadores (aunque el Grindcore ruidoso y esquizofrénico que practicaban en sus primeros demos ciertamente tenía su cuota de experimentación) ni nunca les importó serlo. Les basta con ser los más entretenidos, los que componen los temas más gancheros y los que suenan como una impiadosa patada en la entrepierna. Al fin de cuentas, mucho antes de todo este revival Deathmetalero, Machetazo ya prendía velas en el altar de Autopsy (de hecho, el logo del grupo fue diseñado por Chris Reifert, eterno líder de dicho grupo), Necrophagia y demás luminarias de la más visceral y putrefacta crudeza metalera de fines de los ochentas. De hecho, en este ep se lanzan sin pruritos a versionar a cinco de sus grupos preferidos, contando con un vocalista invitado por cada tema. Así, el mencionado Reifert nos escupe en la cara “Sex and violence” (de Carnivore, la banda Crossover que Pete Steele, QEPD, lideró antes de volverse un vampiro) y nos da la más brutal de las bienvenidas. Le sigue Johan Wallin (de General Surgery), poniendo su gruñido al servicio de “Pay to die”, de los no siempre reconocidos Master. Luego el ignoto Skrappar (de los noruegos Lobotomized) hace honor a su nación de origen chillando como un poseso en “Skald Av Satans Sol” de DarkThrone, y queda claro que el primitivismo de Fenriz y Nocturno Culto (Nocturno Bulto, para los amigos) puede contar con un buen sonido y no por eso perder cualidades. Sigue otro clásico, “Tormentor” (de Kreator) con la inconfundible garganta pedregosa de Kam Lee (ex Massacre, actualmente en Bone Gnawer) destruyendo todo a su paso. Hasta ahí el patrón “viejaescuelístico” queda bastante claro pero Machetazo siempre tiene un as bajo la manga (como queda demostrado en los experimentos Noise/Drone con los que han cerrado sus últimos discos) y esta vez viene de la mano de una espesa versión de “Arrastrándose sólo” de los japoneses Corrupted (con la voz invitada de Tim Call de los dumbetas Aldebaran), amos absolutos del Sludge más arrastrado, grave y desolador que puedan imaginar. Para concluir, nada mejor que un medley entre el Crossover oscuro y violento de Septic Death (la banda de Pushead, famoso ilustrador de remeras y artes de tapa de Metallica, aquí rescatada en su tema “Demon”) y la insuperable tenebrosidad Deathmetalera de Obituary (con su clásico “Dying”), ambos unidos en una masa de energía negativa y con los alaridos de Santi, actual miembro de los Grindcore Nashgul y anterior bajista de los mismos Machetazo. En fin, pretender más que un buen rato de amigable diversión violenta sería una necedad. Para aquellos que no tengan problemas con eso, he aquí un delicioso entremés.
-Nominon “Monumentomb” (2010)
Por si no se dieron cuenta, el Death Metal de la vieja escuela se erige actualmente como el revival de moda en el underground metálico. Viejos grupos se reforman (Asphyx, Autopsy, Pestilence, Unanimated, entre otros), otros reciben un reconocimiento que siempre les fue un tanto esquivo (Bolt Thrower, Incantation, Molested, Morgoth, Cianide), Relapse reedita viejas glorias escandinavas (Nirvana 2002, God Macabre, Convulse) y nacen nuevos grupos (Coffins, Hail Of Bullets, Ignivomous, Freakhate, Maim y la lista sigue) que rescatan esa impronta cruda, sucia y primitiva de los años formativos del género. Los muchachos de Nominon son suecos, adoran claramente el sonido embarrado y gordo de aquellos primeros discos de Entombed, Grave y Dismember (entre otros) pero hete aquí que lo vienen haciendo desde 1993, lo cual les da algo de ventaja (al menos en lo que hace a experiencia) sobre gran parte de los nuevos nombres que parecen surgir como hongos luego de la lluvia. “Monumentomb” (sí, candidato al título más pelotudo del año) es su cuarto álbum (sin contar ep’s, compilados, splits, demos y esas cosas) y ya desde la patada inicial de “Mantra reverse”, que arranca a toda velocidad se repliega en un medio tiempo machacón y hasta tiene lugar para un pasaje de tensa calma, queda claro que el quinteto suma a su adoración por la vieja escuela una importante cuota de personalidad e inventiva propia. Lo de quinteto merece una aclaración, ya que en este disco las voces corrieron por cuenta exclusiva de tres cantantes invitados: Johan "Barsk" Thornberg (ex miembro de Insision), Tore Stjerna (productor del disco) y Erik Sahlström (de General Surgery), siendo este último el encargado de poner su garganta en la mayoría de los temas. Volviendo al trabajo en sí, aquí Nominon demuestra un grado de absoluta madurez con nueve composiciones potentes, dinámicas, creativas y sumamente refrescantes. Digamos que si la mayoría de los que intentan revivir el viejo sonido sueco suelen quedarse con el “Left hand path” como referencia, Nominon avanza un poco más hacia la depuración de “Clandestine”, permitiéndose una musicalidad un tanto más intrincada y profunda sin por eso perder el gancho ni la suciedad correspondiente. Entonces, ¿esto es vieja escuela o no? Digamos que tienen el corazoncito claramente anclado en los primeros albores de los noventas pero la mirada va hacia adelante, lo cual siempre es saludable. Si les gusta el buen Death Metal (sea de la época que sea) no lo pueden dejar pasar.
-Snake Face “Ignorant youth” (2010)
“Ignorant youth” es algo así como meter la cabeza en balde de ácido lisérgico mientras alguien lo golpea con un martillo repetidas veces. La sensación de vértigo y mareo es tal que el mundo exterior se desfigura, dibujando formas similares a las que ilustran el arte de tapa de este álbum debut de estos jóvenes australianos. Los sentidos se sobrecargan y la adrenalina fluye a torrentes y, cuando ya estamos en el punto más álgido de excitación y frenesí, el viaje se termina. Sí, en sólo once minutos y medio estos muchachos apiñan catorce estallidos de puro caos surrealista con un corazón claramente Hardcore. Podemos hablar de Powerviolence, si quieren, y allí tenemos esos riffs que son como retazos del D.R.I. más cáustico, enmarcados en ráfagas que se pueden disparar en cualquier dirección. También tenemos los acoples correspondientes, los empantanados flirteos con el Sludge, los pasajes de pura cepa Hardcore/Punk que pueden remitir a Black Flag o Circle Jerks sin problemas, los machaques casi Thrashers cubiertos de mugre, los alaridos crudos y desprolijos y esa efervescencia juvenil, desprejuiciada y tremendamente energética. No por nada se suele comparar a Snake Face con nombres como Trash Talk y Ceremony. Pero esto no es ninguna copia de nadie. La espontaneidad y la frescura con que el quinteto encara sus composiciones les permite jugar con una gama de variantes bastante amplia (hasta hay breves pasajes con guitarras limpias, algo no muy común en estos terrenos), siempre puesta al servicio de hacer hervir la sangre y deformar las percepciones. En fin, se nota que todavía tienen más para dar pero un debut con tantas ideas e intensidad es un evento como para no dejar pasar.
-Sound Of Detestation “Ge Fan I Våra Liv” (2010)
Son suecos y hacen Grindcore, ¿a qué no adivinan en el tributo a qué desaparecida banda cuyo fallecido cantante solía portar continuamente una simpática gorrita participaron? Sí señor, la huella que Nasum dejó en el Grindcore sueco es imborrable y así lo demuestra la infinidad de bandas (Splitter, Gadget, Infanticide, Exhale y siguen las firmas) que surgen allí tratando de emular su particular marca registrada de Grindcore vieja escuela con sonido modernizado y altas dosis de Crust, groove y melodía. Sound Of Detestation, por supuesto, parte de esa base pero en lugar de quedarse en la mera adulación (y que conste que no tengo nada en contra de ella) ponen todo su empeño en hacer evolucionar ese sonido y llevarlo a nuevos estadíos creativos. Desde ya, nadie puede esperar que superen a los originales (porque, en definitiva, se trata de diferentes contextos) pero es saludable la intención de aportar una visión más personal al asunto. Entonces, ¿esto es como un Nasum más experimental? Podría decirse, sí. Digamos que si aquellos se destacaron, entre otras cosas, por aportarle melodías y texturas a un género como el Grindcore (por lo general, poco amigo de esas cosas), Sound Of Detestation lleva las cosas más allá, incorporando riffs disonantes, una precisión instrumental que roza el Death técnico o el Mathcore y, principalmente, atmósferas y rebajes que no desentonarían en los momentos más álgidos de bandas como Isis y Neurosis. Y lo mejor de todo es que la mezcla no suena en absoluto forzada, por el contrario, dichos elementos no hacen más que intensificar la rabia salvaje y descontrolada del disco aportándole una nueva dimensión a esas sensaciones. Y, claro, también ayuda que el sonido mantenga esa potencia física y esa claridad que hace que podamos escuchar hasta el más ínfimo detalle enterrado entre cada blast-beat. Y ni hablemos de esos alaridos que hacen hervir la sangre, de esos arranques Crustys que invitan (más bien obligan) al pogo más ensañado y de la certera versatilidad que demuestra la guitarra disparando riffs con una vasta gama de variantes e influencias pero siempre manteniendo el poder de síntesis y la impronta agresiva que el género requiere. Si son de aquellos que aprecian y siguen de cerca la constante evolución del Grindcore, yo les recomendaría que no pierdan de vista a esta gente.
-Tombstones “Not for the squeamish” (2010)
Un arte de tapa comiquero, un logo que chorrea (puede ser sangre, moco, pus o cualquier otro tipo de fluido. El blanco y negro nos abre las posibilidades), un pulpo Cthuliano empuñando una guitarra, amplificadores en llamas y una especie de doctor zombie asiendo una jeringa rellena de sangre y portando un smile en su gorrito. Sí señores, volvió la pelotudez en su mayor esplendor. Tombstones es el nuevo proyecto de Stevo Dobbins (acompañado por dos tipos que tocan en un montón de bandas que no conozco ni creo que jamás vaya a conocer), vocalista de los legendarios Impetigo y eso significa que nada puede salir mal. Esto es Death Metal crudo, cavernícola, de guitarras como motosierras que vomitan riffs tan simples que son geniales, de bases rudimentarias a las que sólo les interesa repartir palo y más palo pero no les da el cuero para tocar blast-beats. Vamos, todo aquello que hizo de Impetigo una de las bandas más atractivas y divertidas de fines de los ochentas y principios de los noventas. Hasta hay un tema llamado “Re-ORGAN-ized”, un claro guiño al clásico “Dis-Organ-Ized” de dicho grupo. Tenemos dieciséis temas en poco menos de media hora, la mayoría enmarcados entre interludios hablados al mejor estilo “Tales from the crypt”, todos construidos sobre estructuras básicas y tremendamente gancheras, con un sonido natural y mugriento, despojado de cualquier pretensión de superproducción. Justamente en esa falta de pretensiones, en ese despojo es que se encuentra la gracia de Tombstones. Aquí no hay elaboraciones sesudas, instrumentaciones complejas ni ningún tipo de profundidad conceptual o musical. Es lo más parecido a un buen disco de jodido Punk-Rock que el Death Metal pudo lograr en mucho tiempo, y lo que le pueda faltar en ideas lo suplen con una frescura sencillamente irresistible. Claro, hoy en día hay varios grupos tratando de revivir la magia simple y directa de clásicos como Celtic Frost, Autopsy, Necrophagia o el primer Death, pero pocos lo han logrado de forma tan certera como Stevo y los suyos. Diversión asegurada o le devolvemos su masa encefálica masticada por muertos vivientes.